MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

En violencia, AMLO se muerde la lengua

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Mientras el recrudecimiento de la violencia en México es innegable, para el Gobierno federal es un problema menor y, por tanto, no lo admite en toda su magnitud. En consecuencia, las medidas que toma para remediarlo son prácticamente nulas y la población mexicana más pobre continúa siendo la más vulnerable.

La estrategia de seguridad del Gobierno morenista que encabeza Andrés Manuel López Obrador se puede resumir en dos puntos fundamentalmente: la creación de la Guardia Nacional para las labores de policía (formado fundamentalmente por ex policías federales y militares) y la implementación de los programas de transferencia monetaria directa para “atacar las causas de la violencia”, de acuerdo con el propio presidente.

Si bien es cierto que una de las causas profundas de la violencia es la pobreza, el asunto no puede solucionarse solo atacando ese frente. Se necesita una estrategia integral.

Del año 2000 al 2021 fueron asesinados 133 periodistas en el país: 22 en el sexenio de Vicente Fox Quesada, 48 en el de Felipe Calderón Hinojosa, 47 en el de Enrique Peña Nieto y en tres años de administración lopezobradorista, 30. 2022 empezó con un recrudecimiento de la violencia y pinta para ser de los más violentos. Apenas habían transcurrido un mes y 10 días de este nuevo año y ya habían sido abatidos cinco periodistas. Los homicidios dolosos en los tres años de gobierno actual han sido el doble que en los primeros tres años de Felipe Calderón y han superado en más de 40 mil -en el mismo lapso- al gobierno de Peña Nieto. De 2007 a 2009 se reportaron 39 mil 529 asesinatos; de 2013 a 2015 fueron 49 mil 276, y de 2019 a 2021, 89 mil 337.

La violencia va más allá de las cifras de las personas a las que les fue arrebatada la existencia física; los estragos causados por ella en la economía y en la vida de los pueblos de México se han acrecentado tanto en la proporción como en las acciones impunes que se comenten. Ahora es cada vez más visible el desplazamiento de pueblos completos por causa de la violencia y que el sector agrícola también esté sufriendo los efectos en mayor medida (léase, el estado de Michoacán), donde la producción del aguacate y del limón han tenido severas repercusiones. Tan solo el comercio del aguacate, en 2021, fue del orden de 3 mil millones de dólares, este producto tiene su producción en Michoacán, un estado donde se han tenido que escoltar a los productores para evitar ser víctimas del crimen organizado, cuya esfera de influencia ha crecido tanto que se sienten con la capacidad de hacer y deshacer sin que existan consecuencias legales para ellos.

Notable también es el hecho de que pueblos y municipios enteros estén sometidos a la esfera de la influencia de los grupos delictivos: Aguililla, Michoacán; Fresnillo, Zacatecas; Caborca, Sonora, por mencionar algunos, donde no solo buscan puntos estratégicos para controlar puntos de trasiego de sustancias ilegales, sino obtener recursos apoderándose de la economía legal de los pueblos que empiezan a dominar. En Caborca –dice Jorge Fernández Méndez–: “ahí se produce en 107 mil hectáreas de cultivo, trigo, espárragos, uvas, algodón. En 2020, las exportaciones de estos productos a la Unión Americana dejaron 220 millones de dólares de utilidad. La ganadería es igual de importante. Dicen que allí se produce la mejor carne de México, que se envía al otro lado de la frontera. La producción minera es clave, sobre todo de oro y plata. Sólo la mina de oro de La Herradura produce anualmente toneladas de oro, que generan cientos de millones de dólares de utilidades. El control de Caborca implica controlar también a esos sectores productivos. Y lo mismo sucede en otras partes del país”. Además de lo antes mencionado, la delincuencia que afecta a millones de mexicanos y que campea en el país, como la extorsión y el robo a transeúntes, continúa en crecimiento, tanto que las personas ya no pueden salir con la tranquilidad con rumbo a sus trabajos, pues están a merced de la ella.

En este país no hay paz para los mexicanos y todavía se recuerda la frase que el presidente AMLO tuiteó en 2017: “Napoleón decía: Si el crimen y los delitos crecen, es evidencia que la miseria va en aumento y que la sociedad está mal gobernada. Aplica”. Y sí, aplica también para él. Morena ha traído más balazos que abrazos y hoy México tiene una pobreza más lacerante que cuando AMLO tomó el poder, pues se han agregado 3.8 millones de personas a esa condición; tampoco hay empleo para todos los mexicanos en edad de trabajar y los que tienen uno está mal pagado, pues 32 de 57 millones de mexicanos ocupados estaban en la informalidad, o sea, el 56%. Es lógico pensar en estas circunstancias que, ante las pocas posibilidades de vivir, la delincuencia esté en aumento y, en muchas ocasiones, es la única opción. A más de tres años de Gobierno morenista es preciso afirmar que el asunto de la seguridad es una tarea pendiente. Ante estos hechos se necesita que los mexicanos entendamos nuestras circunstancias y estén dispuestos a intervenir en ella para modificarla a favor de los más desprotegidos. Es mucho, pero es necesario.

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