El viernes 5 de febrero, la Secretaría de Salud Federal reportó 13 mil 051 nuevos contagios de covid-19 para sumar un total de un millón 912,871 contagios confirmados; además, se informó de mil 368 nuevas muertes llegando a 164 mil 290 defunciones. Con estas cifras, México ocupa el decimotercer lugar mundial en número de contagiados y el tercer puesto con más decesos por la pandemia detrás de Estados Unidos y Brasil, según la Universidad estadounidense Johns Hopkins.
Cabe mencionar que el Inegi, informó que entre enero y agosto de 2020 se registraron 683 mil 823 defunciones, cifra 36.8% superior a las 467 mil 264 reportadas en el mismo periodo del año anterior, producto principalmente de la pandemia por covid-19. Las defunciones por coronavirus, en el periodo de enero a agosto de 2020, ocupan la segunda causa de muerte con 108 mil 658 casos, por debajo de las enfermedades del corazón que ocupan el primer lugar con 141 mil 873 y por encima de la diabetes mellitus que ocupa el tercer lugar con 99 mil 733. El número de defunciones por covid-19 durante los primeros siete meses del año pasado fue 44.9% superior a las 75 mil 017 muertes reportadas por las autoridades sanitarias, el 30 de agosto de 2020.
De acuerdo con el organismo, se esperaban para enero a agosto 2020 un total de 488,343 defunciones y ocurrieron 673 260, por lo que con base en estos resultados se tiene un exceso de mortalidad por todas las causas de 184,917, equivalente al 37.9%. Asimismo, el Inegi informa que el 58% de las muertes por coronavirus han ocurrido afuera de los hospitales.
Los datos oficiales de la terrible realidad sanitaria que azota a nuestro país se ven corroborados con creces por diversos medios. El Grupo Reforma, el 4 de febrero publicó una nota en la que dio a conocer un estudio realizado por un grupo de investigadores en un centro de atención terciaria en la Ciudad de México, determinó que la alta mortalidad por covid-19 en México se debe a la falta de camas en las Unidades de Cuidados Intensivos.
La solución del lamentable panorama sanitario de nuestro país no está a la vuelta de la esquina. El diario reforma el mismo 4 de febrero publicó un reporte elaborado por académicos de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), en el que según cálculos de sus especialistas faltan 19 meses para que se tenga el número de cero contagios por SARS-CoV-2 en el País. De igual manera, en opinión de los expertos de la UAM, la estrategia con que México enfrenta la pandemia demanda más que nunca un "cambio de timón" porque ésta no existe, pues observan movimientos casuísticos, con todas las esperanzas puestas en la aplicación de las vacunas.
Como es sabido en nuestro país, han llegado muy pocas vacunas para cubrir la primera fase y con ellas el Gobierno morenista ha hecho un verdadero espectáculo, provocándole vergüenza ajena a más de un mexicano. Hasta el momento el Gobierno federal no tiene fecha para cuándo llegarán más vacunas. Además, varios comentaristas especializados en el tema afirman que el cumplimiento de los contratos que tienen las farmacéuticas está sujeto a la disponibilidad de vacunas con que cuenta cada empresa y ésta no depende sólo de su capacidad de producción, sino por la famosa ley de la oferta y la demanda, con lo que se da preferencia a quienes paguen más por las vacunas. De esto se aprovechan los países ricos para acaparar la mayor cantidad de dosis que pueden tanto para inmunizar a toda su población como con fines de reventa.
Hoy el país vuelve a estar sin una sola vacuna disponible y en medio de esa sequía total de vacunas, el subsecretario López-Gatell acaba de informar en una mañanera el inicio de la segunda fase de aplicación de la vacuna. Esto quiere decir que ya dieron por concluida la primera, la dirigida a inmunizar a todos los trabajadores de la salud y pasar a la vacunación de los adultos mayores, discapacitados y otros grupos vulnerables, pero en los hechos la primera fase no ha concluido porque buena parte de los trabajadores de la salud no ha recibido la vacuna o solo recibió la primera dosis, además, esta vez tampoco ofrece una política de vacunación abierta a toda la sociedad y que sea manejada por la instancia facultada y capacitada para este tipo de tareas y no por los Servidores de la Nación, el ejército electorero de Morena que nada tienen que hacer en la vacunación.
Como se ve no hay bases para confiar en la palabra oficial. Según cálculos de los especialistas a la velocidad que vamos necesitaremos 8 años y 9 meses para inmunizar a toda la población. Hay que agregar que, a la falta del plan de vacunación para esta segunda fase, el Gobierno federal puso a disposición del público una plataforma digital donde podrán registrarse los adultos mayores interesados, es decir, a la falta absoluta de vacunas se agrega otro problema pues, según expertos apenas el 24% del total de adultos mayores puede hacer uso de esa plataforma, dejando fuera al 76% de los destinatarios de esta segunda fase y hay más. Mucha gente, en diversos lugares del país, reportó que no pudo abrir dicha plataforma. O sea, se anuncia una segunda fase de vacunación sin vacunas y por añadidura, se restringe mañosamente el acceso de la gente al programa.
Cunde la opinión casi generalizada de que todo es una manipulación con fines electoreros. Por lo que los que somos capaces de entender esta manipulación indecente del derecho de los mexicanos a la salud y a la vida, estamos obligados a denunciarla y oponernos a ella con todos los recursos a nuestro alcance. Es deber de todo el pueblo de México, alertado por nosotros, hacer fracasar la maniobra, desenmascararla y nulificarla. Debemos invitar a los electores a no volver a votar por quienes han incumplido todas sus promesas de campaña y ahora pretenden comprar su voto con promesas, cuya falsedad es una burla sangrienta para los contagiados y muertos por la pandemia. En nuestras manos está el futuro de México.
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