MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La grave crisis de la educación en México empeora con la 4T

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A menudo se dice que “las promesas de campaña se hicieron para romperse”. Es frecuente que los políticos mezquinos y oportunistas, una vez en el poder, se olviden de ellas y no las cumplan. Cuando eso ocurre, la democracia se convierte en una farsa, pues ordinariamente “gana quien miente y promete más y mejor”.

Debemos despertar del letargo en que nos ha sumido la 4T, que nos adormece con la entrega de tarjetas para la tercera edad y becas para los estudiantes, pero que se otorgan para sobornar nuestra conciencia a cambio de votar por Morena.

Eso, sin lugar a dudas, es aplicable al actual presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), quien, como candidato, nos vendió la promesa de acabar con la corrupción y la pobreza, construyendo una sociedad justa y democrática; según él, eso sólo podría alcanzarse mejorando sustancialmente el sistema educativo del país para formar “…ciudadanos autónomos, libres, respetuosos de la ley y el orden, capaces de pensar y decidir por sí mismos, informados y dotados de habilidades para luchar por la justicia y defender la democracia.”

Sin embargo, la decepción llegó muy pronto cuando fue evidente que el gobierno de la 4T no estaba apostando a una verdadera revaloración educativa que fortaleciera al magisterio, que pusiera al sistema educativo en manos de connotados educadores, que cambiara la gestión administrativa, invirtiera seriamente en el sector, vigorizara las escuelas normales, fortaleciera la educación inicial, media superior y superior, entre otras acciones necesarias.

En definitiva, en vez de avanzar, retrocedimos en materia educativa cuando, por un lado, el nuevo equipo que conformó la SEP se constituyó de personas con experiencia política, pero con poco o nulo conocimiento en materia educativa y, por otro lado, cuando la Secretaría de Hacienda recortó en casi dos puntos porcentuales el gasto educativo programado por el Gobierno federal.

Así, en 2018, el gasto en educación, respecto al gasto total programable, representaba el 17.5 % y, en 2023, cerró el año en 15.7 %, el más bajo desde 1995. Sin una inversión económica creciente y adecuada no puede haber un auténtico progreso educativo.

Seamos claros: es verdad que los problemas en materia educativa no iniciaron en este sexenio, pero este gobierno prometió hacer las cosas diferentes y mejores, y no cumplió, eso lo demuestran los resultados actuales, que son peores que los de antaño. Veamos algunos ejemplos:

1. Alumnos reprobados en conocimientos básicos. De acuerdo con la prueba del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA), México integra el bloque de naciones, de los países que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que están por debajo del promedio en comprensión lectora, matemáticas y ciencia. Mientras países como Singapur, Japón y Corea del Sur promediaron 559, 533 y 523 puntos, respectivamente, de los 600 que califica PISA, México promedió apenas 406. Al respecto, se detalla que en el rubro de matemáticas, los alumnos mexicanos fueron de los peor evaluados, pues sacaron 395 puntos, mientras que en ciencia obtuvieron 410 y en comprensión lectora 415.

2. La deserción escolar. Este es otro grave problema de la educación, la cual ha ido en ascenso desde el año 2006, pero se agudizó en 2020 con la llegada a México del covid-19. De acuerdo con las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), de 2019 a 2022 se redujo la matrícula de estudiantes en el país; pasó de 1.5 millones a 300 mil alumnos que se reintegraron en 2023. Es decir, 1.2 millones de estudiantes no regresaron a sus estudios, la inmensa mayoría eran hijos del pueblo humilde con agudos problemas económicos.

3. El rezago educativo. Según el Instituto Nacional de Educación para Adultos (INEA), este rezago se calcula mediante la suma de las personas con quince años o más de edad que son analfabetas, más quienes no han concluido la educación primaria ni secundaria. Pues bien, de 2018 a 2022, el número de habitantes con esta problemática subió de 23.5 millones a 25.1 millones, mientras que, en 2023, la cifra fue de 27 millones 158 personas; es decir, con AMLO, el número de mexicanos en condiciones de rezago educativo, que no saben leer ni escribir ni hacer cuentas y que no concluyeron su primaria y secundaria, creció en 3 millones 500 mil 158 personas.

4. El rezago en infraestructura escolar es más grande que nunca. Otra promesa de AMLO en materia educativa fue el mejoramiento de la infraestructura, la cual incluía baños y agua potable en todas las escuelas del país, así como internet y sistema computacional. Pues bien, la promesa resultó un fiasco, ya que el 22 % de las escuelas en el país no cuenta con agua corriente y el 17 % no posee siquiera un lavabo. La modernización de las escuelas está aún peor: el 53 % de las instituciones de educación básica no cuenta con internet y el 42 % no tiene computadoras, de acuerdo con datos de la propia SEP, ciclo escolar 2022-2023. Añádase el nulo apoyo para invertir un solo peso en el nivel bachillerato y el nivel superior.

La educación en general, pues, ha sufrido un retroceso tras la instauración de la 4T. López Obrador y Morena no han hecho más que agravar la crisis educativa, abandonar a la niñez y a la juventud mexicana a su suerte ya que, para colmo de males, se han eliminado los programas de Escuela de Tiempo Completo, las Guarderías y no hay políticas reales que combatan la deserción y el rezago educativo.

Ya lo expresó la Federación Nacional de Estudiantes Revolucionarios Rafael Ramírez (FNERRR), en voz de su líder nacional, Adán Márquez Vicente: “En México urge una política educativa que contemple los problemas estructurales de la educación, que tenga como objetivo salir del atraso en el que se encuentra sumido el país y que garantice el cumplimiento del derecho a la educación de todos los mexicanos”.

Los estudiantes, maestros, directivos y padres de familia debemos despertar del letargo en que nos ha sumido la 4T, que nos adormece con la entrega de tarjetas para la tercera edad y becas para los estudiantes (que sí se necesitan y que se sufragan con los impuestos que paga el pueblo trabajador; o sea, no es dinero de AMLO ni de Morena), pero que se otorgan para sobornar nuestra conciencia a cambio de votar por Morena, a cambio de comprar nuestro silencio ante la pésima educación que padecemos, y a cambio también de agravar otros males sociales, como son la falta de empleo, los bajos salarios, los pésimos servicios de salud, una inseguridad terrible y otras lacras por el estilo.

Por eso insisto en que debemos despertar, debemos organizarnos y ponernos a luchar, como dice la FNERRR, por una auténtica educación crítica, científica y popular para todos los mexicanos, especialmente para los más pobres y necesitados.

De no hacerlo, estaremos condenados a la ignorancia que manipula, esclaviza, lacera, explota y mata todo sueño de progreso y desarrollo de los pueblos. Por ende, ¿qué futuro les espera a nuestros hijos? De nosotros depende.

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