MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Ixtapaluca refrenda apoyo al antorchismo

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El Movimiento Antorchista se ha caracterizado por ser una organización con verdadera raigambre popular, inmerso y empapado de los problemas más agudos que acosan, día con día, a las grandes masas de desamparados mexicanos, que se cuentan por millones. 

Esa característica ha permitido el crecimiento sostenido de la organización a lo largo y ancho del territorio nacional, en todos los estados, aunque en algunos de manera modesta, el Movimiento Antorchista tiene presencia política. Obreros, campesinos, colonos, profesores y estudiantes se aglutinan en los grupos de masas dirigidos por la organización y con ellos encabeza la lucha enardecida del proletariado mexicano.

El movimiento de masas del antorchismo es efectivo y real, muchas veces víctima de injurias infundadas y otras, muy pocas en realidad, reconocido abiertamente como lo que representa, en el escenario de la política nacional, a la organización política más grande y mejor estructurada del país.

El 6 de junio del año pasado y entre las sombras de un proceso electoral manchado de corrupción y de injerencia directa del Estado, Antorcha fue removida de la administración municipal de Ixtapaluca y de Chimalhuacán. Con bombos y platillos, los vencedores en la contienda alardearon su triunfo, se dedicaron en los meses siguientes a difundir, pérfidamente, una realidad que sólo podía ser cierta en sus mejores sueños. La antorcha se apagó, aseguraron.

Mucha gente en situación de desinformación creyó lo antes dicho, pero al interior, las piezas del rompecabezas se re acomodaban para llegar al fondo, al origen material de la derrota electoral. Es forzoso comprender que, desde su origen, el Movimiento Antorchista se ha planteado el reto descomunal de transformar las condiciones de vida de los más pobres, no de una manera superficial, ni temporal, sino de manera radical y definitiva; con unas bases científicas muy sólidas, fundadas en el materialismo histórico, la dirigencia del antorchismo ha propuesto un proyecto de país viable y realizable con cuatro ejes que lo sintetizan bien.

A partir de dicho análisis, la verdad sobre la derrota en las urnas sale a relucir. La conciencia política del pueblo de México fue relegada a un segundo plano, la solución inmediata de sus demandas económicas, sin reparar en la necesidad de mantener viva la llama de la lucha popular fue el epítome del gran proyecto con más sentido humano en Ixtapaluca.

Pero los organismos vivos se mueven y se transforman, y el Movimiento Antorchista es un organismo vivo que se ha vuelto a reconstituir y afianzar como un árbol sobre raíces fuertes en torno a los principios fundamentales que originaron su existencia: la transición pacífica hacia un sistema socioeconómico que funcione en beneficio de los millones de pobres de nuestro país.

Y es así como los antorchistas hemos vuelto a la confrontación, hemos puesto de nuevo nuestras piezas sobre el gran tablero con un objetivo bien concreto: transformar la conciencia del pueblo para enseñarlo a luchar por sus necesidades, para ponerlo a la cabeza de la lucha que es auténticamente suya, y de nadie más. Y el respaldo popular es innegable, tras las elecciones locales para las autoridades auxiliares así lo podemos confirmar.

El pasado 20 de marzo, en Ixtapaluca, se llevó a cabo el ejercicio ciudadano para la elección de delegados, subdelegados y Consejos de Participación Ciudadana (COPACIs). A pesar del entorpecimiento intencionado de las autoridades municipales, al realizar un proceso turbio de selección y registro de las planillas a contender, en el que fue evidente el apadrinamiento del alcalde y su gobierno con las planillas de sus simpatizantes y de la poca capacidad para informar oportunamente si las planillas contenderían por color o número, la enorme máquina de Antorcha en Ixtapaluca puso manos a la obra, la campaña permitió la recontactación de la organización con sus grupos de masas, que se llevaron una gran sorpresa al comprender que, en efecto, la llama continúa viva.

Los resultados favorables en grandes áreas territoriales nos hablan de un movimiento de masas efectivo. Aquí seguimos los antorchistas, les decimos a nuestros rivales políticos con gallardía.

Colonias de suma importancia histórica para la organización refrendaron su permanencia en las filas de Antorcha, desde el Cerro del Tejolote y hasta la colonia Melchor Ocampo, Wenceslao Victoria Soto, 6 de Junio o Citlalmina. Los resultados electorales fueron definitivos, el Movimiento Antorchista arrasó y obtuvo una victoria contundente. Ahora es responsabilidad de todos los ixtapaluquenses sumarse con verdadera abnegación a la lucha que encabezará.

Las cosas no van bien en el municipio; en la estructura del Gobierno municipal hay despidos injustificados que ya se cuentan en cientos, mutilaciones presupuestales al sector cultural, un clima de violencia que aumenta cada día y que tiene a todo Ixtapaluca sumido en el terror. El contexto político y social es muy complejo y es sólo cuestión de tiempo para que la represión y la intolerancia ideológica se vuelvan más evidentes, sobre todo tras el triunfo electoral del antorchismo ixtapaluquense.

Harán falta todas las manos posibles y solidarias para continuar en la construcción de un Ixtapaluca para todos, pensando siempre en que este no es el fin último de la lucha organizada, sino un peldaño nada más. Hará falta que nos sumemos todos para defender los grandes logros de las administraciones pasadas del pueblo ixtapaluquense, no con el afán de volverlas una memoria llena de nostalgia, sino con la intención de hacer que se multipliquen para el provecho de todas y todos.

La Antorcha no se apaga, ni se apagará, porque está hecha de un fuego que no se consume, ni se reduce, y las elecciones del pasado 20 de marzo lo confirman.

¡Ni cansados ni vencidos, hoy estamos más unidos!

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