La etapa de formación de los niños y adolescentes con las edades de 5 años y 18 años es parte fundamental para el desarrollo psicomotriz de ellos mismos, de igual manera para facilitar el óptimo desarrollo probando nuevos deportes y actividades físicas, por ejemplo, la danza permite que los niños y jóvenes aprendan a controlar su cuerpo, su entorno espacio–temporal, desarrollo de una coordinación motriz y así aprender nuevas habilidades para su vida cotidiana.
A medida que los niños y adolescentes permanecen tiempos prolongados de aislamiento en casa, por la situación de la pandemia que está causando la covid-19, se exponen a mayor carga de estrés, y más si agregamos el repentino regreso a clases que supone una serie de nuevos retos entre la educación a distancia, las clases presenciales y las medidas no tan adecuadas para evitar contagios.
Sin embargo, se ha demostrado que la danza y el baile ayudan a contrarrestar y aliviar problemas como la ansiedad y la depresión. Ayudando a liberar citocina que es una hormona de la felicidad. Y eso no es todo, también conduce a mayores niveles de autoconfianza y niveles reducidos de estrés y al estímulo para una vida sana y positiva, esto ayuda a contrarrestar algunos de los desagradables efectos secundarios del crecimiento y proporcionar una perspectiva más positiva para su vida.
Dentro de la danza se desenlazan actividades físicas como el baile para regular el riesgo de obesidad infantil, así como permitir que fortalezcan su sistema cardiovascular y mejoren el sistema inmunológico, lo que significa que serán menos propensos a los resfriados, las alergias y las enfermedades elevando su sistema inmunológico. Se recomienda que los niños practiquen diario mínimo una hora de danza o baile, que implique elevar el ritmo cardíaco para ayudar a: fortalecer los huesos y músculos en crecimiento, tener un crecimiento saludable, vigorizar el corazón, mejorar la postura y el equilibrio, estar en un rango de peso más saludable.
El baile favorecerá una parte muy importante del día: ejemplo para dormir, hay un aumento en la actividad durante todo el día, especialmente el ejercicio intenso, ayuda a conciliar una buena noche de sueño, lo que posibilita que los niños se desempeñen mejor al día siguiente en todas sus actividades, cuanto mejor sea la calidad del sueño del niño más crecerán física y mentalmente. Este patrón de vida saludable también crea una buena base de desarrollo para llevar la infancia y la adolescencia a la edad adulta de manera responsable y plena.
Uno de los beneficios de la danza es relajar los músculos, liberar hormonas, deshacer tensiones, que se realiza a manera de óseo para los infantes para revivir el vínculo social y favorecer el contexto social donde conviven día a día con los demás, para relacionar nuestro cuerpo en movimiento con los movimientos del otro, con el que se quiere comunicar algo, la danza potencia el control y dominio de los movimientos corporales del niño y adolescente, quien puede evolucionar desde la libre expresión del cuerpo, hasta el aprendizaje de algunas danzas en un ambiente divertido y variado; con su ejecución se estimula el desarrollo de las habilidades motrices, las capacidades perceptivo-motriz, y dentro de éstas el ritmo, la fluidez, la dinámica, la transmisión y la precisión del movimiento entre otros, en beneficio del desarrollo de la coordinación motriz.
Aún hay otro motivo importante para practicar danza, tienen un gran efecto en el bienestar social de los niños, al unirse a un grupo o club, se alienta a los niños a trabajar en equipo, ser solidarios y mejorar mutuamente, si esa mentalidad se inculca a una edad temprana, es más probable que se traslade a la edad adulta. Algunas de las mejores amistades se pueden formar a partir de clubes o desde que se está en la etapa inicial, ayuda a crear empatía entre sus compañeros, como padre puedes brindar apoyo y orientación sobre cómo comenzar, ellos necesitan sentirse motivados y disfrutar de sus actividades.
Es por todos los beneficios antes mencionados que, para el Movimiento Antorchista, la importancia de fomentar y practicar la danza en los niños y jóvenes es vital no sólo como actividad física, sino como una forma de desarrollar al ser humano, para que sea más sensible y solidario con sus semejantes, asimismo, pueda interpretar su realidad, por cuanto desarrolla habilidades motrices pero sobre todo sociales, al trabajar en equipo de manera que pueda interpretarla y a su vez modificarla para su bienestar.
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