Desde el año 2019 se eliminaron del Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) recursos que se asignaban a obra pública local, disminuyendo un 21%; el ramo 33 cayó un 30% un año anterior. Ambos fondos tenían como misión la capacidad de respuesta de los gobiernos locales y municipales, para atender las demandas de sus gobernados en servicios y obras básicas, ya si lo hacían o no, es un tema a discutir en otro momento, pero el fin de la aplicación del recurso era claro: atender las demandas de educación, salud, infraestructura básica, fortalecimiento financiero y seguridad pública. Esta reasignación afectó a todos las entidades y municipios, ocasionando que se dejara de hacer infraestructura social y esta tendencia sigue a la baja. Es una triste e indignante realidad que se sufre en cada comunidad, pasan días, meses, años y décadas sin hacerse la obra, vienen candidatos con sus promesas, llegan a ser gobernantes y se van, sin que cumplan sus promesas, el ciudadano mira en cada época de campaña a la misma distancia la promesa y la ilusión de que se cumpla su petición, sin llegar a cumplir en décadas. Esta verdad se ha agudizado en los últimos años, de eso no hay duda, la realidad lo confirma.
En el año 2018 se le asignó al ramo 33 la suma de 811,931 mil millones de pesos, dividido en dos subfondos: el Fondo para la Infraestructura Social Estatal (FISE), para obras y acciones de ámbito regional e intermunicipal y el fondo para la Infraestructura Social Municipal (FISM), para financiar obras de agua potable, drenaje, urbanización, electrificación, infraestructura básica, mejoramiento a la vivienda, arreglo de caminos rurales e infraestructura productiva, inversiones que beneficiaran directamente a población vulnerable, con rezago social y extrema pobreza. Después de 6 años se da un aumento de 112,400 mil millones más, por ello en el año 2023, se asignó 924,331 millones 682,390 mil pesos, para el Fondo de Aportaciones para la infraestructura Social (FAIS), con la particularidad de que aproximadamente el 87% del total de dinero se etiqueta para las grandes obras de relumbrón que ya conocemos y solo se asignan 112,388 millones 010,675 pesos, un 13%, para estados y municipios, por eso, para las 32 entidades se les asignó 13,623 millones 058,462 pesos. Este varía, dependiendo del número de población de cada entidad, monto que es totalmente insuficiente si vemos el gran rezago en obra pública que existe por todas partes, desde construcción de carreteras hasta rehabilitación de espacios deportivos. Lo mismo se repite para los 2,469 municipios y las alcaldías de la Ciudad de México se les etiquetó 98,764 millones 952,213 mil pesos, es recurso etiquetado para los municipios, es una gota de agua en un desierto, no sirve de mucho.
Los estados y municipios en el año 2023 solo disponen de 122 mil millones de pesos para atender toda la demanda de obra social, es un monto ínfimo que no alcanza para nada. Aquí se encuentra una gran parte de la respuesta, a las preguntas que nos hacemos, el por qué las entidades y municipios no tienen recursos suficientes para hacer obra pública, en este rubro social no se aplica el lema de primero los pobres, las cifras así lo confirman. Es cierto que también influye la recaudación de recursos propios, pero debemos tener presente que no todos los estados ni los municipios tienen las mismas condiciones recaudatorias, muchos de ellos no recaudan ni para los salarios de sus trabajadores. La errónea política económica federal que se viene aplicando del 2018 a la fecha, viene agudizando la crisis que ya existía desde años atrás; colonias sin agua potable, drenaje o alcantarillado, no hay plantas tratadoras de aguas negras, nuevos pozos de agua, pavimento para calles, apoyo a la vivienda e infraestructura carretera, etc., los que están pagando los platos rotos, por cambiar la forma de aplicar el FAIS, son las gentes humildes que continuamente asisten a las oficinas municipales y estatales a pedir los servicios que faltan en sus comunidades y colonias, los funcionarios salen con la eterna cantaleta de que no hay dinero, esto no es lo sorprendente del problema, lo que sí no deja de sorprender es que muchos funcionarios de alto nivel, siguen aplaudiendo como focas amaestradas las malas políticas del gobierno federal, como es esta que acabamos de analizar. Que anteponiendo sus intereses personales y la política huesera, que mientras ellos queden bien arriba y tengan trabajo, qué importa que otras cien veces les volvamos a decir a los humildes cada vez que asistan a sus oficinas que recurso no se tiene para sus obras costosas que piden.
Es urgente que se reactive la construcción a nivel nacional de la obra pública básica, basta de complicidades, omisiones, políticas oficiales queda bien y actitudes arribistas de los funcionarios, los pueblos, colonias y comunidades de todo el país necesitan vivir en mejores condiciones materiales, para ello necesitamos rehabilitar o construir la obra pública que hace falta por todas partes. Llegó el momento de que el pueblo trabajador de todo el país, lo exija al nivel que sea. No podemos ni debemos aceptar que solo se invierta en obras de relumbrón altamente costosas, donde se le asignen ríos de dinero que salen de nuestros impuestos, y cuando vamos los humildes a pedir una obra o servicio, nos salgan los funcionarios que dinero no hay o que las obras son muy caras. Ellos deben ser los primeros en exigir que se reoriente la política económica del gobierno actual y dejen de gobernar con improvisaciones y ocurrencias, cuestión que le ha salido muy caro a todos los mexicanos. Llego la hora, compañeros, de luchar por todas nuestras necesidades materiales, para ello, solo organizados con un espíritu de unidad inquebrantable y de lucha constante podremos ir por el camino para resolver este grave problema.
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