Desde finales de septiembre es posible encontrarse en los semáforos y cruceros a estudiantes y profesores del Albergue Estudiantil Campechano “Doctor Héctor Pérez Martínez” realizando colecta pública solicitando el solidario y voluntario apoyo de los campechanos hacia esa institución que lleva más de 31 años ayudando a jóvenes de escasos recursos económicos para que sigan estudiando, y promoviendo cultura y deporte. La importancia de esta colecta, para los mismos estudiantes y sus familias, pero también para quienes se los pudieran encontrar y los que no, difícilmente pudiera exagerarse, pero no es tan fácil de ver.
En el centro se encuentra la razón incontestable de que la educación de nuestra niñez y juventud, así como su formación en la cultura y el deporte, son condición sin la cual no hay esperanza de un mejor futuro. Nadie lo puede negar, ni dudar; si no educamos a nuestros infantes ¿qué futuro le espera al país? México es de los países que más abandonada tiene la educación pública, en la que se invierten muy pocos recursos. Desde 2015 hay una tendencia a la baja en los recursos destinados a la educación respecto al gasto total del Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF); el más bajo será el próximo año, según el Proyecto del PEF 2022 con solo el 16.8 por ciento. Propone un incremento de 1.9 por ciento respecto a 2021, pero es marginal, y respecto al Producto Interno Bruto (PIB) del país también sigue cayendo cada año y en 2022 será de solamente 3.14 por ciento, el segundo más bajo, solo superado por el de 2018 que fue de 3.11. El gasto total en Ciencia, Tecnología e Innovación (CTI) será solamente el 0.2 por ciento del PIB. Pero, en contraste, el gasto total en 2022 será de 7 Billones 88 mil 250 millones de pesos. El 25.2 por ciento del PIB, ¡con un incremento de 8.6 por ciento!, la mayor variación anual en 10 años, pero se va a destinar principalmente en el gasto programable para financiar la operación del estado en la provisión de bienes y servicios (Pemex, CFE y las mega obras), que serán el 74 por ciento del gasto total.
Como se ve, las cosas no han mejorado con el arribo al poder de Andrés Manuel López Obrador; no olvidemos que él abandonó a los estudiantes más pobres al incumplir su promesa de ofrecer Internet universal y gratuito (al contrario, lo quitó de muchas plazas públicas por ser un gasto “innecesario”), que realmente hubiera sido una herramienta formidable para hacer funcionar las clases en línea, pero que resultó pura demagogia y promesas que no pensaba cumplir. El regreso a clases apresurado, sin invertir recursos para infraestructura en las mismas escuelas (muchas no tienen agua corriente ni sanitarios), ni en atención médica segura y de calidad, ni vacunas para los estudiantes, expuestos de este modo a contagiarse de covid-19; ahora persigue a los científicos y hace reformas para encadenar la ciencia a los intereses de su “proyecto de nación”, el cual, por cierto y hasta la fecha, en los hechos es un verdadero fracaso por donde quiera que se le vea. ¿A cambio de qué exactamente estamos sacrificando la ciencia, la educación y la formación de nuestros hijos?, el diablo lo sepa.
Lo mismo sucede con la cultura y el deporte cuyos recursos también han sido recortados y los pocos que se conservan están sometidos a condicionantes que atan al destinatario a intereses políticos inconfesables, de carácter cínicamente político.
Las becas Benito Juárez no sustituyen ni de lejos los apoyos a la educación que brindaba a la familia el programa Oportunidades (antes Solidaridad, Prospera, Progresa, etc.), pues se apoyaba a todos los estudiantes, y no solamente a los de nivel medio superior, quienes, por cierto, tampoco todos la reciben, y los más afectados son precisamente los más pobres. Si alguien se atrevió a pensar que el Presidente sí está invirtiendo en educación, y más que los anteriores presidentes, pero combatiendo la corrupción ya ven que no es así.
