MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La ganancia sobre la vida humana. El discurso de odio en Facebook

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Desde los albores de la civilización, la humanidad se separó en dos clases antagónicas; una poseedora de toda la riqueza generada y que concentra el poder económico y político; la clase desvalida, los que no tienen nada más que su fuerza de trabajo, perdió también su voz. A partir de ese momento, los hombres ya no se podían hablar de "igual a igual", ya que el papel de las personas pasó a ser distinto, según su lugar en la producción. En síntesis, perdieron la capacidad de expresarse, de tener una voz, un canal para difundir sus ideas e inconformidades.

Esto se masificó con la llegada de los medios de comunicación. La radio, la prensa escrita y la televisión, suponen una comunicación unilateral. Es decir, el emisor -en este caso los dueños de los medios- lanzan su mensaje sin recibir una respuesta directa o de la misma magnitud de parte de su audiencia, lo que provoca que la información esté supeditada a los intereses económicos y políticos, claramente contrarios a los intereses de los más desprotegidos. Al pasar de los años, esto provocó el surgimiento de medios independientes emanados del pueblo, los cuales, a pesar de su prohibición o persecución, hicieron escuchar la voz del pueblo; una voz tan pedida y requerida por los más pobres de nuestra sociedad. Sin embargo, en este nuevo siglo experimentamos un cambio radical con los nuevos medios digitales, los cuales, aparecen como una alternativa, un gran cambio en la manera en la que se transmite la información.

Sin embargo, esto resultó ser más de lo mismo, ya que es cada vez más alarmante cómo las redes sociales controlan las noticias que llegan (o no) hasta nosotros. Esto como ya muchos lo saben, no es casualidad; Facebook, Twitter o Instagram recolectan información masivamente para conocer a la perfección a sus usuarios (sus gustos, sus ideas, sus relaciones interpersonales, etc.), con el fin de vender eso datos a las grandes multinacionales, y estos, a su vez, vendan productos adecuados a la “necesidad” del comprador -por no decir que lo manipulan para crear dicha “necesidad”. Sin embargo, esta estrategia también se usa para modificar la percepción de esta realidad, en conveniencia de los grandes capitales y al imperialismo norteamericano.

Hay muchos ejemplos de esto, en los cuales se ha utilizado datos dados por el mismo Facebook, para mostrar al usuario una percepción diferente de acontecimientos que ocurren en el mundo. Se ha usado para influir en votaciones de potencias mundiales como Estados Unidos o Reino Unido, o para inflar artificialmente protestas y  muestras de descontento en países de América Latina y Medio Oriente, calificando a sus jefes de estado como “genocidas”, “tiranos” y demás improperios con tal de tener argumentos suficientes como para pedir la intervención del todopoderoso ejército estadounidense; no obstante, las redes, al igual que sirven para “agitar”, también sirven para callar, cuando sus intereses se los ordenan.

Hace unos días se dio a conocer la noticia de que refugiados rohinyás, grupo étnico musulmán de Birmania (Myanmar) que desde 2017 fue objeto, según la ONU, de una “limpieza étnica” -para no decir genocidio- por parte de las autoridades birmanas que obligó a la mayoría de sus integrantes a refugiarse en la vecina Bangladés, demandó a la multinacional Facebook (o Meta), “alegando que la inacción de la red social ante el "discurso de odio" contribuyó al genocidio de miles de rohinyás en el país asiático” (RT.com 7 de diciembre de 2021).

Esta demanda, aunque podría parecer menor, coincide con los informes presentados en la investigación conocida como los Facebook Papers, de los cuales ya se habló en un material anterior (Metaverso de Facebook: el posmodernismo y la reproducción del capital del 7 de noviembre del 2021). En donde los empleados de la empresa reconocen que la plataforma no combate de la misma manera el discurso de odio, la desinformación y el material sensible -en especial en esta zona del mundo-, y no tiene el mínimo interés por modificarlo mientras le siga generando ganancias. La demanda señala “que 2011 ?el año en el que Facebook llegó a Myanmar? marcó un punto de inflexión. La red social sirvió entonces para impulsar y diseminar una serie de comentarios que se acercaban al discurso de odio, incitaban a la violencia o desinformaban sobre este pueblo, perseguido y marginado desde hace décadas. En ellos, los rohinyás y otros musulmanes eran calificados de perros, parásitos y violadores, se sugería que sirviesen para alimentar a los cerdos o se llamaba a su exterminio” (elpais.com 7 de diciembre de 2021).

Hasta el momento, la empresa no se ha pronunciado al respecto -ni lo hará-, ya que su existencia depende precisamente de la perpetuidad de estas políticas que benefician a ella misma y a los grandes capitales. Día a día millones mueren en el mundo debido a la pobreza, al hambre, o a la guerra, pero eso nunca lo veremos a través de nuestras redes sociales, ya que sólo nos muestran la “cara amigable”, lo que permite que sigamos consumiendo por horas, mientras Facebook y los suyos se llenan los bolsillos alimentando el discurso de odio y la desinformación

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