El pasado 16 de mayo, la colonia Victoria fue desalojada tajantemente, donde viven más de 300 familias. Fue por un grupo de más de 100 policías estatales, municipales y de la agencia de investigación criminal, después de un juicio exprés que facilitó una orden de desalojo. La juez expuso que tenían que presentarse únicamente entre 15 o 20 oficiales y sin máquinas, ya que solo iban a notificar a las personas que estaban en el predio irregular sobre que tendrían que dejarlo porque había una sentencia para devolver el predio.
En ningún momento se habló de un desalojo, pero a las autoridades no les importó, llegaron a la colonia Victoria a las siete de la tarde con todo un convoy de policías y comenzaron a notificar, pero a la vez también diciendo que ya no había tiempo de sacar las cosas porque iban a entrar las máquinas para desalojar a todas las personas.
La gente comenzó a reunirse para que les explicaran por qué iban a tomar esa acción, pero después de conversar, los policías tomaron una actitud muy radical; comenzaron a detener personas, a golpear niños, mujeres embarazadas a hombres mayores de edad y a quien se atreviera a grabar o a levantar la voz se iba detenido, así fue como detuvieron a más de 15 personas, entre menores de edad y adultos mayores, golpearon a más de 20 mujeres.
Después del caos que habían hecho, entraron las máquinas sin importar que la gente tuviera sus pertenencias aún dentro de su casa; comenzaron a tumbar el patrimonio de las familias sin decir nada, echaron abajo cuartos de material que ya la gente había hecho con todo el esfuerzo (madera, cartón, plástico). Derribaron postes de luz, quitaron mangueras de agua, incendiaron jacales; la gente como podía comenzaba a sacar sus pertenencias, llorando los niños desesperados.
Y así fue como transcurrió esa noche que será recordada como una de las más violentas en Ciudad Acuña, hubo gente a la que secuestraron después de que la arrestaron, los golpearon, torturaron a una compañera y le dijeron que la iban a matar y la fueron a tirar a más de 100 km de Acuña.
La gente que vivía en ese lugar llegó desde hace más de 3 años con una promesa de venta que le había hecho el señor Benito Barrios, existen recibos firmados por él que prueban que iba a dar abonos para su terreno, es gente que trabaja vendiendo ropa, comida, empleo informal y por eso no puede tener derecho a un crédito de Infonavit.
No queremos nada regalado, solo queremos un espacio donde vivir y pagarlo poco a poco. Cerca de una semana las personas desalojadas han estado en plantón afuera de la presidencia municipal, la gente se plantó con la esperanza de encontrar en las autoridades sensibilidad ante su problemática; se quedaron sin un lugar donde vivir, pero ha sido en vano, pues la intimidación y amenazas ante este grupo de personas se ha hecho presente, el hostigamiento a personas que defienden su derecho a un lugar donde vivir, las propias autoridades son las que reprimen y ponen en riesgo la integridad de este grupo de personas que se quedó sin un lugar donde vivir.
A todos los mexicanos y coahuilenses, principalmente a quienes carecen de vivienda, nos debe quedar claro que, en México, nuestra constitución estipula el derecho a la vivienda, en su artículo 4 que dice que “toda familia tiene derecho a disfrutar de vivienda digna y decorosa. La ley establecerá los instrumentos y apoyos necesarios a fin de alcanzar tal objetivo”, por lo tanto, todo gobierno tiene como mandato ofrecer alternativas de vivienda digna a cada ciudadano mexicano. Pero los gobiernos no promueven programas de vivienda y el de la 4T no solo no los ha permitido crecer, sino que los ha cancelado. El Movimiento Antorchista se solidariza con las familias que fueron desalojadas.
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