Entre quienes buscan de alguna manera columbrar el rumbo por el que se encaminará nuestro país en el próximo año, en términos de desarrollo, partiendo de las políticas públicas en materia económica, es tema obligado la discusión y análisis de lo que realmente acaban de aprobar los diputados en el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF), es decir, en qué se traducirá el presupuesto aprobado.
Hay evidencia sólida de que el PEF no solo carece de avances reales, sino que hay retrocesos provocados por el empecinamiento del Presidente de mantener impulsar las obras y los programas emblemáticos de su gobierno. Pero a mi juicio, el problema hace rato que no radica ya en eso, diversos especialistas hacen un trabajo notable en materia de justificación y argumentación para demostrar que la 4T no está combatiendo la pobreza ni generando condiciones para traer desarrollo económico y social a nuestro país. La cuestión está en qué hacer, en cómo combatir estas políticas que seguirán repitiéndose año con año, mientras gobierne el morenismo en México.
Con lo que respecta a los ingresos que se prevén, se sostienen sobre la base de ingresos cuya base ha sido cuestionada, por ejemplo, se proyecta un crecimiento económico de 4.1%, esta cifra es menor que el estimado para 2021, en 6%; se proyecta una producción de petróleo de 1.82 millones de barriles diarios (mbd) con un precio de 55.1 dpb (dólares por barril), el primero, sobreestimado ya que actualmente se produce 1.68 mbd y el segundo, subestimado, ya que el precio actual es de 75.48 dpb; se presume también, un tipo de cambio de 20.3, una inflación de 4.1% y un endeudamiento de 885, mdp (mayor en 148,100 mdp al aprobado en 2021 y de los más altos como proporción del PIB de los últimos años).
Por otro lado, se amplía la base gravable en los sectores populares, pues la medida de que todos los mayores de 18 años tengan que obtener su RFC, mientras a las capas económicas altas de la sociedad se les deja intactas en materia tributaria. Además, que de no alcanzarse la meta anual de crecimiento, de productividad petrolera y de recaudación, se hará ajustes discrecionales y recortes de gasto como se hizo en los dos ejercicios anteriores cuando las entidades federativas dejaron de recibir 148 mil millones de pesos, tan solo en participaciones. Se asignará 110 mmdp a Dos Bocas, El Tren Maya y el Aeropuerto de Santa Lucía, además, se proyectan 475 mmdp de inversión en Pemex, es decir, el 48% del gasto total.
Oaxaca por ejemplo, en este año, dejo de ejercer más de 2 mil millones de pesos en salud y en el último periodo, observó un recorte de 1600 mdp, de lo cual se derivaron una serie de complicaciones en nuestra entidad, como por ejemplo, el recorte de personal en los Servicios de Salud que despidieron a más de 2000 trabajadores, afectando con ello, la vida de miles de personas que integran las familias de éstos y de cientos de miles de oaxaqueños en general, que no tienen ya servicios de salud.
En el mismo sentido, aunque aparentemente se aumenta el presupuesto en 6, 321.5 mdp para Oaxaca en 5.1%, esto se reduce a la nada, cuando se observa que se destinan 10 mil mdp para el Corredor interoceánico y se reducen en -0.7% el presupuesto para agricultura y desarrollo social; en -5.1% para Abasto rural de leche Liconsa; en -72% para medio ambiente y recursos naturales; en -30.4% para infraestructura hidroagrícola, en -100% para empleo temporal y -100% para construcción de unidades médicas familiares con 6 consultorios adscritos al IMSS.
Es decir, las cosas mantienen la misma tendencia, se privilegian los caprichos del Presidente y se afectan los proyectos y programas a sectores populares, que no son rentables electoralmente, pero que son de vital importancia. Pero no solo éstos, sino que se aumenta el endeudamiento y se calculan los ingresos sobre premisas poco confiables, lo que redundará en afectaciones a los programas y proyectos de infraestructura de los estados.
Pero insisto, el problema no está en dilucidar las fallas y omisiones del PEF, ni en demostrar que la 4T está condenando a nuestro país a que no tenga posibilidades de salir de la crisis generalizada agudizada por la pandemia de la covid-19. El problema es que no se vislumbra que se pueda influir de manera decisiva en la asignación de recursos para cambiar esta tendencia. ¿Qué hacer entonces?
La respuesta está en la organización de las capas afectadas por este proyecto de gobierno, las clases medias y las clases populares, su organización sobre la base de un instrumento político de gran magnitud y con líderes que impulsen un proyecto de gobierno que tenga dentro de sus prioridades las demandas y necesidades de las grandes mayorías. Eso es lo que no dicen la mayoría de especialistas o críticos del actual gobierno, porque en esencia lo que esperan la mayoría de actores políticos que se encuadran en la oposición, es no que las cosas cambien en beneficio de esas mayorías, sino de ellos, los representantes de las clases que han gobernado anteriormente, porque a pesar de la oposición que tienen contra los que hoy detentan el poder, en el fondo pertenecen a las clases altas y para ellos, solo es cuestión de quién está al turno en el poder.
La razón por la que hoy nos gobierna lo peor de la clase política, es por el fracaso y la bancarrota de quienes gobernaron antes, con una galopante corrupción y generando pobreza en las mayorías. Hoy que ha llegado lo peor de esa clase social, pretenden recuperar el poder, pero no para que cambien las cosas, sino para que sigan como venían, luego entonces, no hay tal oposición, no hay un verdadero proyecto de cambio, lo que hay es un grupo que pacientemente espera a que fracase la 4T sin oponerse realmente, señalando los errores pero esperando a que caiga por sí sola, para subir a la palestra nuevamente.
Para las clases progresistas, ese es el punto sobre el cual está la verdadera discusión, qué hacer para que en este tiempo de crisis, en México se sienten las bases del verdadero desarrollo, un desarrollo impulsado por una nueva clase social en el poder. La clase trabajadora. El reloj de la historia suena tic tac, tic tac. Hay que poner manos a la obra.
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