Pero a esta disminución real en los apoyos directos, habría que sumar (o restar) la desaparición de la obra pública en educación, deporte y cultura (y en todos los rubros), precisamente con el sobado y falsario argumento de que son fuente de corrupción, de que es mejor entregar directamente a la gente los recursos para que ellos los inviertan en todos estos asuntos, sabiendo que esto es absolutamente imposible. O dígame usted, acaso cree que los estudiantes que reciben beca, o sus padres, o los artistas y deportistas a los que pudiera apoyar directamente el presidente, ¿van a juntar sus apoyos en coperacha para construir con ellas las aulas que faltan en la escuela, o laboratorios, o sanitarios… o las universidades que hacen falta por docenas en todo el país?, ¿van a entregar sus becas para los salarios de los miles de profesores que hacen falta?, ¿van a donarlas para construir canchas techadas, o auditorios, o albergues estudiantiles?, ¿o para sostener los comedores estudiantiles, escuelas de tiempo completo, o pagar los salarios de maestros de Música, de Artes Plásticas, para entrenadores deportivos?, ¿o construir con ellas instalaciones para entrenar gimnasia, pistas de atletismo, albercas olímpicas, unidades deportivas u otras instalaciones para uso del pueblo?, ¿usted ve correcto que el presidente, con la complicidad de los diputados de su partido Morena, dejen de hacer todo eso, que deberían hacer, y lo justifiquen diciendo que “ahí están las becas”?
Permítame contarle que, por ejemplo, a los muchachos del Albergue Estudiantil que hacen colecta en los semáforos no ha faltado quien los increpe diciéndoles, enfadado: “el Presidente está dando muchos apoyos a la educación, no tienen qué estar pidiendo limosna, ya no son necesarios los albergues, vayan a ver al presidente o a la gobernadora”, pero tal vez ellos no saben que fue precisamente el presidente López Obrador quien les negó recursos para terminar de construir las instalaciones de su albergue, que constaba de tres etapas, las dos primeras se construyeron con apoyos de las administraciones anteriores, y desde que él es presidente no se ha realizado ninguna obra de ese tipo; este albergue quedó inconcluso precisamente en su biblioteca, taller de cómputo, el complejo cultural y la cancha techada.
Así, si sumamos lo que se ha dejado de invertir en apoyos directos y en infraestructura y demás programas sociales, el recorte real a la formación integral de la niñez y juventud mexicana resulta gigantesco, es un verdadero desmantelamiento del sistema público, es un atraco a las finanzas públicas, que ahora se quiere justificar con las becas; López Obrador está desplumando sin piedad a los mexicanos y luego los quiere contentar con un puñado de maíz, pero el pueblo mexicano no es una gallina.
Por eso debemos comprender la importancia, que estos y otros hechos de activismo social tienen en el futuro de nuestro estado, de nuestra nación y, si me permite la generalización, hasta de nuestra misma especie humana, tan entregada hoy al egoísmo y la lucha de todos contra todos, como supuesta herramienta de superación; la competencia no es el verdadero motor de desarrollo como nos han hecho creer; puede hacer y hace más el trabajo y el esfuerzo colectivo, como el que realiza el albergue estudiantil campechano, y muchos otros que están regados por toda la geografía nacional, y todos los mexicanos que de manera solidaria los han apoyado, y en eso radica la verdadera esperanza de un mejor futuro. La educación, la cultura y el deporte en el país parecen estar en manos de quienes quieren ver ignorantes, incultos y entorpecidos a los pobres y eso no ha cambiado sino para empeorar con la 4T. No están sacrificando a los pobres, sino a todos los mexicanos, pero primero a los pobres. No lo debemos permitir, a la educación, la cultura y el deporte se les debe invertir más, mucho más si realmente queremos tener esperanzas de un mejor futuro.
Hoy nuevamente gracias, por tu cooperación, y por la esperanza que representa.
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