Después de un año y medio del confinamiento declarado por las autoridades sanitarias y gubernamentales de nuestro país debido al virus SARS-CoV-2, luego de 3.43 millones casos confirmados y 263 mil muertes desde que inició la pandemia, después de estar comprobado y tener conocimiento de que la variante Delta es más contagiosa que otras variantes y la evidencia indicara que es entre un 40% y un 60% más transmisible que la cepa “Alpha” dominante en países como Estados Unidos, y que los niños y jóvenes se encuentran entre los más vulnerables, el presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, anunció que el pasado 30 de agosto se regresaría a clases presenciales “así llueva, truene o relampaguee”, acción que creo yo, es incorrecta.
El Gobierno de la 4T prácticamente obligó a los padres y tutores de los niños a firmar una carta responsiva para el regreso a clases, deslindándose con esto de toda responsabilidad y de las consecuencias que este regreso pudiera ocasionar. Sabemos que la Secretaría de Educación Pública (SEP) presentó un protocolo de nueve acciones para asegurar un retorno seguro a los salones de clases, sin embargo, esto no ha evitado ni disminuido la aparición de contagios por covid-19.
Apenas a una semana de este regreso a clases los casos de covid-19 en niños que no requirieron hospitalización se dispararon en 37 mil 552 casos, pues pasaron de 194 mil 876 a 232 mil 428, mientras que los que necesitaron atención hospitalaria se elevaron en mil 373, al pasar de 8 mil 491 a 9 mil 864. Los casos de niños de cero a cuatro años crecieron en 3 mil 473, en los menores de cinco a nueve años aumentaron en 5 mil 491 casos, los de 10 a 14 años sumaron 9 mil 973 más, y los de 15 a 19 años tuvieron un alza de 18 mil 615.
Sabíamos que esto pasaría, los especialistas y analistas lo advirtieron, incluso los jóvenes estudiantes adheridos a la Federación Nacional de Estudiantes Revolucionarios “Rafael Ramírez” iniciaron una lucha exigiendo que se agilizara el proceso de vacunación y se abriera el registro para niños y adolescentes menores de 18 años, cosa que no se ha hecho, pues nuestras autoridades se hacen de la vista gorda y no escuchan ni atienden esta demanda.
Está más que claro que aún no estábamos, ni estamos preparados para el regreso a las aulas, miles de escuelas en Veracruz y en México no cuentan con los servicios de agua, luz y drenaje, la infraestructura de las escuelas se ha deteriorado en gran medida, no se cuentan con espacios grandes o abiertos para respetar la sana distancia y prevenir contagios. Al Gobierno morenista parece no importarle esto, pues a pesar de que el discurso del presidente López Obrador fue “primero los pobres”, el pueblo es quien está sufriendo las consecuencias.
Hago un llamado a nuestras autoridades para que sean conscientes de la situación en la que nos encontramos, que valoren el riesgo y tomen cartas en el asunto, que se vacunen a los menores de 18 años y se acondicionen las escuelas. Los estudiantes lo merecemos.
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