En la dinámica de la nueva política falta escuela. Hoy por hoy las próximas elecciones para presidente de la república, gobernadores de algunos estados, y la elección del Poder Legislativo de los Estados Unidos Mexicanos que se deposita en un Congreso General, que se divide en dos Cámaras integrada por 500 Diputados y 128 Senadores. La composición de nuestros legisladores tanto de la Cámara de diputados como la de senadores, se conforma por 500 diputados: 300 electos por el principio de mayoría relativa y 200 de representación proporcional, y por 128 Senadores: 64 electos por el principio de mayoría relativa, 32 de representación proporcional y 32 de primera minoría.
Esta proporción representativa, a mi parecer, es insuficiente en cantidad y calidad, sobre todo por las dimensiones del país y sus estados que, se entienden como “representados”, cosa que no es cierta, en un país donde, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) de 126 millones 14 mil 24 personas en el año 2020, y en un contexto totalmente heterogéneo donde reina la injusticia económica y social, definitivamente falta mayor y verdadera representación popular, nacida del pueblo trabajador, que abogue fundamentalmente por sus necesidades para poder llevar una vida digna de humanos.
Sigue faltando ideología con base científica, una verdadera preparación en la política nacional e internacional para poder enfrentar, afrontar y resolver los retos de gobernar un país en beneficio de los desposeídos del momento; y es aquí donde la burguesía mexicana está persiguiendo únicamente sus intereses de clase y olvidando a quien produce verdaderamente la riqueza de este país.
Los intereses de la mal llamada “clase política”, dividida en un sinnúmero de partidos sin principios ideológicos, es toda una mezcolanza de ideas que no les permite ver más allá de sus intereses propios y que, por lo tanto, trae como consecuencia el desarrollo de un mal gobierno, que pelea solamente por un coto de poder, cuando lo que se necesita de manera urgente es un Gobierno que trabaje y luche por el desarrollo social y económico del país.
Se necesita un México que cuente con la oportunidad de prepararse, y poder desarrollarse dentro de su contexto social y económico; que cuente con lo elemental, salud, comida, vivienda, educación, recreación sana, que se pueda traducir en una vida digna, llena de los satisfactores necesarios tanto materiales y espirituales.
No se puede ocultar la verdad ni tapar el sol con un dedo: a nivel nacional la inseguridad está en crecimiento, y ello implica muertes que pone la clase trabajadora.
Esto no lo ve la clase política, pero por el contrario, es imposible ocultarlo; las necesidades de la población están a la vista, una población sin empleo, y los que cuentan con ello, en su mayoría mal.
No se puede ocultar la verdad ni tapar el sol con un dedo: a nivel nacional la inseguridad está en crecimiento, y ello implica muertes que pone la clase trabajadora.
La repartición de los apoyos directos son solamente migajas; limosnas disfrazadas de buenas intenciones para mantener el status quo, porque no resuelven las grandes necesidades de la población en su conjunto; colonias y pueblos sin agua, sin fuentes de empleo, avenidas y calles deshechas, caminos rurales intransitables, espacios de salud sin medicinas y sin doctores, y la inseguridad ni se diga, “los abrazos no balazos no funcionan”, “amor con amor se paga”. Mentira.
Para que esto cambie, se necesita de una clase política con bases ideológicas arraigadas de que un mundo mejor es posible, con una gran visión de país distinta y nacida del pueblo trabajador, educado en una idea clara y vigorosa por un mundo equitativo para todos, organizado y dispuesto a dar la lucha por mejorar sus paupérrimas condiciones de vida en las que vive hasta ahora.
El proyecto de país por un cambio profundo necesita de una verdadera política nacional en su conjunto, los partidos vigentes hasta el momento sólo buscan mantenerse en el poder olvidándose de sus gobernados por completo: nos remitimos a los hechos. Se ocupa de una verdadera educación, organización y politización, en una idea colectiva por mejores condiciones en la vida; un mundo donde no falte lo elemental.
Es necesario, por tanto, tomar el poder político de la nación para realizar tal proeza,m; claro está, por la vía democrática, convenciendo a toda la población mexicana. El Movimiento Antorchista Nacional sabe cómo hacerlo: hagámoslo por el bien de todos los mexicanos.
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