Desafortunadamente el poder mediático es un poderoso instrumento en manos de la clase gobernante. En periódicos, revistas, radio, televisión y redes sociales, lo falso se hace "verdadero", lo grave, lo que daña a la sociedad, se hace inocuo; la economía va en picada, pero en su propaganda de medios, el gobernante nos dice que va viento en popa. Vivimos en una burbuja mediática, y como tal puede estallar.
Así Hugo López-Gatell, nos habla de que el que se alargue la pandemia es reflejo de éxito. ¿Qué? Nada que ver con la realidad. Y si no ahí están los datos, los buenos, no "los otros datos": el número de contagios sigue al alza y el número de fallecidos por covid-19 le paga a más de 29 mil en el país. ¿En qué mundo vive AMLO y su cohorte de oportunistas? ¡Vive en el mejor de los mundos, en el que se figura en sus ensueños de poder! Sí, pero es una burbuja creada por ellos, que nada tiene que ver con la cruda realidad que vive el pueblo trabajador.
El pueblo de México, golpeado por la pobreza, por el desempleo, por la falta de servicios básicos, es el que vive la realidad cruda tal cual. En su alacena vacía ni un mendrugo para sus hijos. Los almacenes de las grandes cadenas de tiendas están abarrotadas, pero eso no es para el trabajador humilde, y menos para el desempleado. En su búsqueda de empleo se encuentra a miles de parados como él, su capacidad productiva sólo es útil al capital cuando le permite a éste valorizarse. El empleo fluctúa al ritmo que le dicta la necesidad del capital. Mientras tanto el parado sobrevive miserablemente. Se habla, con esto de covid-19, de más de ¡12 millones de desempleos!
La enfermedad convive, es compañera inseparable del pobre; sólo se acude con el médico cuando ésta se agudiza, y si se logra pagar la consulta, es difícil poder costear un tratamiento. Nuestro sistema de salud no existe para el desempleado; éste es un fantasma molesto que ni se palpa ni se ve.
AMLO nos pinta un mundo distinto al real. Su interés desmedido por conservar a toda costa el poder le lleva a engañar una y otra vez al pueblo, y particularmente al que confió en él. Sus "datos" son solo eso "sus datos". Esa burbuja mediática de jabón estallará más temprano que tarde. Estamos a tiempo de corregir el rumbo. Necesitamos un gobierno que reconozca con datos duros la realidad de nuestro país, y que, con base a eso, promueva cambios en la política económica. Que atienda los temas que le interesan al pueblo trabajador, pero fundamentalmente el mejoramiento del nivel de vida, a través de trabajo bien remunerado para todos, y una justa distribución de la riqueza.
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