A raíz del anuncio de la visita de nuestro presidente López Obrador a una reunión con su "homólogo" Donald Trump en Washington los próximos días 8 y 9 de julio, con el argumento de que va a agradecer el apoyo de los ventiladores para pacientes de covid-19 y "el trato respetuoso que nos ha dado", y que va a "celebrar" la entrada en vigor del T-MEC, sin la presencia de Canadá por cierto; se ha desatado una lluvia de opiniones y críticas al respecto y también yo quiero asentar mi punto de vista.
La parte oficial y sus partidarios lo aplauden y dicen que fue invitado y va a una reunión de tú a tú con Trump, donde hablarán de negocios en esa reunión de iguales con la frente en alto; hay otros que lo critican, entre ellos el propio embajador emérito Bernardo Sepúlveda, quien asegura que en esa visita no hay ningún beneficio verdadero para México, ni en lo político ni en lo económico, y que por dignidad, no debería acudir después de tanto maltrato a nuestro país y lo más grave es que sólo lo va a usar para que le acerquen votantes en su plan de reelección en noviembre, además dicen, expone al país a la represión y al desprestigio si resulta Trump el perdedor, pues solo cuenta con el 36 por ciento de las preferencias electorales y el 21 por ciento de los latinos. Otros dicen que no fue invitado, sino citado, es decir no va, sino lo llevan.
Es de conocimiento general que vivimos en un mundo globalizado donde las mercancías y los capitales circulan libremente por el mundo desde hace más de 50 años, que aunque nos habían prometido un mundo de felicidad , en realidad se ha convertido en el saqueo de los débiles por los poderosos; en México somos un país subdesarrollado tercermundista, donde existe una gran cantidad de industrias con tecnología de punta, pero que es propiedad de las empresas extranjeras que la manejan secretamente y no la comparten con los mexicanos, esta industria cubre necesidades del país de origen, importan el 100 por ciento de los elementos que se utilizan en el proceso, y el producto final se regresa al país de origen o a otro. Los mexicanos no obtenemos nada de todo lo que se produce en nuestro país, solo consumen nuestra agua, consumen energías contaminantes, recursos naturales no renovables y sobre todo consumen nuestra fuerza de trabajo barata, es decir, consumen nuestros recursos naturales, contaminan nuestro país y explotan a nuestra clase trabajadora con salarios de hambre y se llevan la riqueza. También sufrimos las consecuencias de los capitales golondrinos que llegan a México mientras se les satisface su tasa de interés y se van cuando no les conviene, sin importar que dejen la economía nacional en la bancarrota. Es decir, gozamos de una gran dependencia económica sobre todo de Estados Unidos, una muestra de ello es que nos acaban de obligar a abrir la industria automotriz en el bajío en plena pandemia.
ítem más. Somos vecinos de los gringos, que se consideran los ganadores indiscutibles de la Segunda Guerra mundial y herederos legítimos de la Alemania nazi, tomaron en sus manos el sueño que Hitler no pudo concretar: dominar al mundo sin obstáculo alguno, es un gobierno racista que se sienten con una superioridad física, intelectual y espiritual, todo esto con Trump a la cabeza, nos ven a los mexicanos y a todas las razas que no somos altos y de ojos azules (anglosajones), como Dios ve a las liebres, chiquitas y orejonas, y sobran muestras de lo dicho: el mal trato y discriminación a los más de 34 millones de inmigrantes connacionales, que como dijo Fox, hacen allá los trabajos que ni los negros quieren hacer; nos obligó a detener el flujo migratorio y a utilizar a la Guardia Nacional para golpear a los centroamericanos y darles dinero del presupuesto de los mexicanos; está construyendo un gigantesco muro para los narcotraficantes, criminales y violadores (así nos identifica a todos los mexicanos) y además jura y perjura que los mexicanos lo estamos pagando. Se consideran los dueños y señores del mundo y lo peor actúan como tales, guerrean por todas las latitudes del planeta contra gobiernos que no se le someten a su voluntad, asesinan, invaden, violan derechos y muy pocos se atreven a desafiarlos, so pena de sufrir las violentas consecuencias para los gobernantes y sus pueblos, ejemplos hay bastantes.
