MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Huracán Lidia y su paso por Colima

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A estas alturas, es imposible no hablar de los estragos que causó el huracán Lidia en el estado de Colima. Según muchos especialistas, las gravísimas consecuencias que dejó no se habían visto con otros huracanes en el estado. 

La gobernadora del estado, Indira Vizcaíno Silva, informó que, de acuerdo con las mediciones oficiales, las precipitaciones pluviales que trajo el huracán Lidia fueron totalmente atípicas e históricas: “Llovió mucho y de manera continua por mucho tiempo”.

A pesar de lo atípico e histórico de este fenómeno, no podemos dejar de mencionar que Colima es uno de los estados que, por su ubicación geográfica, está expuesto constantemente a este tipo de desastres naturales, de los que cada año ha sido víctima.

Así que no debería sorprendernos tanto la llegada de huracanes de esta magnitud o de otros que indudablemente van a seguir llegando en años venideros y que, por lo que se ve, serán más intensos que antes. 

El problema radica, creo yo, en que los gobiernos tanto estatales como municipales no están creando las condiciones de infraestructura y obra pública para que pueblos y colonias resistan ante desastres naturales, con los que las personas más vulnerables se llevan la mayor de las desgracias al perder, en muchos de los casos, todo su patrimonio.

En 2021, el hoy presidente de la república Andrés Manuel López Obrador, decidió eliminar el Fondo de Desastres Naturales (Fonden), con el que precisamente se atendían este tipo de contingencias. El portal web Expansión Política mencionó al respecto lo siguiente:

“El presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que el Fondo de Desastres Naturales (Fonden) desapareció para eliminar la corrupción, pero aclaró que, pese a ello, su gobierno está atendiendo mejor a los damnificados […] El 28 de julio pasado, la Secretaría de Hacienda (SHCP) oficializó la desaparición del Fondo de Desastres Naturales (Fonden), creado en el gobierno del priista Ernesto Zedillo, en 1996, para ayudar a las poblaciones afectadas por fenómenos naturales.

Las desgracias de los más pobres les caen como anillo al dedo a los gobiernos, pues les permiten pedir préstamos, una “caja chica”, para “resolver” los problemas que ocasionan los desastres naturales.

El presidente López Obrador justificó su decisión: dijo que ‘era la caja chica’ del gobierno, de la que funcionarios se despachaban con miles de millones de pesos”.

Sus razones tendría el señor presidente, pero la realidad dice que esos millones de pesos no están llegando a las familias más vulnerables de los estados, y para muestra, Colima, donde Lidia se llevó 18 millones de pesos al convertir en nada un puente de reciente construcción.

La gobernadora morenista dice que las afectaciones causadas por Lidia en el estado ascienden a alrededor de 180 millones de pesos. Así lo dio a conocer portalcolimote.com, que además mencionó lo siguiente: “debido a esta situación, [Vizcaíno] no descarta la posibilidad de solicitar un endeudamiento para hacer frente a estos gastos, dada la demora en la llegada de los recursos federales tras la declaración de desastre.

Señaló la necesidad de establecer un parámetro preciso para calcular el costo de las reparaciones, ya que, aunque se menciona una cifra de 180 millones de pesos hasta el momento, es esencial tener una evaluación más detallada para priorizar la reconstrucción de las vías de comunicación”.

Pues bien, no cabe duda de que a los gobiernos, las desgracias de los más pobres, les caen como anillo al dedo, pues les permiten pedir préstamos para “resolver” los problemas que ocasionan los desastres naturales; problemas que deberían resolver con mucha anticipación con recursos ya destinados a sus gobiernos. Las “cajas chicas” que traen consigo los desastres naturales no les caen mal a los gobiernos. 

Sólo espero que en verdad se atiendan las necesidades de los más vulnerables y de todos los afectados por el paso de los huracanes, pues los desastres naturales cada vez están más latentes. 

Exijamos la reparación de las vías públicas y mejores obras, que no se caigan al paso de un huracán. Que conste.

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