MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Futuro incierto 

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Nadie sabe lo que pasará mañana y menos lo que sucederá dentro de 10 o 20 años; pero, si analizamos la desigualdad y enfermedades sociales que agudizan en nuestros días, nos damos cuenta claramente de que el futuro de los niños y jóvenes mexicanos será duro, muy duro, y que muchos ni siquiera llegarán a viejos si no nos decidimos a actuar con firmeza para frenar la descomposición que sufre el país y construir nuevas bases económicas y sociales que ofrezcan oportunidades de desarrollo a las nuevas generaciones.

En muchas ocasiones se me han puesto los pelos de punta cuando leo en la prensa que la escasa escolaridad en mujeres contribuye a la desigualdad y embarazos no deseados, que niños y mujeres son los que tienen más problemas de obesidad en el Estado de México, que se han incrementado las adicciones en jóvenes y, lo peor, que 3.3 millones de niñas, niños y adolescentes ya no van a la escuela por realizar trabajo infantil y que el sector agropecuario es donde se concentra la mayor parte; también que siguen los abusos sexuales en contra de infantes, sobre todo en agravio de los que se encuentran en medios rurales, como la niña tzotzil que denunció a su padre por abuso sexual.

Esos encabezados periodísticos, y otros parecidos, se han repetido durante muchos años en las páginas de la prensa diaria, en los noticiarios de radio, televisión y, por supuesto, en redes sociales, porque son la manifestación de los males que genera un sistema económico que permite que unas cuantas personas -solo 3 mil 970 de un total de 128 millones 900 mil mexicanos- hayan acumulado tanta riqueza que no podrán gastarla en toda su vida aunque la llenen de lujos, pues se trata de multimillonarios cuyas riquezas rebasan los 650 millones de pesos si hablamos de los más pobrecitos.

Y mientras en México hay 16 casos especiales de empresarios y familias que tienen fortunas que superan los mil millones de dólares o 20 mil millones de pesos, miles de trabajadores mexicanos sobreviven con miserables salarios mínimos de entre mil 210 pesos, para la mayoría del país, o mil 822 pesos para la Zona Libre de la Frontera, aunque trabajen hasta 14 o 16 horas al día.

El sistema capitalista que se instauró en México, al término de la Revolución Mexicana, dio origen a una sociedad dividida en dos grandes clases: la burguesía y el proletariado; es decir, los inmensamente ricos y los inmensamente pobres. La primera clase se queda prácticamente con toda la riqueza que se produce en el país, bajo el pretexto de que ella es la que invierte en las empresas que son de su propiedad, y para la que la clase trabajadora por su energía, brazos y talento para rentarse con los chicos o grandes empresarios, quienes retribuyen su esfuerzo con salarios de hambre que en muchas ocasiones ni siquiera les alcanza para lo elemental, como mandar a sus hijos a la escuela porque no tienen dinero para sustentar ese gasto.

La gran desigualdad económica que genera el sistema capitalista es la causante de todos esos males sociales que vemos publicados en los periódicos y que, desgraciadamente no solo afectan a los adultos, sino principalemente a niños y jóvenes pues, no solo es que no vayan a la escuela, sino que para ayudar a la economía familiar se suman a las filas del trabajo infantil o, los más débiles, se dejan envolver por las adicciones para hacer más llevadera su miserable realidad.

Así, tenemos que en el Estado de México la escasa oportunidad que tienen las  mujeres, de entre 10 a 17 años, de recibir escolaridad desde estudios básicos hasta nivel superior, aumenta el riesgo de que tengan un embarazo no deseado debido a que generalmente abandonan la escuela en los primeros años de la instrucción primaria y, por tanto, ya no reciben educación sexual que tal vez podría evitar los embarazos no deseados. En el Estado de México, la tasa de nacimientos por cada  mil mujeres que oscilan en este rango de edad en el último registro de INEGI, en 2020, fue de 38.9, lo que repercute en la desigualdad de oportunidades y en una forma de violencia ejercida sobre ellas. 

Durante los últimos tres años, las adicciones en los jóvenes se incrementaron un 20 por ciento, además de que hubo un recambio en el consumo: bajó la marihuana, pero aumentó el consumo de alcohol, que es más barato y se consigue más fácilmente; el segundo lugar sigue siendo la marihuana, el cigarro tercer lugar y en cuarto los inhalables, según informó el secretario de Salud en el Estado de México, Francisco Fernández Clamont.

¿Qué tipo de adultos estamos formando si a los niños y jóvenes de hoy no se les da educación, se les alimenta con comida chatarra y se les inflingen maltratos y abuso sexual infantil al grado que muchos de ellos evaden su realidad? 

Estos graves problemas de salud pública de que son víctimas niños, adolescentes y jóvenes, no los ha atendido el gobierno de México, el de la 4T, ni atenderá, porque está más preocupado en ganar elecciones que en generar políticas públicas serias y científicas destinadas a atender las necesidades de los mexicanos.

Un niño alimentado con comida chatarra seguramente será un adulto con enfermedades crónico-degenerativas como hipertensión, diabetes, cáncer, etc., problemas que se agudizarán por la falta de medicamentos en el sistema del sector salud. 

Las secuelas de abuso sexual también suelen arrastrarse en la edad adulta o, incluso, a lo largo de toda la vida. Por esta razón, es habitual encontrar cada vez a más mexicanos con enfermedades mentales, las cuales han sido genereadas por el abuso sexual que sufrieron durante la infancia o los maltratos a los que estuvieron expuestos durante las largas jornadas de trabajo que cubrían en sus más tiernos años.

El futuro de niñas, niños, adolescentes y jóvenes es incierto. Desgraciadamente, desde hace muchos años esa situación no ha cambiado, a pesar de que en el 2018 llegó a la presidencia de la república  el político que prometió que todo eso cambiaría en cuanto llegara al poder.

Eso ha sucedido y creo que ni sucederá. Por eso urge que los mexicanos conozcamos todos los problemas descritos para que, de una vez, nos decidamos a unirnos para combatir al mal gobierno que actualmente conduce el destino de México y empecemos a construir las bases de una sociedad más justa e igualitaria que desvanezca el futuro incierto que se cierne sobre los mexicanos.

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