MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Festejo o lucha en el Día Internacional de la Mujer

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Felicitar en su día a todas las mujeres, sean estudiantes, campesinas, obreras, profesionistas, artistas, deportistas, amas de casa, a todas las luchadoras incansables por todo el esfuerzo, sacrificio, trabajo, disciplina, cariño que aportan a la sociedad actual es un acto de gratitud y profundo agradecimiento muy sentido, de parte de esos hombres que valoramos en toda la extensión de la palabra su labor diaria. Pero no basta con ello, no es suficiente rasgarse las vestiduras para reconocer la labor de mujer en su día. Los grandes pendientes sociales donde se encuentra inmersa la mujer son muchos y graves, como feminicidios, abusos sexuales, discriminación, drogadicción, humillaciones verbales o escritas, falta de trabajo, violencia intrafamiliar, pobreza en los hogares, explotación laboral, muertes por enfermedades prevenibles o curables, desatención en denuncias ante tribunales que imparten justicia. Por eso no debemos permitir que el festejo de un día conmemorativo se convierta en un motivo para manipular a las mujeres, convirtiéndolo válvula de escape del hartazgo femenino, momento para sacar emociones, reclamos, fobias e insultos, perdiendo el fino e inevitable propósito último: seguir conquistando derechos y garantías en favor de las mujeres, justos y necesarios para la sociedad actual.

Los datos de feminicidios de 2019 a la fecha son alarmantes, muestran lo delicado y urgente que con que merece ser tratado este tema por las autoridades federales competentes; en el 2019 se cometieron 1006 feminicidios, 969 en el año 2020 y tan sólo en el mes de enero de 2021 se cometieron 67 delitos. Con estas cifras ¿todavía al gobierno de la República le queda duda de lo grave del problema? Y niega la realidad, ignorando la gran manifestación de más de 40 mil mujeres y atacadas con gas lacrimógeno por la policía de la ciudad de México, afirmando sin ningún rumor que son actos con fines de desestabilizar al gobierno, empleando frases como “los conservadores están buscando cómo dañarnos, quieren debilitar el gobierno, debilitar el presidente”, incluso acusando a los medios internacionales de lanzarse contra su gobierno en la cobertura que le dieron a las marchas; también dice que “están muy molestos porque ya no se permite robar, que ya no se permite saquear”. Ante esta indolencia soberbia y distorsionado análisis y afirmaciones de la realidad, qué otro camino les dejan a las mujeres que cargan con su dolor del abuso que sólo el de la denuncia pública y la protesta para lograr hacerse escuchar y reducir el número de crímenes que se cometen en contra de ellas.

Parafraseando al gran revolucionario cubano José Martí: “Si no luchas, ten la decencia de respetar a quien sí lo hace”, motivando, impulsando, apoyando el sector de mujeres que con valentía sale a las calles o plazas públicas, exigiendo para conquistar esos derechos que les corresponden y hasta ahora les han sido negados. Seguir luchando para encontrar un equilibrio y reconocemos que biológicamente son diferentes ante el sexo masculino, pero que socialmente podemos ser iguales ante los roles, derechos y obligaciones sociales. Partiendo de que los hombres somos seres humanos igual que una mujer y que todo es parte del respeto entre ambas partes. Por eso, en el festejo de su día no desvíen su lucha que es justa y necesaria; no pidamos paz con violencia, no pidamos respeto con ofensas, no nos destruyan lo inocente, no ofendan lo inofensivo, muchos aplaudimos su grito de protesta porque merecen ser escuchadas y atendidas, más cuando las autoridades e instancias encargadas de modificar leyes e impartir justicia que hacen de oídos sordos y porque el aparato estatal de justicia ha sido incapaz de brindarla a través de las instituciones encargadas de impartirlas. Salir a las calles a estremecer a todo México un solo día al año, a reclamar con justa razón el respeto a sus derechos, con pintas, pancartas, grafitis, ayuda a desahogar el enojo, coraje, rabia e impotencia temporalmente, pero no resuelven de fondo los graves y temibles abusos que se cometen en contra de ustedes. Esto se debe no sólo porque es la condición de espontáneo y desorganizado casi nunca logra sus propósitos, así como surge desaparece, sino porque las injusticias son una consecuencia del sistema económico y político caduco y en descomposición, pero que sus instituciones que lo sostienen para seguirse manteniendo vivo no modifican su funcionamiento con una marcha o un día de protesta o festejo. Después del festejo del 8 de marzo, las cosas en nada o muy poco han cambiado, ahí siguen y ahí están un día después, intactos iguales, cultivando, promoviendo, tolerando, los abusos, injusticias, abandonos y atropellos a los derechos de ustedes, claro y no sólo de ustedes sino de todos los sectores sociales humildes de este país.

Las injusticias y abusos que se cometen en contra de las mujeres tienen causas sociales más profundas, la mayoría no visibles, que van más allá de los actos corruptos de un juez o funcionario en algún edificio público. En esa desenfrenada y rapaz producción, circulación y consumo de mercancías, diseñado por el sistema económico de explotación, tampoco se escapa la mujer. Aquí todo se somete al proceso productivo, donde no hay consideraciones ante las diferencias físicas, porque eso se somete el criterio de “cuánto produces, cuánto vales”, se antepone el ansia de ganancia y la plusvalía antes que los valores, derechos universales y garantías individuales. Ahí están las terribles consecuencias que están viviendo las mujeres pero que no son las únicas. Por eso hay que luchar todos los días de forma organizada, audaz y efectiva, poco a poco, pero con paso firme y sin titubeos contra el sistema económico, que es el culpable de esta gran desigualdad social que estamos viviendo y de sus consecuencias. Lo que queda claro es que sin el actuar directo y permanente de las mujeres de antes y ahora los problemas que hoy las lastiman no se resolverán sino al contrario se complicarán. Adelante grandiosas mujeres, su protesta es justa y necesaria, tienen todo nuestro respaldo porque ambos somos humanidad y hay que salvarla.

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