Concluyó, con un éxito rotundo, el XXIII Encuentro Nacional de Teatro del Movimiento Antorchista Nacional. La sede fue San Luis Potosí y fue albergado durante tres días continuos, con lleno total, por el majestuoso Teatro de La Paz, orgullo de los potosinos, los días 22, 23 y 24 de noviembre.
La actividad es prueba de que Antorcha sigue siendo necesaria como propuesta política, y que como proyecto de país sigue siendo completamente viable, ya que el impulso del arte y de la cultura entre las masas más pobres y necesitadas ha sido parte sustancial del espíritu y trabajo de nuestra organización, a lo largo de sus 50 años de existencia.
Antorcha promueve activamente el teatro porque sabe que es una poderosa herramienta de crítica social y que tiene un carácter eminentemente transformador.
El teatro que promueve Antorcha es importante porque impacta y enseña la realidad en la que vive el pueblo de México, y por eso se hace necesario llevar esos mensajes más allá de los escenarios teatrales: a las colonias, escuelas y pueblos distantes, a los campesinos, colonos, obreros, estudiantes marginados, a los que se les ha olvidado que también tienen necesidad y derecho a una verdadera cultura, a un verdadero arte y a un verdadero teatro que educa y eleva el espíritu humano.
A través del teatro, la gente tiene la oportunidad de enterarse, cuestionarse, de estremecerse, aprender y concientizarse acerca de que toda la riqueza que se produce a costa de ella, tanto material como espiritual, también le pertenece y, por tanto, tiene derecho a ella como el que más.
Antorcha promueve activamente el teatro porque sabe que es una poderosa herramienta de crítica social y que tiene un carácter eminentemente transformador.
Este encuentro, por ejemplo, nos ha mostrado que el talento genuino radica en el pueblo, con la destacada participación de los hijos del pueblo en puestas en escena que, con conocimiento de causa y sensibilidad profundas; haciéndonos soñar, a todos los espectadores por igual, con un mundo mejor, critican a este sistema social horrible de explotación del hombre por el hombre desde que la sociedad se dividió en clases sociales, y que ha dado por resultado la irracional concentración de la riqueza en muy pocas manos mientras las inmensas mayorías de la población padecen miseria y marginación cada vez más asfixiantes.
Han sido obras que nos hablan de la injusticia y de los problemas que tenemos que resolver casi en forma cotidiana, así como de un mundo más justo y equitativo que podemos construir entre todos.
Hoy está claro como el agua que los trabajadores mexicanos, los pobres, seguimos tan explotados a cambio de un mísero salario de hambre, como siempre; que realmente para nosotros no ha habido ninguna transformación, y por eso Antorcha, que es una organización política, quiere llegar a ganar el poder de la nación para, desde ahí, hacer las transformaciones de raíz necesarias en la base económica, que realmente mejoren las condiciones de vida de todos los mexicanos, en todos los sentidos. Vivir mejor también incluye la transformación espiritual de los pueblos.
Para eso sirve el teatro, pues es necesario que el pueblo abra los ojos; que despierte ese gigante y que se ponga en pie, organizándose de manera consciente para transformar esta realidad injusta, y para que cambie el destino de la nación.
Hay que soñar con un mundo mejor, y dado que esto es perfectamente posible, vayamos luego a construir ese mundo mejor.
Ha caído el telón, pero nos deja una gran enseñanza, una gran lección y también una urgente y necesaria tarea que cumplir.
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