Hace unos días, estuvo en Nayarit el presidente Andrés Manuel López Obrador, y en su paso por la zona indígena del municipio de Del Nayar, de los más marginados del estado, llamó la atención por su contestación a las peticiones de los gobernadores tradicionales indígenas, que, como en todos lados, esperan que les ayude a que sean escuchados y resueltos sus problemas más sentidos.
En la nota de latinus.us del día 10 de septiembre se publica que “el gobernador tradicional de Jesús María, Martín Valentín Vargas, le pidió al presidente canalizar recursos para pavimentar los caminos de la región, así como una clínica para los habitantes, que actualmente deben de trasladarse a Tepic, capital de Nayarit, para recibir atención médica”. “Queremos que se pavimente las carreteras porque hay muchas carreteras que están en malas condiciones y quisiéramos que se hagan rehabilitaciones”.
Como respuesta, el presidente le dijo: “Háganlos ustedes, es hacer el camino así, de concreto, no es mucha ciencia. En las comunidades hay muy buenos albañiles y maestros. Se pueden conseguir ingenieros civiles. Y empezaron a hacer los caminos (en Oaxaca), ya llevamos como 170 terminados, caminos hechos por la misma gente, de concreto, que son como obras de arte (…) así es como podrían hacerse los caminos acá en la Sierra del Nayar”.
De entrada, quiero decir que es un derecho de todo mexicano el solicitar solución a sus problemas, y que la dependencia o funcionario a quienes se le presenta la demanda tiene obligación de atenderla y resolverla. Por lo tanto, nadie que esté en el poder se debe de molestar porque se le exige resolver los problemas públicos.
Segundo, la gente va esperanzada a que el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, enfatizo, le resuelva sus problemas y, cuando en vez de solución sale regañada, el presidente pierde la autoridad de máxima figura y cae al nivel de un ser grosero, insolente e irrespetuoso. El pueblo nayarita siempre ha hecho trabajo colectivo en sus comunidades para arreglar caminos, escuelas, iglesias, centros de salud, plazas, etcétera. Por eso afirmo que no está nada más estirando la mano para ver qué se le da.
Creo que, si se piden carretas pavimentadas, es porque estas son urgentes; los pueblos de la sierra tienen caminos en malísimas condiciones, y, las necesidades de estas son tantas y de tal tamaño, que no basta un albañil y su cuchara para hacer las obras que se necesitan.
Por cierto, se les recuerda a López Obrador, a la SCT, al Gobierno estatal y a la Secretaría de Obras de Nayarit que en el tramo El Venado-Presido de los Reyes de la carretera Ruíz-Zacatecas, la carretera pavimentada prácticamente desapareció en varios tramos por las avenidas de las aguas del rio San Pedro que socavaron uno de los dos sentidos de dicha vía; ya tiene más de un año en condiciones de mucho peligro para los automovilistas, si pasa alguna tragedia o desaparece esta carretera dejando incomunicada a la zona indígena, la responsabilidad será del gobierno. Tal vez estén esperando a que se junten los albañiles de la zona para reconstruir esa carretera.
La pregunta es, ¿Por qué no se reconstruye esta importante carretera? ¿Por qué no se libera el recurso para que se inicie esta obra?
De estos tres casos aquí señalados (los caminos de la sierra y la carretera en Ruíz), así como también la falta de un hospital y que cuente con medicamentos, bien podemos concluir que hay una negativa a realizar obras que verdaderamente necesita la sociedad.
Pero ¿cuál es la explicación de esta negativa? La respuesta es que el gobierno de “Por el bien de todos, primero los pobres” está priorizando no las necesidades sociales de la gente sino los proyectos caprichosos del presidente, carretadas de dinero se van al proyecto Tren Maya, a la refinería Dos Bocas y a los programas prioritarios de AMLO, mientras que las obras de infraestructura como puentes, caminos, carreteras, hospitales, seguridad pública, electricidad, vivienda, educación y salud apenas y se les asigna un pequeñísimo aumento de recursos. Esto último se puede comprobar en el PEF que está programado para el próximo 2023.
Como vemos, los ingresos que salen de nuestros impuestos se están ocupando mayormente en los programas de AMLO, que con el dinero nuestro buscan comprar la conciencia de los más pobres, pero a cambio se deja en el abandono el desarrollo de pueblos y colonias y el bienestar de la mayoría de los mexicanos.
Ante esta situación, en Nayarit se necesitan, señor presidente, carreteras pavimentadas y hospitales y no discursos o sermones enfadosos que solo quieren hacer que los pobres agachen más la cabeza, su mensaje mareador y desalentador, provoca irritación e invita a que los pobres a que no deben de confiar en la 4T que los está traicionado.
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