“El mundo está atravesando una época sin precedentes marcada por la acumulación de múltiples crisis. Decenas de millones de personas más pasan hambre. Cientos de millones más se enfrentan a subidas imposibles en el costo de los productos básicos o de la energía para calentar sus hogares. La pobreza se ha incrementado por primera vez en 25 años. Sin embargo, unos pocos han logrado sacar un inmenso provecho de estas crisis. Los ultra ricos han visto crecer drásticamente su riqueza, y los beneficios empresariales han alcanzado niveles récord, haciendo que la desigualdad se dispare”. Así inicia el informe de la Oxfam titulado La ley del más rico.
El problema de la concentración de la riqueza no es nuevo, en el mundo año con año nos damos cuenta de que los ricos se hacen más ricos y los pobres más pobres, sin embargo, a partir de 2020 se ha agudizado el problema.
Esto es alarmante por varios aspectos, uno de ellos tiene que ver con el hecho de que es, en ese año, en el que inicia la crisis sanitaria misma que causará en el agravamiento de la crisis económica y social ya existente. “Desde entonces -dice el citado informe- dos tercios de la nueva riqueza generada a nivel global ha ido a parar al un por ciento más rico, casi seis veces más que la que acaba en manos del 90 por ciento más pobre de la humanidad”.
Por otro lado, el Banco Mundial confirma que, debido a la covid-19, en 2020 la pobreza extrema aumentó por primera vez en 20 años. Alrededor de 100 millones de personas viven con menos de un dólar al día.
Esta situación demuestra que el actual sistema político económico es un fracaso. No se trata solo de la condición de vida de las grandes mayorías, sino de las formas políticas que emanan de ella. Por eso no podemos hablar de la existencia de libertades políticas y democráticas en una situación como esta, en un sistema que significa una carga para las mayorías. La clase política gobernante ha sido incapaz de plantear medidas que reviertan la concentración desmedida de la riqueza. Han dejado que las llamadas leyes del mercado se desarrollen sin trabas, argumentando que por sí mismas son capaces de lograr una repartición justa de la riqueza.
El informe lo señala claramente, la desigualdad no es inevitable, sino que es una elección política, por tanto, reducir la desigualdad implica que se tomen acciones políticas serias. Una de ellas tiene que ver con lo que el Movimiento Antorchista ha propuesto desde hace varios años y que hoy se impone como una necesidad: aumentar la presión fiscal sobre los más ricos.
Si bien esta medida no es suficiente para terminar con la desigualdad, es un buen punto de partida. Es momento de que los super ricos contribuyan para mejorar la calidad de vida de todos. El aumento desmedido de su riqueza ha coincidido con la enorme reducción de la tributación, especialmente en el uno por ciento más rico.
Por cada dólar recaudado en ingresos fiscales a nivel global, únicamente cuatro centavos proceden de gravar la riqueza. La desfiscalización de la riqueza es aún más pronunciada en los países de renta media y baja, donde existen mayores niveles de desigualdad.
Según el informe, gracias a la presión fiscal, se obtendrían 1.7 billones de dólares anuales, lo que ayudaría a que 2 000 millones de personas salieran de la pobreza, entre otras cosas.
A pesar de que la propuesta de un aumento de impuestos sobre las grandes fortunas va ganando adeptos, esto no es suficiente. Se requiere que la ciudadanía, es decir, las mayorías que sufren las consecuencias de un sistema diseñado para premiar la riqueza y no el trabajo, se organicen y presionen a sus gobiernos para que estos obren en esa dirección.
Para los mexicanos, que vivimos en un país donde las desigualdades son una realidad lacerante para la población, el informe de la Oxfam nos deja una tarea por delante: organizarse y exigir que se tomen medidas, para que los que se han beneficiado en medio de esta crisis aporten para el mejoramiento de los que menos tienen, de lo contrario, la concentración desmedida de la riqueza y el aumento de la pobreza no encontraran un límite.
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