Tenemos una historia de conquista y saqueado de toda la vida, 300 años esclavos por los españoles (de 1510 a 1810), resultado un pueblo pobre y miserable; la primera transformación de Independencia encabezada por el cura Hidalgo e insurgentes, nos liberó de los españoles y nos colocó en manos del sometimiento de los españoles nacidos en México por otros 100 años, de 1810 a 1910, en este periodo tuvo lugar la segunda transformación encabezada por Don Benito Juárez para recortarle poder a la iglesia, pero el pueblo siguió básicamente en las mismas, pobreza y más pobreza; después la tercera transformación de la Revolución Mexicana encabeza por Villa y Zapata en 1910 nos liberó de estos para ahora ser sojuzgados por la burguesía mexicana y extranjera que hasta la fecha nos mantiene también en la pobreza.
Actualmente nos explota el capital nacional, pero sobre todo el capital extranjero; mantienen a nuestro pueblo casi en las mismas condiciones, pues de un total de 125 millones de mexicanos, 90 millones vivimos pobres, resultado del abuso de los saqueadores en complicidad con 70 años de PRI, 18 años de PAN y dos años de MORENA, gobiernos todos al servicio del capital, no existe tal Cuarta Transformación, solo en los últimos dos años pasamos de ser un país pobre a uno miserable: la anémica economía mexicana decreció en -1.7 por ciento, la pobreza se incrementó en un 4.8 por ciento, el desempleo llegó a 34 millones de almas; 53 mil 628 personas fueron asesinadas, la cifra más alta de la historia reciente mexicana; a esto se le suma también una pandemia pésimamente manejada que ha cobrado la vida de casi 40 mil mexicanos y que el imperio nos ha obligado a reactivar la economía y hemos tenido que obedecer.
Y finalmente, ¿Qué somos en México? La realidad, nos guste o no somos el traspatio de Estados Unidos, no nos engañemos, en México no se hace nada de trascendencia si el patrón no da su anuencia. Por lo tanto, si queremos llevarnos la fiesta en paz, nuestro presidente debe ir a rendir pleitesía, debe ir a agradecer que lo dejaron llegar a la presidencia y ponerse a la orden del poderoso y si no pregúntenle a Maduro y al pueblo de Venezuela. Así va a ser siempre, mientras en México no seamos capaces de valernos por nosotros mismos, mientras nuestros gobernantes no se preocupen por poner a su pueblo de pie, armado con una organización y una conciencia nacionalista y patriótica, pero acompañado de una economía pujante, donde se haya hecho una mancuerna con los empresarios para generar riqueza y compartirla con el pueblo que la genera, y que se haya hecho una inversión importante en la salud, la educación y la alimentación. Para tener un pueblo fuerte bien alimentado, bien capacitado y preparado, pero sobre todo educado políticamente para defender a su patria que le da de comer y no tenga necesidad de emigrar a otro país a dejar todo lo bueno de sí y solo regresar a México a morir.
Esto no fue capaz de hacerlo el PRI en 70 años, tampoco el PAN en 18 años, ¿lo irá a hacer Morena? Las cuentas en los primeros dos años los dejan muy mal parados y a los mexicanos en muy malas condiciones en todos los sentidos: más pobreza, más inseguridad, más hambre, más ignorancia, más dependencia económica con Estados Unidos y Canadá con el T-MEC y lo peor sin ningún rumbo esperanzador, por lo tanto, debemos seguir trabajando en organizar y educar al pueblo. Adelante señor presidente a apoyar la campaña del racista y representante del capital mundial que todos los días nos saquea y mata a nuestro pueblo de hambre, total si gana Trump o gana Joe Biden, qué más da, seguiremos con la rodilla del imperio en nuestro cuello. Es la realidad nos guste o no.
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