Para analizar el fenómeno de la violencia se deben de tomar en cuenta varios factores, pero siempre hay que poner sobre la mesa el más determinante, que necesariamente es la economía del país. La violencia se ha multiplicado en los últimos años, con el actual gobierno se han registrado 8,493 muertes según los reportes del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), un 9.6 % mayor que en 2018. Es el gobierno más violento que se haya registrado en la historia. A plena luz del día los homicidios no se hacen esperar, se pueden citar varios ejemplos, pero hablaré de dos casos que son el reflejo de una descomposición social, el primero fue el homicidio de 3 personas en Minatitlán estado de Veracruz donde gobierna Cuitláhuac García militante del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), durante la celebración de un cumpleaños un comando armado abrió fuego a los asistentes. Otro ejemplo es lo que ocurrió en el estado de Morelos donde gobierna el ex jugador de futbol Cuauhtémoc Blanco; a plena luz del día fueron asesinados el empresario Jesús García Rodríguez y Roberto Raciel Castrejón Calderón quien había sido secretario de Actas y Acuerdos de la Confederación de Trabajadores de México (CTM) en el estado de Morelos. Estos dos ejemplos de violencia cotidiana son el pleno reflejo de que algo no se está haciendo bien por parte de las autoridades de todos los niveles de gobierno.
Habría que preguntarse ¿por qué hay un aumento considerable de la violencia? En México, hay mucha pobreza, aproximadamente 53.4 millones de mexicanos son pobres según la revista Forbes en 2017, pero, contradictoriamente, se cuenta con empresarios exitosos, donde su riqueza los ha catalogado como los hombres más opulentos del mundo. El combate a la pobreza debería ser, por lógica elemental, la solución para bajar los niveles de violencia en nuestro país, el problema es que en este gobierno los privilegiados siguen siendo los empresarios exitosos y el pueblo pobre ha quedado desamparado, se les han quitado algunos programas sociales y asistencialistas como PROSPERA, se han eliminado las estancias infantiles que ayudaban a las madres trabajadoras, se quitó el ramo 23 que facilitaba recursos a los ayuntamientos para que se realizarán obras y servicios necesarios, tales como: electrificaciones, agua potable, carreteras e infraestructura en general.
Según las palabras del presidente de que: "primero los pobres" durante los más de cinco meses que está gobernando MORENA no se ha visto reflejado "el cambio verdadero" en la calidad de vida de los mexicanos, al contrario, ahora son pobres y asesinados. Pobres y con temor de que no vayan a ser víctimas de una bala perdida en las calles. Para combatir la violencia se debe combatir a la pobreza, ya que ésta es la verdadera causa que determina los malos comportamientos de la gente, personas sin empleo, sin educación, sin valores morales, serán las condiciones materiales para que se generen los futuros asesinos de este país. Pero, para combatir a la pobreza de raíz se debe de cambiar el modelo económico neoliberal, ya que este modelo beneficia, sin lugar a dudas, a la burguesía industrial, comercial y financiera. Debe haber un equilibrio en la repartición de la riqueza, desde la postura muy puntual del Movimiento Antorchista Nacional están 4 puntos esenciales que exigen estos tiempos. 1.- Empleo para todos los mexicanos que estén en condición para desempeñar una actividad productiva, 2.- Aumentar los salarios para que los mexicanos tenga un poder adquisitivo y les permita vivir dignamente, 3.- Política fiscal progresiva, que paguen más impuestos los que ganan más y que paguen menos impuestos los que ganen menos y por último 4.- Reorientación del gasto público, que desde todos los niveles de gobierno, desde el federal hasta el municipal gasten los impuestos de todos los mexicanos para construir carreteras, hospitales, escuelas, alumbrado, etc. Si se aplicaran estos 4 puntos que propone el Movimiento Antorchista, no cabría duda de que los malestares sociales, incluida la violencia, se reducirían de manera significativa. El problema es que este gobierno está haciendo todo lo contrario, no hay empleos, los salarios no aumentan, no hay una política fiscal progresiva y el gasto público está orientado bajo los caprichos del señor presidente, sí los mexicanos no ven resultados inmediatos en sus niveles de vida, tarde o temprano, estaremos ante una revuelta social de grandes magnitudes que pudiera desestabilizar al país y generar una nueva oleada de violencia nacional.
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