MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La de Gustavo Vargas, de las peores administraciones de Huauchinango

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Hace algunos días, terminó en Huauchinango, Puebla una de las peores administraciones municipales, al menos de las que se tiene memoria en los últimos 20 años: la de Gustavo Vargas Cabrera, aquel que hace tres años se convirtió en el primer presidente municipal emanado de la 4T, y que como sucedió en muchos lugares del país dicho personaje se convirtió en edil pese a haber militado anteriormente en partidos de oposición, incluso ya había sido precandidato al mismo cargo por el partido tricolor.

Aquel 6 de junio de 2018, gracias a la ola morenista que impulsaba Andrés Manuel López Obrador en el país, logró ganar la presidencia municipal. Más de 15 mil huauchinanguenses confiaron en el proyecto de la 4T (15,668 para ser exactos, según datos que obran en los documentos del IEE), y digo la 4T, porque la realidad fue así, el ahora expresidente, prácticamente no hizo campaña política, salvo algunas reuniones discretas con contactos, pero no fue el típico candidato, aquel que recorre el municipio de arriba hacia abajo y da a conocer sus propuestas a la gente que se le cruza enfrente, sino que se abocó a esperar durante el tiempo de campaña a que sucediera un milagro y que la ola morenista lo arrastrara el día de las elecciones para que llegara al triunfo en las urnas, y para fortuna del ahora “infortunado”, así fue. 

La madrugada del 7 de junio, cuando empezaron a llegar los resultados de las diferentes casillas al Consejo Municipal Electoral, empezaba a revelarse el inobjetable triunfo que tendría la coalición “Juntos Haremos Historia”, con el susodicho al frente de la formula. El triunfo fue contundente, es más, no hubo impugnaciones de ningún candidato, todos aceptaron su derrota. Su contrincante más cercano se quedó con 12,954 sufragios, más de 2 mil quinientos votos de diferencia, nada que discutir. Quien diría que, con este hecho, iniciaría una de las etapas más negras para el desarrollo de Huauchinango.

Luego de iniciar su administración, a Vargas Cabrera no le tardaron en llegar manifestaciones a la presidencia y prácticamente fue así durante toda su gestión. A la plancha del zócalo principal se le plantaron desde trabajadores de limpia, policías municipales, trabajadores del sistema de agua y hasta organizaciones de comerciantes, y que decir de los presidentes auxiliares, con ellos tuvo pleito casado los tres años, hasta el último día de su gobierno.

A pesar de que no hizo campaña, en su plan de desarrollo municipal plasmó las supuestas líneas de acción con las que trabajaría, sin embargo, se quedó corto en todos los rubros. Salvo en la excesiva cantidad de 26 millones 895 mil pesos que derrocho en la remodelación de la presidencia municipal -casa del pueblo, como la llamó en su último informe- y los millones extras que se ejecutaron en la remodelación del jardín central de la cabecera municipal. Además de la millonada que gastó en remodelar el recinto ferial. Aquel lugar que hace unos días fue testigo de la irrupción de la gente inconforme con el censo de damnificados frente al mismísimo presidente de la república. 

Y aquí cabe preguntarse, ¿realmente era necesario invertir tantos millones de pesos en la remodelación de la presidencia municipal, del jardín central y del recinto ferial? ¿No era mejor invertir en la infraestructura de los pueblos marginados del municipio donde la aplicación de recurso era y sigue siendo urgente y necesaria? La respuesta más razonable usted la conoce estimado lector, y no es precisamente la que eligió el expresidente municipal. ¿No que primero los pobres?

Con estos escuetos y llanos ejemplos se comprueba que las colonias y localidades del municipio nunca fueron prioridad por la 4T, prueba irrefutable de que esta administración significó tres años perdidos para Huauchinango y se convirtió en una de las peores administraciones del municipio del que se tenga memoria, al menos en los últimos 20 años. A las colonias de la periferia de la ciudad se les marginó, lo único que se puede presumir es la imagen que se proyecta del primer cuadro de la ciudad, porque en las orillas hay colonias que aún viven en el total abandono, con carencias y rezago en los servicios básicos elementales para que sus habitantes puedan llevar a cabo una vida plena, no hubo desarrollo para Huauchinango. 

La gente de las localidades desgraciadamente seguirá transitando por caminos llenos de lodo, con aguas negras corriendo entre las calles, con carencias de agua potable y siendo engañadas por primera vez, por aquellos que decían ser la “esperanza de México” y tenían la solución a los males del municipio, eso es lo único que se puede confirmar de esta administración. Nada quedaron de aquellas promesas de la cuarta transformación. De la inversión en salud (a pesar de la pandemia), seguridad, turismo, educación y el rescate económico del municipio mejor ni hablamos, todo se quedó, como casi siempre suele ocurrir, en promesas, y esta vez de Morena y sus secuaces.

Solo queda esperar que la nueva administración, encabezada por Rogelio López Ángulo, sí esté a la talla de los males que aquejan al municipio.

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