MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La extorsión imparable en México

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Existen dos tipos generales de extorsión. La directa, donde la o las personas que extorsionan interactúan de manera personal, acudiendo al domicilio, escuela, trabajo o negocio de la o las víctimas, y la indirecta (virtual), que se comete a través de medios de comunicación como el teléfono móvil o fijo, o incluso por medio de las redes sociales.

La extorsión se disparó entre los años de 2018 a 2023, con una tasa media anual de crecimiento del 26 %, y cada vez se convierte en un problema muy grave que abarca ahora prácticamente todo el territorio nacional.

La extorsión les cuesta a los comerciantes desde 20 % hasta 70 u 80 % de las ya de por sí pocas ganancias que se obtienen. Y a esto se debe sumar el grave problema de inseguridad que se vive en la red carretera del país.

Un análisis de la Dirección General de Finanzas del Instituto Belisario Domínguez, del Senado de la República, señala que, en el mismo periodo, con crecimiento importante, están el homicidio culposo, el robo de motocicletas y el secuestro. 

Las entidades federativas con mayor acumulación promedio de delitos son Guanajuato, Baja California y Estado de México.

Durante este año, se tiene el registro de que 3 mil 765 personas fueron víctimas de extorsión entre los meses de enero a abril, de acuerdo al informe presentado por el Monitor de Seguridad basado en cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

Dicho reporte advierte que, en promedio, se registraron 31 víctimas de extorsión cada día durante este periodo. El presidente de la Coparmex, José Medina Mora, ha denunciado que en los 65 meses del actual gobierno ha crecido un 45 % el delito de extorsión a negocios y que lamentablemente la mayor parte de estos delitos no se denuncian.

Es necesario señalar que la delincuencia organizada encontró hace tiempo un excelente negocio lucrativo. Hace diez o quince años, el cobro de piso a nivel nacional no tenía nada que ver con lo que sucede hoy.

Así lo evidencian los recientes episodios de violencia que se han suscitado en varias entidades federativas como la Ciudad de México, Michoacán, Guerrero, Quintana Roo y el Estado de México.

Esta situación pone una vez más en evidencia que la famosa política de “abrazos y no balazos” implementada por el Gobierno federal ha resultado ser un rotundo fracaso y ha servido para que se incremente la impunidad y la corrupción.

Y aunque el delito de extorsión no es nuevo, antes solo se daba contra empresas y negocios de tamaño mediano y grande; hoy se da a todo tipo de negocios y micro negocios. 

En la actualidad son víctimas de este delito hasta las tienditas, tortillerías y va en aumento en sectores como el agrícola y en los comercios de la informalidad, que tienen que pagar este impuesto, de acuerdo al tamaño del negocio.

Lo peor del caso es que las autoridades no dan muestras de tener ni estrategias ni medidas concretas para detener este delito, lo que está provocando que muchos de ellos tengan que cerrar o, como se dice, “bajar la cortina” al no poder sobrellevar los costos.

No hay duda: la gente víctima de este delito vive con miedo, ya que los delincuentes son capaces incluso de matarte si no se les paga el cobro de piso. Esta extorsión les cuesta a los comerciantes desde un 20 % de sus utilidades, pero en varios estados hay registros de que llega a ser de 70 u 80 % de las ya de por sí pocas ganancias que se obtienen. Y a esto se debe sumar el grave problema de inseguridad que se vive en la red carretera del país, y de esto también hay múltiples ejemplos que registran los medios de comunicación.

He aquí una situación que debe ser contemplada por todos, ya que todo parece indicar que en el próximo sexenio no habrá cambios importantes en materia de seguridad pública, por lo que las aterradoras historias de extorsión, cobro de piso y de asaltos en carreteras se continuarán registrando, pintando aún más de rojo al territorio nacional.

Pero mientras el pueblo de México se conforme con unas cuantas monedas y sea indiferente al dolor del prójimo, no se sentirá como una urgente necesidad cambiar la muy difícil situación de inseguridad y miseria que viven millones de mexicanos.

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