MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La ola de violencia en Colima, una realidad que la 4T no quiere ver

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Muchos pudieran pensar que la ola de violencia en Colima está dejando de ser un problema, y ese es el discurso que las autoridades no se han cansado de dar cada vez que tienen una oportunidad para hacerlo. 

Tal como ocurrió el pasado 14 de octubre, cuando el vocero de la Mesa de Coordinación Estatal para la Construcción de la Paz y la Seguridad de Colima, Gustavo Adrián Joya Cervera, señaló que la seguridad no se le ha salido de control a las autoridades. 

La versión que ellos dan, respecto a la inseguridad que hay en la entidad, es muy bonita y, honestamente, quisiera que así fuera, pero las cosas no son así. Los hechos violentos se siguen presentando; el hallazgo de restos humanos, los asesinatos a plena luz del día, las desapariciones forzadas y las balaceras -por mencionar algunos de los males- siguen siendo parte de nuestro día a día. Y esto queda registrado en los diferentes medios de comunicación que dan cobertura a la nota roja. 

A finales de septiembre se dio a conocer la destitución Manuel Llerandi Ruiz, como titular de la Secretaría de Seguridad Pública de Colima, y en su lugar quedó el capitán Héctor Alfredo Castillo Báez. La razón del despido fue porque los resultados en materia de seguridad no eran los esperados, así lo dio a conocer la gobernadora Indira Vizcaíno Silva.

Es decir, que pasaron 10 meses para que la mandataria estatal se diera cuenta de que la estrategia de seguridad no estaba funcionando; más de 600 personas asesinadas para que decidiera hacer un relevo en ese cargo. No hay que olvidar que cuando el 25 de enero del año en curso ocurrió la riña en el Cereso de Colima -suceso con el que inició todo este contexto violento en la entidad, y que nos ha hecho noticia nacional, no solo por los sucesos, sino, por los cuestionamientos a las medidas del gobierno estatal ante dicha situación- se pedía la salida del entonces funcionario público, porque él mismo se contradecía en sus declaraciones a diferentes medios y su reacción estuvo lejos de generar confianza entre los colimenses.

La opinión pública fue crítica ante lo sucedido en el Cereso y cuestionó si Llerandi Ruiz tenía lo necesario para ocupar ese cargo. Fue ahí cuando el escuadrón de la transformación defendió a capa y espada al susodicho, diciendo que lo que estaba sucediendo fue por la mala administración del sexenio pasado. 

Ya casi se cumple un año del gobierno que encabeza Vizcaíno Silva y la situación no es tan diferente a la de un inicio. Aunque haya quienes quieran satanizar a los medios de comunicación por informar el acontecer violento que hay en Colima, la realidad no se puede ocultar, y menos en estos tiempos, donde cualquiera que tenga un celular puede documentar los ataques armados. 

Por ello, resulta difícil creer que la situación en Colima está mejorando, porque los colimenses son testigos de lo que ocurre diariamente. Es que los ataques se dan en cualquier lugar, una tienda de abarrotes, el jardín de la colonia, en plena vía pública, hasta dentro de su propio hogar. 

Claro está, que el sexenio de Indira Vizcaíno es una fiel réplica de lo que sucede en Palacio Nacional, porque los problemas actuales son heredados de gobiernos malos. Pero la pregunta aquí es: ¿No han tenido el tiempo suficiente para que se comience a notar un cambio para bien en su administración?

Dicen que, si hay un lado A, hay un lado B. Es que, por otro lado, está la percepción que tienen los colimenses con respecto al tema hablado. Son constantes las críticas hacía el gobierno estatal actual por parte de un gran sector, porque la ola de violencia no se detiene. 

Se puede decir que muchos de los que han sido asesinados, de alguna manera tenían relación con el crimen organizado, pero como autoridad no puedes abrir esa puerta y ni justificar las cifras altas de homicidios con ello. 

Excusas y justificaciones puede haber muchas. Pero un gobierno que realmente está trabajando para erradicar un problema se ve desde muy lejos. Colima sigue padeciendo de males que supuestamente con la llegada de la 4T se irían, cosa que no fue cierto. La transformación sólo ha sido teoría; ya es hora de que la pongan en práctica. 

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