MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Las protestas laborales dejan en cueros a la 4T

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En la semana que termina, fueron reprimidas dos protestas de trabajadores, por los cuerpos de seguridad de los gobiernos morenistas, la primera de ellas en contra de los integrantes del Gremio Gasero Nacional, el pasado lunes 11 de los corrientes, luego de que los distribuidores iniciaran un paro indefinido de labores y se manifestaran en más de 10 vialidades importantes de la CDMX, en busca de ser atendidos por la Secretaría de Energía, para encontrar una salida a su problemática que consiste en el aumento del margen de ganancia por la venta de gas LP, ya que el actual es muy bajo, pues se redujo de 4 pesos a 50 centavos, desde el pasado mes de agosto, lo que les ha generado pérdidas y desempleo para miles de trabajadores, debido a los topes en los precios máximos, impuestos ilegalmente por la Comisión Reguladora de Energía.

Según, Jon Martín Cullell, columnista del diario español El País, en su trabajo del 15 de octubre que titula: “Crisis del gas: la subida mundial de precios desborda el control impuesto por el Gobierno de México”, señala que, “Los intentos del gobierno por contener las tarifas del gas LP han chocado con la realidad del mercado internacional. Semana tras semana, la Comisión Reguladora de Energía (CRE) ha tenido que revisar al alza los precios máximos. Mientras que la empresa Gas Bienestar, creada por el Ejecutivo para distribuir el combustible y fomentar la competencia, mantiene un alcance demasiado limitado para ejercer un peso determinante. La solución escapa de las manos del gobierno y pasa, dicen los expertos, por una caída en los precios mundiales”.

Agrega: “Pese a estas acciones, en septiembre el gas LP registro un aumento mensual del 4.7%, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). La CRE, a su vez, se ha visto obligada a elevar los topes. Esta semana, en Ciudad de México, el regulador lo subió a 24.6 pesos el kilo, un 15% más que a inicios de agosto. Tras varios aumentos, el promedio de precios máximos por Estado, 26 pesos según un análisis del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), es ligeramente superior a la tarifa reportada por los distribuidores a finales de julio, justo antes de la imposición de controles”.

Este tema del precio del gas, es muy elocuente e ilustra de una forma muy plástica que es una vil patraña del presidente López Obrador, afirmar que en nuestro país ha desaparecido el neoliberalismo; lo diga por ignorancia o por engañar a los mexicanos. Aceptar la globalización como lo hizo él, con la firma del T-MEC y al mismo tiempo, rechazar el neoliberalismo, es un error teórico, que no se puede llevar a la práctica; porque en realidad globalización y neoliberalismo son las dos caras de una misma moneda, es decir, la cara mundial y nacional de una misma realidad, que en este caso es, el incontenible desarrollo de la economía de libre mercado que tiene como base la libertad irrestricta de la propiedad privada, para hacer negocios, sin importar que para ello se tengan que nulificar los derechos de los trabajadores, como sucede en el caso que nos ocupa.

La otra protesta brutalmente reprimida por parte de los cuerpos policiales estatales y de la Marina, con gases lacrimógenos y balas de goma, en contra de los trabajadores que construyen la refinería Dos Bocas en Paraíso, Tabasco, una de las obras representativas del actual gobierno federal, que dejó un saldo de varios obreros lesionados, algunos de gravedad, tuvo lugar el pasado miércoles 13.

La manifestación consistió en un paro de labores para exigir que se detenga la explotación laboral a que están sometidos por la empresa ICA Fluor, de la que son empleados, la cual, no respeta la jornada de 8 horas establecida en la ley, no les paga horas extras, ni días festivos, los hostiga laboralmente para despedirlos, también exigen mejores condiciones de seguridad y de salud en su trabajo, entre otras; como podemos observar las peticiones son por demás justas.

Sin embargo, la respuesta del Gobierno federal, en boca del propio presidente de la república y de la secretaria de Energía, Rocío Nahle, los retrata de cuerpo completo, como verdaderos enemigos de los trabajadores y como amigos de los patrones explotadores, a los que les asignaron el contrato de la obra por adjudicación directa. Nada dijeron de las demandas laborales, tampoco de la promesa incumplida de no usar la fuerza pública en contra del pueblo; se limitaron a reducir el problema a un pleito entre líderes sindicales por la titularidad del Contrato Colectivo de Trabajo y a deslegitimar el justo movimiento obrero; pero aún en el caso de que así fueran las cosas, ¿por qué no intervenir para que las instancias correspondientes apliquen con rigor la ley laboral?

Por otro lado, este problema deja al descubierto también, lo que es de todos conocido, que el sindicalismo mexicano está urgido desde hace muchos años de una renovación total y profunda; que la clase trabajadora requiere de sindicatos independientes de patrones y gobierno, profundamente democráticos, honestos en el manejo de las cuotas sindicales y realmente dispuestos a defender con todo y, ante todo, los intereses de sus agremiados. La clase obrera mexicana tiene esta tarea pendiente.

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