Desde principios de la pandemia ocasionada por el coronavirus SARS-CoV-2 surgieron incertidumbres entre la población, en cuanto a las medidas de prevención sanitarias que las autoridades empezaron a tomar, debido a que en un principio existía a su vez la duda sobre si era cierto o no la existencia de tal virus, como lo presentaban en los medios de comunicación, sobre todo porque nunca, en ningún momento, el Gobierno federal tomó con seriedad este tema, preparando las condiciones para enfrentar dicho mal.
Hoy, sin embargo, a poco de que se cumpla un año de la llegada del virus al país, y de las consecuencias que ha dejado este mal, de la crisis económica que ha provocado, de las miles de personas que han perecido en la batalla contra la covid-19 y todos los males que ha causado, resulta ser, que dentro de la población mexicana aún siguen existiendo incertidumbres y dudas con la existencia de dicho virus; esto se demuestra por lo que se puede ver, en miles de personas que siguen sin hacer caso a las medidas sanitarias, sean éstas las más mínimas, como el uso del cubrebocas y evitar aglomeraciones de gente ya sea en espacios públicos o privados, que permiten un alto porcentaje de probabilidad en contagios.
Cada vez es más frecuente ver cómo la población en general, sin importarle ni tomar en cuenta las prevenciones necesarias, hace reuniones familiares, fiestas numerosas, e incluso se arriesgan a asistir a lugares turísticos como playas, ríos y demás, dejando a un lado prácticamente toda medida sanitaria. Y aunque es bien sabido que los usos y costumbres de la población, muy difícilmente podrán ser suprimidos por la misma formación que se le inculca de origen, la gente debe de entender que la realidad nos ha pintado un nuevo panorama en cuanto a la forma de vida que hasta el momento se nos presenta, y que seguramente seguirá empeorando más si seguimos así.
Sin embargo, cabe mencionar que dicha incertidumbre se da, además, como consecuencia de los actos y acciones que, figuras públicas y personajes políticos, dejan mucho que desear en cuanto al poco interés que muestran ante la pandemia. Tal es el caso del presidente, quien desde el principio se negó rotundamente a usar cubrebocas, diciendo que su uso no era indispensable, haciendo además, caso omiso a las recomendaciones que la Organización Mundial de la Salud (OMS) hizo desde un principio a los líderes de todos los países, para protegerse y poner el ejemplo a la población sobre su uso.
Cada vez que el presidente es más cuestionado sobre su poca disposición para hacer caso a las medidas sanitarias, su respuesta siempre ha sido la misma, argumentando que no hace falta, que hay algo más fuerte que un cubrebocas que lo protege de contagiarse. Y ahora, que los medios hablan sobre la noticia del contagio del presidente con coronavirus, las dudas y la incertidumbre crece aún más dentro de la población, ya que, cuando creían que el presidente tenía razón, viene el coronavirus y lo desmiente.
Del mismo modo, esta incertidumbre que digo surge, ante la falta de credibilidad del Gobierno federal cuando, a través del subsecretario de Salud, el doctor Hugo López-Gatell, y también el propio presidente, afirmaron que la pandemia había sido controlada, y que el uso del cubrebocas no era indispensable, y ahora vemos las consecuencias.
Ahora bien, con todo lo que ha pasado hasta el momento, no debe de caber duda de que la enfermedad existe, y de que no es un producto de la imaginación; esto lo demuestra los miles de defunciones que hay registradas hasta el momento: más de 156 mil familias que han perdido un ser querido a causa de esta enfermedad. Indudablemente que este es fruto del mal manejo que se hizo del combate a la pandemia, y de la incertidumbre generada por los actores políticos, como el caso del presidente, que, él sí, podrá estar seguro de que se curará, porque es el mismo pueblo quien pagará indirectamente por su salud y su bienestar, pero, ¿quién pagará por la salud y bienestar del pueblo? Nadie, el pueblo es el más olvidado en estos casos.
Ante esto es importante entender dos cosas: en primer lugar, que la situación sanitaria en que nos encontramos actualmente se tiene que tomar enserio; si los gobiernos no van a ser capaces de atender y dotar a la población con lo necesario para seguir al pie de la letra las recomendaciones sanitarias recomendadas, debemos entonces reclamar y exigir que se emplee más recurso en materia de salud, que se le garantice a la población el acceso a los servicios básicos elementales como el agua, para que puedan lavarse continuamente las manos, y que se emplee un verdadero programa económico que ayude a las miles de familias a sobrevivir en pandemia.
En segundo lugar, reconocer que se hace cada vez más necesario un verdadero gobierno emanado del pueblo, que piense como el pueblo, que sepa cómo vive el pueblo, y que en tiempos como estos, sea capaz de enfrentar los problemas sanitarios, sociales y económicos, y que no vele sólo por los intereses de unos cuantos. Sólo el pueblo sabe que es lo que necesita el pueblo, por esta razón, hago un llamado a la población colimense, y también del resto del país, a que nos organicemos para decidir el rumbo de la nación. En estas próximas elecciones hagamos un cambio, quitemos a los malos gobernantes; decidamos con la mente fría, no nos dejemos llevar por los ánimos del momento, y aunque es cierto que todos los políticos y sus partidos tienen cola que les pisen, decidamos por el candidato que nos garantice, no con palabras sino con hechos, un gobierno que mejore las condiciones de vida la población y que esté dispuesto a luchar de la mano con el pueblo por su salud. Ya veremos.
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