Mucho se ha estado hablando acerca del regreso a clases presenciales en plena pandemia, e incluso oficialmente la orden está dada para que el día 30 de agosto todos los estudiantes inicien clases con la atenuante de que no es totalmente obligatorio según la Secretaría de Educación y el mismo presidente de la república, pero, ¿es posible esto? Que acudan solo los que quieran y puedan, y los que se consideren propensos al contagio que no asistan: ¿es realmente contradictorio, porque los que no asistan se atrasarán y cómo podrían regularizarse después?
Al parecer, ni el presidente ni la secretaria de la SEP, Delfina Gómez, saben lo que están planteando, porque han decidido que se inicien clases, pero sin hacerse responsables en caso de contagios y muertes, pero, además, ni siquiera han asegurado la vacunación de todos los estudiantes y maestros, ¿cómo es posible esto donde no se garantiza la seguridad y la vida de los mismos? El presidente dice que hay que arriesgarse para poder cumplir con el regreso a clases, sí, pero la vida no la está arriesgando él ni su familia, la están arriesgando otros, los estudiantes, maestros y padres de familia de bajo perfil económico porque en caso de contagio no podrán curarse ni curar a sus hijos y morirían fácilmente y quien sería el culpable o los culpables? cuánto tienen que gastar para asistir y llevar consigo los implementos necesarios para cuidar de su salud dentro de las aulas? ¿Se han puesto a pensar en la discriminación que corren los que no llevasen ni gel ni sanitizante o cubrebocas, serán regresados a casa? ¿Cuál será el impacto psicológico de los niños y padres de familia ante la impotencia de no poder mandar a clases a sus hijos y estar con sus demás compañeros? Por otro lado, la SEP ya solicitó una carta responsiva para que los únicos responsables sean los padres de familia y los maestros desde luego, ¿y dónde queda la responsabilidad de las autoridades? Del presidente López obrador en primer lugar y en segundo de la Secretaria de Educación.
Esto es lo que los padres de familia y maestros no deben permitir en primer lugar, y en segundo lugar, los ciudadanos en general, porque un contagio masivo entre los estudiantes significa contagiar a familias completas y por esta vía seguir fomentando la pandemia sin que nadie se haga responsable y en este país sí hay un responsable, el presidente de la república mexicana, lo acepte o no lo acepte.
El Gobierno federal argumenta que quienes han criticado o no están de acuerdo con la carta responsiva son sus enemigos y no quieren el bienestar de México, lo cierto es que él siempre ha visto a puros enemigos y nunca ha aceptado alguna crítica a la mala política de su gobierno para corregir el rumbo del país; pero mientras él siga dividiendo, siempre lo estaremos criticando por su conducta reaccionaria y contraria a los intereses de la nación, y en este caso concreto, de los estudiantes mexicanos; porque el regreso a clases es correcto y positivo, lo que no es aceptable es que no dé garantías para tener clases presenciales, no han generado las condiciones necesarias para evitar contagios y tampoco han dado a conocer un plan en caso de contagios masivos.
Parece pues que tenemos en la presidencia al jefe de una banda enemiga del progreso y no a un jefe de estado que actúa de manera responsable y cuidando todo lo que llegue suceder, y a esto es a lo que se deben oponer los padres de familia y ciudadanos en general, porque solo así podremos garantizar el desarrollo de la ciencia y la tecnología y no arriesgando la vida de estudiantes y maestros.
Por otro lado, existe en el país además, una sola organización nacional de estudiantes que no han parado de exigir que todos los estudiantes sean vacunados antes de asistir a clases y es la Federación Nacional de Estudiantes Revolucionarios “Rafael Ramírez” (FNERRR), ojalá todos los estudiantes sientan el interés de unirse y organizarse con esta federación porque solo así podrán lograr que tanto el presidente López Obrador como la secretaria de la SEP, se hagan responsables de lo que pase en las escuelas , de lo contrario la vida de los estudiantes y maestros está en peligro.
Son tiempos para que los padres de familia levanten la voz también, pero de manera organizada porque solo así podrán salvar a sus hijos de la amenaza oficial que se llama Morena.
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