MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Lo viejo, lo nuevo y lo posmoderno

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Conforme se van acercando las elecciones presidenciales del 2 de junio, comienzan a aparecer movimientos que pueden definir la elección y, aunque pareciera que todo está dicho con la fuerza del oficialismo y todos los recursos a su disposición, siempre puede haber sorpresas.

Hace 30 años, en México era un orgullo ser de izquierda, era algo que definía a muchas personas, escritores, periodistas y políticos… con la caída de la URSS, muchos de los que se decían de izquierda abandonaron ese camino y se fueron al centro. Sí, el sistema se ha encargado de simplificar, buscando con ello, que la gente pueda elegir de forma más fácil a quienes los gobiernan. 

Pues bien, todas esas corrientes posmodernas son producto de la decadencia del sistema. Las corridas de toros son producto de la forma de producción, del modo de vida de los ganaderos en un mundo que se tiene que ser fuerte para sobrevivir.

Todo artilugio, modas, etcétera, están diseñados para que se olvide que vivimos en un mundo capitalista, y que sólo hay dos clases de hombres, los que tienen mucho y los que no tienen nada.

Para domar los caballos, levantarse muy temprano, se tenía que demostrar quién era el más fuerte; es para hombres este tipo de espectáculos. Por ejemplo, a un grupo de veganos ¿habría que mandarlos a la sierra para ver si no cazan un conejo para comer? Hasta el café lo toman con azúcar de agave, ¿a dónde vamos a parar?

Pues bien, todos estos artilugios, modas, etcétera, están diseñados para que se olvide lo principal: que vivimos en un mundo capitalista, y que sólo hay dos clases de hombres, los que viven de la venta de su fuerza de trabajo y los que compran la fuerza de trabajo. Los que tienen mucho y los que no tienen nada.

Esta es la relación principal de la sociedad: hay quienes luchan por un mundo más equitativo y otros, por explotar de mejor manera la fuerza de trabajo. Pero como esto es lo principal, entonces el sistema busca que te olvides de eso, buscando toda una gama de movimientos, formas, nombres bonitos, colores chillantes, convirtiendo todo en un espectáculo. 

Y como es época de llamar la atención, se vale de todo. No importa si subimos el faro del comercio sin protección, no importa ahora si me tengo que ir a comer unos taquitos al puesto de la esquina, tomarme una foto con mi familia para que vean que soy feliz a lado de ellos, etcétera.

¿Apostarle a lo nuevo? Difícil… aunque se presenten como una novedad, no dicen que lo nuevo representa un aumento en el costo de vida de las clases trabajadoras: fueron los nuevos los que aumentaron el Metro y muchos otros servicios.

Recordemos que el transporte entra en el costo de la fuerza de los trabajadores. Aunque les aumenten el salario y, sólo a los que tienen empleo formal, se le descuenta con los altos precios. 

En lugar de hacer experimentos novedosos, bien haríamos en revisar el pasado, en especial, las experiencias que han tenido los trabajadores del mundo en su lucha por crear un mundo nuevo, desde la comuna de París, la experiencia china, cubana, rusa, la misma revolución mexicana.

Porque no necesariamente lo nuevo es mejor; ya lo dijo Lenin, unos de los grandes líderes de los trabajadores, que los ricos de México y del mundo, le tienen miedo, porque su obra es una guía para los trabajadores: nosotros comenzamos la obra; no sabemos qué pueblo, en que tiempo, en qué lugar terminará lo que nosotros comenzamos, pero si la humanidad quiere salvarse, son los trabajadores, educados y organizados, los que deben tomar el timón. 

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