En esta ocasión, queremos reportar por este medio que nuestras numerosas gestiones, ante los gobiernos, para conseguir construcción de obras básicas en diversas colonias y comunidades de Sonora no han tenido todavía una respuesta concreta, ni estatal ni municipal. Tampoco en otro tipo de apoyos materiales, como es el caso del mejoramiento de la vivienda popular, por ejemplo.
Por lo general, se nos ha respondido que no existen recursos económicos para ese tipo de demandas sociales, pero que “se va a ver si se hace un esfuerzo adicional”, es decir, nada concreto aún. Salvo declaraciones periodísticas del Gobierno federal que alborotan a los ingenuos, pero en los hechos ya no hay apoyos en materiales de construcción para levantar una habitación adicional, reconstruir o adecuar alguna que se encuentre en malas condiciones; estos programas sociales fueron extinguidos en las actuales administraciones y los que sobreviven han visto fuertemente reducidos sus presupuestos.
“De acuerdo con lo proyectado por el Gobierno federal, los tres esquemas a cargo de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) ligados a ofrecer soluciones para vivienda tendrían una bolsa en su conjunto de 9,612 millones de pesos, es decir, una reducción en términos reales de 32 por ciento, respecto a lo aprobado para este 2021” (allí se incluye el Proyecto Emergente de Vivienda 2022-2023 PEV). (Presupuesto ligado a vivienda caería 32% en el 2022 (eleconomista.com.mx). En otras palabras, si el Gobierno federal, el año pasado, apoyaba a algún necesitado con 10 láminas para techo, ahora le quitó 3 y media láminas.
Según la Cámara Nacional de la Industria de Desarrollo y Promoción de la Vivienda (Canadevi) hace poco más de un año, en abril de 2021, había un déficit en Sonora de 200 a 250 mil viviendas y advertía que “La construcción de vivienda social, pese a la demanda que existe entre los derechohabientes… es la que más ha disminuido…”. O sea, si fuera posible que cada vivienda por construir en Sonora costara tan solo 250 mil pesos (disculpe usted la improbabilidad del ejemplo, que sólo servirá para dimensionar el tamaño del monstruo), se necesitaría 62 mil 500 millones de pesos para que el estado resolviera su carencia de vivienda, es decir, más de 6 veces todo el presupuesto que destina el Gobierno federal a todo el país (https://www.elimparcial.com/sonora/dinero/Proyecta-Canadevi-Sonora-subsanar-deficit-de-vivienda-20210405-0015.html ). Esto demuestra la improbabilidad real de que la política de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) resuelva nuestro problema de vivienda en el país, mientras que, a la par, las intenciones de solucionar verdaderamente este problema por los gobiernos estatales son tan débiles como su recortado presupuesto.
Se reducen, pues, las esperanzas de que mucha gente humilde, que lo necesita y solicita, mejore las condiciones de su vivienda a corto y mediano plazo, no se nota que esa sea una prioridad en los actuales gobiernos.
A nivel nacional, el PEV es totalmente insuficiente, por decir lo menos, y a largo plazo tampoco se percibe un plan estatal público de mejoramiento y construcción de vivienda. Esta tarea la han dejado los gobiernos casi totalmente a la iniciativa privada; pero, considerada como mercancía, la vivienda popular es sólo un negocio capitalista más para generar ganancias, que la hace inalcanzable para los más humildes sonorenses.
Pero aparte de los recortes mencionados, lo que otorga el Gobierno federal es muy cuestionado: …los operadores de los programas sociales de la 4T son los denominados Servidores de la Nación, actualmente adscritos a la Secretaría de Bienestar (SB), un equipo de 19 mil personas originalmente creado para la promoción electoral en la campaña del hoy presidente Andrés Manuel López Obrador, y luego encargado de aplicar un Censo del Bienestar; es decir, de enlistar a quienes recibirían programas sociales de la 4T.
Al respecto, Laure Delalande afirmó: “se encargaron de levantar el Censo del Bienestar sin que supiéramos de dónde venía el dinero para contratar a estas personas, quiénes eran, cómo se contrataron… no, no, impresentable, el Censo del Bienestar es impresentable, la verdad. Yo creo que las grandes debilidades de la política social son éstas, de que se da perfectamente como una plataforma electoral, y no tienen forma de comprobar el cómo no, porque justamente están haciendo todo en la opacidad”. Así se expresa quien es directora de Innovación y Desarrollo Sostenible de Ethos, laboratorio de políticas públicas, centro de investigación y análisis para México y América Latina (La 4T desvanece programas sociales (buzos.com.mx)). En otras palabras, poco y en lo oscurito, con dolor de codo y solo para recabar votos.
En cuanto a apoyos para composturas y revertir el deterioro de los hogares existentes mejor ni hablar: hay que rascarse con las propias uñas y las ayudas en dinero mediante tarjetas bancarias ni son suficientes ni son para todos. Al respecto, la misma nota anterior indica que el doctor en Economía, Gonzalo Hernández Licona, fundador y ex secretario ejecutivo del Consejo Nacional de la Política de Desarrollo Social (Coneval), en su trabajo “¿Por qué ha crecido la pobreza?” señala que: hasta febrero de este año, en “solo tres de cada 10 hogares se recibe algún apoyo del actual gobierno… Por donde se le vea, excepto para los ojos del gobierno, actualmente los más pobres reciben menos recursos que antes. Contrario a lo que pregona López Obrador, no ha habido tal interés hacia los más pobres”.
Sí hay apoyos, por supuesto, pero sólo allí donde los servidores calculan que se pueden sacar votos. Los números indican que no es verdad aquello de que López Obrador ayuda a los viejitos y a los jóvenes como nunca antes. Para ambos sectores, en realidad el futuro de su vivienda se ve oscuro en el horizonte.
Durante varias décadas de nuestra historia reciente, nuestros padres y abuelos al menos tuvieron la esperanza de que pudieran conseguir una casita de Infonavit, de Fovissste, Fonhapo o de algún programa estatal, como el insuficiente de los “2,400 cuartos rosas”, con el que Pavlovich trajo mareados a los sonorenses humildes por años. Pero eso, hoy, está lejos del alcance del pueblo más humilde y trabajador, simplemente las posibilidades son inexistentes porque tales programas sociales fueron erradicados por el actual Gobierno federal y su mayoría morenista de la Cámara de Diputados federal. Y lo reafirmamos al presentarle a usted nuestro propio testimonio en el primer párrafo del presente: no inventamos nada ni inventamos necesidades, lo que planteamos es real.
Hay una tendencia mundial, una especie de guerra destinada a recortar las ayudas sociales que los ricos y sus gobiernos del planeta habían acordado otorgar a los trabajadores para contener el descontento social, y evitar que la inconformidad social evolucionara hacia políticas de un reparto más justo y equitativo de la riqueza. La vivienda de los trabajadores del mundo ha sido uno de los objetivos de esa lucha de la clase capitalista y nuestro país no ha escapado a tal guerra.
El gobierno de López Obrador ha realizado un trabajo admirable, pues le ha cumplido al neoliberalismo y, al mismo tiempo que se dice antineoliberal, le asesta golpes neoliberales a la vivienda popular. Esto seguirá pasando sin fin si la clase trabajadora no pone un freno. Para ayudar a tomar conciencia de este deber de los proletarios de México, para organizarnos y luchar por nuestros intereses, ponemos a su parecer Nuestro Proyecto de Nación - Movimiento Antorchista Nacional. A ver cómo la ve.
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