MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Guerra arancelaria

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Hace poco en estas páginas relaté cómo el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, a juicio de Donald Trump, se había “doblado” con suma facilidad enviando a la frontera norte ocho mil miembros de la Guardia Nacional para servir de “muro” a la migración y que, con ello, Trump presumía haber cumplido con su cometido de poner un muro en la frontera y que lo pagáramos los mexicanos. 

Pues ahora la presidenta de México (de Morena) en su mensaje a la nación me parece que puso algunos puntos sobre las íes; sin embargo, no todos. Me pareció correcto el planteamiento de que deben combatir en Estados Unidos a los cárteles de las drogas; es decir, pareciera que los malos están acá en México y que en Estados Unidos no hay malos (“bad guys”). La droga no llega sola, la droga se distribuye y pasa por el territorio norteamericano sí o sí; por ello concuerdo, también, en que si la nación norteña tiene los mejores sistemas de seguridad satelital y de inteligencia militar del mundo, cómo es que no les sirven para detectar el trasciego interno de drogas en su propio país. La razón es que no lo quieren combatir con la energía que se necesita porque también es un negocio lucrativo para varios sectores de aquella nación. 

También me pareció correcto el señalamiento de la falta de combate a la drogadicción allá; es decir, un programa agresivo, en el buen sentido de la palabra, que evite que los norteamericanos se aficionen a las drogas como lo hacen. ¿Como se trata del país de las libertades, entonces, no pueden educar a su pueblo para que no se enganchen en el consumo de las drogas, pues los individuos tienen la “libertad” de elegir si se drogan o no? Como se trata de retórica y de intereses económicos, no va Estados Unidos a combatir en serio las drogas en su país porque para él es un doble negocio: los drogadictos se nulifican socialmente, dejan de ser un peligro para el sistema; al propio tiempo, la adicción les hace reincidentes y tienen que comprar una vez y otra vez drogas para satisfacer esa adicción, por ende, son un mercado cautivo para los poderosos intereses de quienes se enriquecen con ello. 

El problema es que la presidenta se contradice, pues la misma dosis debiera aplicarse en México; es decir, que se utilicen los aparatos de inteligencia de México para combatir el trasciego de drogas y, al propio tiempo, una campaña enérgica y efectiva para evitar que nuestras juventudes se enganchen con las drogas, pues las becas Benito Juárez, en algunos casos, han servido para que los jóvenes ahora tengan acceso a las drogas, dinero para comprarlas. 

En un municipio del Estado de México una señora me contó, pues le consta, que un distribuidor de drogas citaba a los jóvenes a una determinada hora frente a un cajero. El individuo tenía las tarjetas de los jóvenes, conforme llegaban se las entregaba, ellos iban uno por uno a cobrar y al término regresaban el dinero, la tarjeta y les entregaban la droga. 

De la violencia relacionada con el trasciego no hay ni duda y tampoco se combate efectivamente, por el contrario, hay más muertes dolosas hoy que en otros sexenios. No hay control. El caso de Sinaloa puede servir de ejemplo. 

Después de las amenazas de Trump y el discurso de Claudia Sheinbaum hicieron una llamada telefónica “amistosa” en la que se comprometió la presidenta a enviar, ya no ocho mil elementos, sino 10 mil, de la Guardia Nacional, pero ahora no de “muro” sino combatientes del trasiego del fentanilo. 

Estimado y paciente lector, ¿sabe usted cuánto va a costarnos eso a los mexicanos? Si les fueran a pagar sólo el salario mínimo por día, eso equivale a 278 pesos por miembro de la guardia nacional por 10 mil por 365 días, ello equivale a mil 14 millones de pesos. Si a eso agregamos la comida, la estancia, el material de limpieza, los recursos diarios que se requieren para movilizar a 10 mil policías, etcétera, el gasto se elevará, al menos, al triple, es decir, 3 mil millones de pesos. Adelantamos, esa medida va a fracasar, pues si hay mucha vigilancia en la frontera terrestre, no habrá la misma vigilancia en la frontera aérea o marítima, de tal suerte que se trata de un golpe mediático, nada más; de un acto efectista, más que efectivo; se trata de querdar bien con el imperio en lo inmediato, esa es la verdadera razón.

Minimizar los efectos de los aranceles en México con frases seudonacionalistas no le ha de servir de mucho al pueblo trabajador. Aunque a quien primero va a afectar el cobro de los aranceles es al pueblo norteamericano, también va a afectar, definirivamente, a nuestro pueblo. A los norteamericanos, porque los capitalistas exportadores subirán los precios al productor final y le obligarán a comprar bienes de primera necesidad (alimentos: aguacate, carne de res, de cerdo y de pollo, jitomate, brocoli, coliflor, zanahoria, etcétera); a nosotros nos afectará pues aquellas empresas que la subida de aranceles eleve los costos al grado de que impida, aún vendiendo las mercancías, obtener ganancias, entonces cerrarán y despedirán a los obreros. 

La guerra de aranceles ha doblegado, nuevamente, al gobierno mexicano y los 10 mil elementos enviados a la frontera nos costará su manutención, como mínimo, tres mil millones de pesos. Estas acciones, claro está, no atienden los problemas fundamentales del país ni del trasiego de drogas y, lo más grave, no hay un plan de desarrollo integral de nuestra nación. Sigue este gobierno con la política de comprar votos con los recursos públicos, ofreciendole a un sector de los mexicanos dinero en forma de programas sociales y manteniendo su voluntad sujeta a los intereses del gobierno, lo cual se verá en la recomposición del poder judicial en próximas fechas. 

Nuevamente queda de manifiesto que el modelo económico adoptado por Morena es continuidad del neoliberalismo heredado del “pasado” y, por lo mismo, para remediar los problemas de fondo, lo que debemos hacer es cambiar dicho modelo, por ende, en todo momento y en cada coyuntura, la realidad nos confirma la necesidad de educarnos, de organizarnos, de unirnos y luchar para conquistar el poder político de México para instrumentar un nuevo modelo económico social en México para no doblegarnos y realmente desarrollar todo el potencial de México para bien de todos. 

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