MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

En Tula: sin vivienda, sin hogar

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¿Puede imaginar usted, amable lector, la angustia y desesperación que significan quedarse sin casa en unas horas, perder casi en un instante lo construido como producto del esfuerzo de muchos años, de toda una vida? ¿Podemos ponernos por un instante en los zapatos de quienes, a consecuencia de un temblor o de un desgajamiento de un cerro, o por una terrible inundación se quedaron sin hogar, sin enseres domésticos, sin ropa, etc.? 

Así, en esas condiciones se encuentran miles de familias en Tula, Hidalgo, y en Ecatepec, Estado de México, al inundarse sus casas por el desbordamientos de los ríos, y, a decir del propio presidente de la República, 110 mil viviendas más dañadas por el huracán Grace en los estados de Veracruz, Puebla e Hidalgo. No debemos olvidar a los miles de afectados de Tabasco, en la zona de los Chontales, inundada el año pasado por decisión presidencial. También debemos contabilizar a las cientos de colonias de la zona sur de Pachuca, Hidalgo que año tras año se inundan sin que hasta el momento se ponga remedio. 

Quienes se quedaron sin casa en Tula están desesperados (supongo que también los afectados de los otros municipios y estados), pues a mes y medio de la inundación aún no ven alternativa para recuperar sus viviendas, y en algunos casos sus enseres domésticos; y la zozobra los agobia ante el rumor de que solamente serán apoyados para reconstruir sus casas con 35 mil pesos por parte del gobierno federal; y muchos de los afectados también perdieron su empleo. Si en todos los casos el gobierno está obligado por ley a hacer frente a las afectaciones por los desastres naturales, en Tula está triplemente obligado, porque es el responsable directo de las inundaciones, pues como se ha documentado, el desbordamiento del río Tula no fue a consecuencia de lluvias atípicas: “No fue un “fenómeno natural”, como señalan las autoridades, ni un hecho aislado: fue un efecto predecible derivado de un manejo político del drenaje en el Valle de México, donde se ubica la Ciudad de México y su zona conurbada. Este manejo siempre ha privilegiado las zonas céntricas y de mayor plusvalía, mientras se han sacrificado las zonas periféricas y marginadas. El gobierno de Hidalgo y el federal han insistido en que las inundaciones fueron causadas por “un fenómeno natural” ya que “había mucha lluvia” y se encontraban llenas las presas desde la semana anterior. Sin embargo, esto es un dato engañoso. Lo que hizo que el Río Tula se desbordara no fue el desfogue combinado de la Presa Danxhó (50 metros cúbicos por segundo) y la Presa Requena (120 metros cúbicos), ya que el río tiene la capacidad de conducir 250 metros cúbicos por segundo. Lo que ocasionó que el río se desbordara fue el torrente adicional, de al menos 220 metros cúbicos, de aguas negras y pluviales provenientes del Valle de México que la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) y el Sistema de Aguas de Ciudad de México (SACMEX) mandaron al Valle de Mezquital” (Washington Post, 20 de septiembre, artículo del Dr. Dean Chahim).

Ante estas tragedias, ¿dónde está la 4T? ¿Dónde la política de “apoyo y bienestar” del gobierno federal? A casi dos meses de la tragedia que afectó a Tula y varios municipios del Valle del Mezquital, el presidente López Obrador ha brillado por su ausencia; no ha puesto un pie en Tula a pesar de haberse comprometido a visitar la zona damnificada, ¿por qué? ¿Le teme a los posibles y justos reclamos? ¿Solo le gusta visitar donde tiene garantizados los aplausos de sus chairos? Y, entonces, ¿dónde quedó el pueblo bueno? 

Vecino de Tula, no te quedes viviendo solo tu angustia y desesperación. Hay que unirse, organizarse y emprender la lucha justa para que se indemnice a todos los afectados; solo el pueblo unido será escuchado en este gobierno de oropel y mentiras.

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