El telón se abre nuevamente para dar cabida a la XXI edición de la Espartaqueda Cultural Nacional que promueve el Movimiento Antorchista desde 1986 y que por segunda ocasión, debido a la contingencia sanitaria provocada por la covid-19, vuelve a realizarse de manera virtual; así, del 2 al 9 de abril, aparecerá ante el público espectador un vasto trabajo realizado por artistas nacidos del seno del pueblo trabajador: niños, jóvenes, campesinos, amas de casa, obreros y profesionistas de todas las regiones del país, todos ellos amantes y practicantes de las bellas artes.
Para Antorcha, la actividad artística no es un adorno, algo secundario de lo que el hombre pueda prescindir, sino que es su esencia misma. El hombre hace arte porque es una manera de vivir, de manifestarse, porque encuentra en ésta el mejor recurso para expresar sus inquietudes, sentimientos y, sobre todo, un medio para expresar sus capacidades creativas. Por eso los antorchistas promovemos y practicamos el baile, la danza, el canto, el teatro, la pintura, porque éstas nos permiten educarnos, entender mejor nuestro entorno social y transformarlo en uno más bello y humano.
La realización de las Espartaqueadas Culturales, además de servir de foro de expresión de talento y belleza popular, donde el pueblo canta, baila, declama, expone piezas oratorias, busca despertar en los artistas el afán creador que lo distinga de otros y lo identifique; también, este evento tiene como propósito hacer arte no para lucrar, sino para llevarlo al pueblo que la creó y que carece de medios para ver y gozar un espectáculo artístico de calidad; por eso, pese a las vicisitudes de índole económico y de salud en las que vivimos, el Movimiento Antorchista da seguimiento a esta tarea, que, aunque es una gota de agua en el desierto cultural de nuestro país, permitirá a quienes participan y los vemos, hacernos más cultos, sensibles y comprometidos con las causas más nobles de la humanidad.
En medio de graves problemas ocasionados por la terrible desigualdad y pobreza que padecen millones de mexicanos, porque la riqueza social producida se concentra cada vez más en pocas manos, dejando en total desamparo a millones de familias trabajadoras, que padecen problemas económicos, de inseguridad, carencia de vivienda y servicios básicos, falta de acceso a servicios de salud, de educación y de cultural; todos estos, aunados a la incomprensión gubernamental, a lo errático de las decisiones del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, que están llevando al país a un precipicio con sus malas políticas públicas; Antorcha, hace cultura, como un intento serio, vivificante y necesario para el pueblo que sufre carencia de alimento material y espiritual.
En este tenor, las Espartaquedas Culturales, buscan despertar en el pueblo mexicano el espíritu de inconformidad con el estado de cosas que vivimos, querer ser partícipe activo del cambio verdadero que se necesita, de volar y elevarse espiritualmente, hacerse más sensible y solidario con quienes son los creadores de la riqueza material y espiritual, que son al mismo tiempo los que más sufren. “El arte es una poderosa arma transformadora del hombre, de su conciencia, sensibilidad y voluntad, haciéndolo un hombre mejor, con sentimientos y pensamientos más elevados; transformándolo en un hombre nuevo, más solidario, tolerante e inteligente y, por lo tanto, más capaz de convivir con sus semejantes y de ayudarlos a vivir una vida más plena”, afirma el ingeniero Aquiles Córdova Morán, líder indiscutible del movimiento de masas más grande de nuestro país y guía de la lucha organizada por la consecución de una patria más justa y más equitativa para la inmensa mayoría de los mexicanos.
Sea pues, este magno evento cultural nacional, un reconocimiento a miles de hombres y mujeres sencillos que, con su tenacidad y fe inquebrantable en la lucha de los pueblos por su libertad en el terreno económico y espiritual, hacen el milagro de seguir creyendo en la humanidad. Dispongámonos a ver al pueblo en este escenario antorchista, que por muchos años ha servido de escaparate para que miles de mexicanos muestren su talento artístico y ahora trabajen formando grupos de baile, teatro, música y pintura, a lo largo y ancho del país. Sean las bellas artes una caricia esperanzadora y de agitación sobre nuestras consciencias para sensibilizarnos, para reanimarnos y seguir luchando por un México nuevo, más justo y más solidario.
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