Todos sabemos que nuestro planeta Tierra forma parte de un universo, tiene atmósfera, todos los elementos necesarios para albergar vida, tiene zonas de tierra firme y océanos, que ahí donde brota un manantial, en donde corre un río, en donde nace un volcán, en donde hay un sismo es señal de que el mundo está vivo, en movimiento, en constante cambio.
Algunas de estas manifestaciones de nuestro planeta Tierra tienden a alcanzar niveles destructivos como los huracanes, los sismos, las erupciones volcánicas, el calor extremo, lluvias torrenciales qué no son de costumbre en los territorios afectados, deslaves por humedad, derrumbes de rocas, incendios forestales, fríos cada vez más crudos y prolongados.
Aquí una lista pequeña de fenómenos naturales que han puesto en riesgo la vida e integridad de muchos mexicanos:
1.Huracán Grace, 21 agosto, impacta con categoría 3 en costas de Veracruz y se interna hasta afectar zonas serranas de Puebla.
2.Huracán Nora, 29 agosto, impacta en categoría 3 las costas de Jalisco, Nayarit y parte del norte Sinaloa.
3.Sismo de 7.1 grados, 7 de septiembre, epicentro cerca de Acapulco Guerrero. Movimiento de gran magnitud que se sintió hasta la CDMX.
4.Inundaciones en Tula, Hidalgo, madrugada del 7 de septiembre a causa de las lluvias torrenciales que provocaron el desbordamiento del Río Tula.
5.Huracán Olaf, 9 de septiembre, impacto con categoría en San José del Cabo Baja California Sur.
6.11 de septiembre, deslave de rocas en el Cerro del Chiquihuite, Col. Lázaro Cárdenas, en Tlalnepantla, Estado de México.
En dos meses, seis eventos de gran magnitud provocaron pérdidas humanas y materiales, la realidad es que estos fenómenos cada vez son más agresivos por la misma intervención del hombre, con la deforestación, contaminación del aire (que abona directamente al sobrecalentamiento global), la basura en ríos y mares, la enorme producción de envases PET, PVC y plásticos que se usan una sola vez y contaminan por cientos de años.
A todo esto, se requiere una política internacional que sí se aplique con rigurosidad, que implique la reducción de desechos contaminantes, reforestar, reducir la emisión de CO2 y demás contaminantes tóxicos del aire y de planificar la edificación de ciudades de modo que se encuentren dentro de territorios seguros, lejos de suelos inestables, de arroyos o humedales, lejos de zonas inundables, etc.
Eso de que ya no te dé la bolsita del súper es una cuestión que no, pues lo único que fomenta es que las grandes cadenas de supermercados hagan su agosto con ventas de bolsas reutilizables que aparte de caras y frágiles también contaminan.
En materia social también hay una descomposición total, se ve en la responsabilidad para evitar y abatir estas destrucciones por fenómenos naturales, desde los antiguos funcionarios que estuvieron a la cabeza de la administración pública de nuestro país (sí, del PRI y muchos de los que están ahora en Morena, lo menciono por eso de los reparos que dan los chairos), hasta el actual gobierno de la “esperanza”. Todos ellos tuvieron en sus manos el desarrollo económico, social y político de nuestro país y la verdad es que hasta ahora no hay quien haya velado por la clase trabajadora, permitieron la sobreexplotación de los recursos naturales, el asentamiento humano en zonas peligrosas y ahora hasta han dejado a la buena de Dios al afectado, desapareciendo el Fonden, que es un fondo económico dispuesto para abatir los daños originados por un desastre natural, ¡esto va de mal en peor!
Así el problema, no queda de otra mas que salir adelante con la ayuda de todo el pueblo, de organizarnos para darnos la mano, para poner centros de acopio y llevar víveres a quien más lo requiere, a apoyar con jornadas de limpieza y reconstrucción de las áreas afectadas, aquí mi reconocimiento al Movimiento Antorchista del Estado de México, en especial al seccional Ecatepec que dirige la compañera Camelia Domínguez Isidoro quien con los compañeros colonos atendieron a los compañeros de la Laguna de Chiconautla, que se vieron seriamente afectados por las inundaciones. Así el botón de muestra, porque esperar que el gobierno nos tienda la mano ¡es casi un lujo! Y creo que seguiremos así. ¡Dios nos ampare!
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