El ser humano por naturaleza es un ser social, por ello, a lo largo del desarrollo de la humanidad, para poder convivir se establecieron regla y leyes para que los integrantes de determinada sociedad vivieran en orden y en relativa tranquilidad, eso pasó en una primera etapa.
Pero una vez que aparece la propiedad privada, la sociedad se divide en clases sociales que se distinguen fundamentalmente por el lugar que ocupan en la producción de los bienes que requiere para satisfacer todas sus necesidades.
Puesto que la sociedad está dividida en clases, se requiere un aparato que sirva como medio de control de la clase dominante para someter a la otra clase, es decir, aparece el Estado y, a través de este, la clase domínate, económica y políticamente, controla al resto de la sociedad.
Han existido diferentes tipos de Estado y formas de gobierno; en nuestro país adoptamos la forma de gobierno en República Democrática, con un sistema político en que el poder está repartido entre instituciones constituidas por el Poder Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial. Teóricamente interdependientes uno del otro. Cada institución tiene una estructura; es el Estado, pues, el que debe garantizar la tranquilidad de la sociedad, pero el gobierno de la 4T está muy lejos de cumplir con esa responsabilidad.
México, es tal vez el único país del mundo que tiene tantas policías que en ocasiones no se sabe con certeza cual es la función específica de cada una. Por ejemplo, hablando de policías, están las policías estatales de cada entidad, la policía ministerial o de investigación, adscrita a las fiscalías o procuradurías del país, la policía municipal, obviamente instituida en cada municipio, y hasta policía comunitaria en varios estados de la república, se han dado casos de enfrentamientos entre ellos, con saldos lamentables. No existe un mando central, todos dependen de direcciones independientes.
El Ejército Mexicano depende del Poder Ejecutivo federal, pues él es el comandante supremo, sin embargo, en la actual administración está realizando tareas muy lejos de mantener la soberanía nacional. Vemos que estos son constructores de aeropuertos, administradores de aduanas, constructores del tren Maya, una parte los convirtieron en la llamada guardia nacional, pero eso sí el presidente los manda a reprimir a los manifestantes y detener a los migrantes que atraviesan el territorio nacional,
El prestigio del Ejército ha caído tan bajo y, en algunos casos ha sido humillante, motivado por su comandante en jefe, el presidente Andrés Manuel López Obrador. Por ejemplo, cuando los obligó a que liberaran a Ovidio Guzmán, el hijo de El Chapo. Los convirtió en Guardia Nacional dándoles tareas ajenas a las funciones específicas de las fuerzas armadas de México.
El hecho humillante más reciente es el sucedido en el estado de Michoacán donde supuestos civiles expulsaron de la comunidad de Nueva Italia, a cuatro patrullas del Ejército Mexicano. Y el presidente sale a declarar que estuvo bien, que hicieron bien los miembros los militares al huir del lugar y no caer en provocación, incluso los felicitó porque no abrieron fuego contra los grupos armados, porque, a su decir, los delincuentes son seres humanos y merecen nuestro respeto. Eso dijo ante los miembros de la Guardia Nacional cuando en México, en lo que van del sexenio, se han registrado mil 288 policías y militares asesinados.
De nada sirve que esté construyendo cuarteles para la Guardia Nacional si al fin y al cabo, no serán para combatir a los delincuentes, más bien, ocurre que López Obrador está militarizando al país para reprimir al pueblo, que cada vez está más inconforme con gobierno que encabeza.
Lo grave del asunto es que el propio presidente incita a los delincuentes a que cometan todo tipo de atropellos contra la sociedad civil, con la seguridad de que cuentan con la protección del gobierno.
El problema es que los propios grupos delincuenciales están presionando a sectores de la sociedad para enfrentar al Ejército y oponerse a cualquier acción que esté realice para detener a los delincuentes, por ejemplo, el 13 de mayo, los habitantes y turistas del puerto de Acapulco se vieron paralizados por el bloqueo de las calles, por la demanda que el Ejército Mexicano deje de realizar operativos en las colonias y los mercados de la ciudad, esto, a raíz de la llegada de 600 uniformados para combatir a los grupos delictivos que controlan varias zonas del puerto que han incrementado los homicidios, secuestros y extorciones.
Esto es resultado de la política equivocada del presidente; la violencia en nuestro país cada vez está peor, lo grave es que los grupos delincuenciales se sienten protegidos y por eso se atreven a realizar acciones como la de Michoacán y la de Acapulco, pues, en estos últimos, quienes se manifestaron fueron los transportistas, grupo que supuestamente está controlado por la delincuencia.
En fin, la delincuencia, la inseguridad y la corrupción son fenómenos que seguirán existiendo porque son la consecuencia del modelo neoliberal y económico que nos gobierna. La violencia no se combatirá con recomendaciones morales, será desterrado cuando en México cambiemos el modelo económico y disminuya la diferencia entre los que menos tienen y los que acaparan toda la riqueza social, eso es posible sin la necesidad de una guerra civil, y para ello, es necesario organizar al pueblo y por la vía democrática conquistar el poder en el país.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario