MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La celebración de la derrota

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Ya no es novedad, se ha vuelto el pan de cada día ver en los diferentes medios de comunicación que la vida de los mexicanos no sólo no mejora, sino que va de mal en peor: ya no nos sorprende ver la cantidad de homicidios que atestan los periódicos y las noticias en las televisoras; se volvió común escuchar una vez y otra vez más que la pobreza sigue creciendo, que ya no hay medicinas en los hospitales, que en las escuelas la educación es cada vez más deficiente, que el dinero ya no alcanza ni para medio comer, que los precios en los mercados han alcanzado niveles inimaginables o que la inflación, en lugar de ceder sigue y sigue aumentando. 

Que en las manos de los niños, donde debería de haber cuadernos y lápices hay armas y drogas, que los feminicidios no ceden, que las desapariciones van al alza, entre otras cosas más; lo notorio aquí, es que a pesar de que se quiera romantizar todo eso con cientos de anuncios y miles de mensajes pagados, lo cierto es que la realidad nos golpea el rostro. 

La realidad nos muestra con rudeza y a veces hasta con crueldad, la posición y el lugar en el que estamos parados los mexicanos, un lugar que cada día se hunde más, pero que se celebra y se aplaude. Y digo esto, porque muy a pesar de los cuantiosos escritos, análisis, entrevistas, informes, estadísticas y demás documentos que nos muestran la innegable dependencia que tenemos con Estados Unidos y las consecuencias que eso nos acarrea política, económica, cultural y socialmente, se sigue celebrando que vivamos bajo el yugo y que dependamos completamente del imperio yanqui. 

En días recientes salió a la luz, una noticia, que como todas las de su tipo, fue celebrada como un logro del actual gobierno federal; se dio a conocer que las remesas recibidas en 2022 rompieron su record histórico; los datos dados a conocer por Banxico indicaron que al cierre del año los mexicanos recibieron más de  58 mil 497 millones de dólares, cifra que se incrementó en 13 por ciento al superar los 51 mil 586 millones de dólares recibidos en 2021. 

Pero, por si esto no fuera poco, Michoacán se posicionó como el segundo estado mayor receptor de remesas, sólo detrás de Jalisco, y como si fuera sacado de cuento, también rompimos récord y superamos el máximo histórico alcanzado en 2021, al pasar, según datos también de Banxico, de 4 mil 890 millones dólares a 5 mil 285 millones, lo que representa un aumento del 9 por ciento. 

No podemos dejar de lado que esto pasa en un estado en el que la mitad de su población, más de 4 millones de sus habitantes, han emigrado a los Estado Unidos, y que de la población que permanece en Michoacán, el 70 por ciento, es decir, 7 de cada 10 michoacanos, laboran en el empleo informal, lo que acarrea consigo que este sector no cuente con un salario digno, un horario fijo, prestaciones y menos de un seguro que les garantice el acceso a la salud, es decir que las condiciones de vida de los michoacanos no están garantizadas y no se ve que se trabaje en una posible solución, pues se ha vuelto más fácil depender del dinero que se envía del extranjero y que es ganado a veces hasta con la muerte de nuestros patriotas, que buscar alternativas que fortalezcan al país. 

Las remesas significan para el Producto Interno Bruto (PIB), el 4 por ciento de su total, porcentaje que también ha venido incrementado pues los datos del portal Statista, especialista en estadísticas, dio a conocer que para 2010 era del 2 por ciento,  y para finales del 2022 prácticamente se duplicó. 

Hay que tomar en cuenta algunas consideraciones: el que los mexicanos manden dinero de Estados Unidos a sus familias, no es, de ninguna manera, un logro del gobierno, todo lo contrario, es un fracaso que debe registrarse y analizarse como tal, pues el hecho de que hayan tenido que salir de su país en busca de “mejores condiciones de vida”, es el reflejo de todo lo que está mal dentro del Estado mexicano. 

Irse a trabajar a otro país, en este caso, Estado Unidos, no ayuda en nada a México, pues se va la mano de obra más jóven dado que aquí no existen las condiciones laborales necesarias, no solo no hay empleo, sino que el que existe es muy mal pagado, lo que obliga a los inmigrantes a someterse a condiciones prácticamente de esclavitud en empleos extranjeros para poder mandar algo a sus familias; esto sin contar que el trabajador mexicano es el peor pagado de todos los inmigrantes y el que se somete a una mayor explotación, lo que a su vez, propicia el enriquecimiento de los magnates estadounidenses. 

Es válido entonces decir que la riqueza de los gringos tiene, en gran medida, su base en el dolor y sufrimiento de los mexicanos, en la desintegración de miles de familias, en el sudor y el sacrificio que hacen para poder alcanzar lo que ya no es “el sueño americano”, pero que aún así sigue dándoles de comer y para vivir a sus familias. No puede entonces el gobierno mexicano hacer caravana con sombrero ajeno, no puede celebrar el dolor de los mexicanos como algo favorable para nuestra nación.

Es urgente, pues, que se busquen alternativas y planes que nos garanticen el fortalecimiento de la economía mexicana, para que así, sea posible que se absorba toda la fuerza laboral, que los jóvenes que van entrando al mercado tengan acceso no solo a un empleo, sino a uno bien pagado y con todas las remuneraciones y prestaciones que la ley debe garantizar. 

Así y solo así, la sangre de los mexicanos dejará de ser el sinónimo de riqueza de los capitales de otros países, solo así las condiciones en las que se encuentra el pueblo podrán cambiar, y solo así tendremos mejores condiciones de vida hoy y en el futuro. Mientras eso no suceda, nada tiene que festejar el gobierno de Morena. 

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