El recorte presupuestal a los ayuntamientos es un nuevo golpe a la población de por sí marginada ancestralmente y ahora bajo el flagelo del coronavirus.Esta medida del gobierno de Miguel Barbosa lo revela no solo como totalmente indiferente a las necesidades de los poblanos, sino francamente como enemigo.
Los recortes del mes de julio van del 51 al 60 por ciento de las participaciones que recibe cada ayuntamiento y se destinan a la realización de actividades vitales para los habitantes.Pero la población debe estar enterada de que éste no es el primero, sino el tercer recorte que sufren los presupuestos municipales.El primero se dio el año pasado, el segundo en el mes de junio.
El recorte al Ramo 28 afecta servicios esenciales como seguridad pública y servicio de limpia que, como todos entendemos deben funcionar las 24 horas los siete días de la semana; su disminución en 60 por ciento deja a los ayuntamientos sin recursos para pagar los salarios, la gasolina, el mantenimiento de vehículos.¿Qué espera Barbosa, que sólo cuatro de cada 10 policías realice su tarea? ¿Qué sólo se recoja la basura de cuatro de cada 10 calles? Por donde se trate de ver el asunto es evidente que el recorte llevará a que las autoridades municipales incumplan sus obligaciones afectando seriamente a los habitantes.
El nuevo recorte limita gravemente el escaso apoyo que los ayuntamientos han podido brindar a la población ante el azote de covid-19.Si algo se destinaba para subsanar la falta de equipo con que laboran los médicos, enfermeras, camilleros y personal administrativo, en los centros de salud, las clínicas y los hospitales, ahora va a disminuir aumentando el riesgo de contagio para todos ellos.Los servicios del DIF municipal que en muchos lugares apoyaban para el traslado de enfermos, para la compra de medicinas, también se verán mermados cuando todos sabemos que la pandemia no ha pasado y Puebla sigue en semáforo rojo.
¿Y el insuficiente recurso que se dirigía a proporcionar despensas a los más pobres entre los pobres? También se mengua drásticamente.Y, encima, el despido de personal que provoca fatalmente la llegada de menos recursos a las arcas municipales.Se sabe de ayuntamientos, como el de Chinantla, donde se discute quién está dispuesto a trabajar con medio sueldo y quién de plano deja de laborar, y de otros como Tepexi y Tecomatlán donde se ponen de acuerdo en conservar a todo el personal, conocedores de la falta de empleo en que se debate todo el país.
¿Cuál progreso y cuál bienestar se puede alcanzar en los municipios poblanos con estas medidas? ¿Piensan que de ingresos propios pueden resarcirse los ayuntamientos? Quien así razone estará demostrando que ignora la realidad de la mixteca poblana.La inmensa mayoría sin empleo, habiendo desatendido sus cultivos, con exigua demanda para sus productos, mermados también los ingresos por remesas, pagando recibos de luz con incrementos de 200 y 300 por ciento.No.La población está crucificada por el coronavirus y las decisiones del gobierno morenista.Súmenle que Miguel Barbosa está girando oficios a los alcaldes, con el aviso de nuevos recortes para el mes de agosto.
Por todo lo anterior, aplaudo la valentía de los presidentes municipales antorchistas, que desde el martes 7 de julio alzaron su voz para denunciar esta injusticia contra sus gobernados, que acudieron hasta Casa Aguayo a poner su queja.Coincido con ellos en que no queda más camino que la lucha decidida para echar atrás estos recortes tan perjudiciales para la población.Necesitamos que todos los mixtecos estén conocedores de este nuevo atentados contra la seguridad y el bienestar de los poblanos; que todos se enteren de la forma de gobernar de Morena, que prometió atender primero a los pobres.
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