MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La verdad os hará libres…

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Visitando el portal digital www.mexicosocial.org sobre cuestiones sociales en el país, me llamó la atención un documento que rescatan a pesar de tener poco más de 18 años de existencia. “El neoliberalismo es la muerte” se llama la entrevista que el mes de mayo del 2003 hizo Dermi Azvedo al monseñor Pedro Casaldáliga. El obispo Casaldáliga fue reconocido por su labor social en Brasil y por su lucha en favor de las etnias indígenas de la Amazonia se le conoció como el “obispo del pueblo”. Aquí van algunos comentarios míos sobre el texto, aunque habrá puntos que no aparecerán en este artículo y que podrán conocer en el siguiente enlace: https://www.mexicosocial.org/el-neoliberalismo-es-la-muerte/.

Empieza Casaldáliga aclarando que el neoliberalismo es capitalismo, “a veces se olvida esto” dice; y lo define: “... implica la desresponsabilización del Estado, que debería ser el agente representativo de la colectividad nacional. Y agente de servicios públicos”. Es decir, el Estado deja de ver por los problemas de la sociedad y deja al capital a su libre albedrío; esto implica a su vez que no haya regulación en la producción de mercancías ni sobre la situación laboral de los trabajadores. Según él, prevalece la privatización lo que da lugar a la “...privilegización, la selección de una minoría privilegiada que, esa sí, merece vivir, y vivir bien”. Así, es posible entonces explicar que en plena pandemia la recuperación económica sea muy desigual, recordemos el informe de la OXFAM en enero del corriente año titulado “El virus de la desigualdad” que dice lo siguiente: En tan solo nueve meses, las mil personas más ricas del mundo [...] han recuperado toda la riqueza perdida” mientras que las personas en situación de pobreza tardarán cuando menos catorce veces más.

Ideas más adelante, respecto al empleo, dice: “el neoliberalismo es la marginación fría de la mayoría sobrante”, “hoy ser explotado es un privilegio, porque muchos ni siquiera alcanzan la «condición» de explotados, ya que no tienen ni empleo”; en este sentido esta marginación se ha vuelto más grave para la clase trabajadora en tiempos de pandemia, sólo en Michoacán la tasa de desempleo según la ETOE cerró con 3.44% en el 2020 y, la tasa de informalidad en el mismo año pasó del 69.2% al 75.1%, esto es cuando la gente no tiene empleo busca maneras de obtener ingresos como poner una mesita afuera de su casa para vender algún producto o abre un pequeño negocio a merced de las leyes del mercado.

“El neoliberalismo es también la negación de la utopía y de toda posible alternativa” dice Casaldáliga. Es decir, nos han vendido la idea de que el neoliberalismo es la mejor sociedad que haya existido en la historia a tal grado que no hay posibilidad de una mejor. La clase que hoy domina, la clase burguesa, fue revolucionaria cuando se trató de cambiar la sociedad feudal por una más avanzada y mejor para esta clase, pero, ahora, rechaza la premisa de que es posible cambiar la sociedad que construyó, la sociedad capitalista, por una mejor, más avanzada y más humana.

Hemos de comprender que debido a la condición de teólogo del monseñor Casaldáliga, con la crítica correcta que hace del neoliberalismo concluya que la solución frente a la “bestia fiera del neoliberalismo” sea una medida religiosa. 

Dice, “la verdad nos hace libres”, pero, ¿qué es la verdad? El ingeniero Aquiles Córdova Morán, en su artículo publicado el 11 de agosto, analiza la categoría filosófica de libertad y concluye que el opuesto de libertad es la necesidad, dicho en otras palabras, es conocer el mundo circundante, cómo funciona y así manipularlo para nuestro provecho. Este análisis, llevado a la sociedad, la libertad sólo será posible cuando la clase trabajadora haya concientizado su papel en el seno de la sociedad, de que es el obrero, el trabajador quien crea la riqueza, quien manipula las herramientas y transforma la materia prima y lo convierte en mercancía, en riqueza; en resumen, el obrero lleva a cabo el milagro de la creación de la riqueza. 

Así, termino comentando que, la crítica del monseñor Casaldáliga es correcta y hay que precisar que los agentes de cambio en la sociedad serán los que crean la riqueza, los que sostienen a esta sociedad.

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