MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Los nocivos excesos de los discursos de campaña

image

En trabajos similares a éste, he dicho y recomendado con sumo respeto a mis escasos, pero pacientes lectores, que, ante la inevitable fatalidad de la propaganda electoral que se nos viene encima como una pesada avalancha, lo mejor sería esperar atentos, unidos y organizados este alud que nos amenaza. Atentos, para poder distinguir así de entre la bazofia de los discursos, las mejores propuestas que verdaderamente nos convengan a todos; unidos, para resistir a las maliciosas tentaciones de los candidatos que buscarán que traicionemos el interés general de nuestros compañeros; y organizados, para hacer un frente común contra el engaño y la mentira electoral, anteponiendo como condición del voto, la solución de nuestras necesidades más apremiantes. 

Aclaro que mi humilde, pero sincera opinión, que habla sólo de lo que vivo, veo y escucho de mis compañeros, no es más que un tímido reflejo de la creciente inconformidad que padece el ciudadano común, aquel trabajador o trabajadora que solo vive para ganarse el sustento del día, o la ama de casa que debe hacer milagros para sostener el hogar y alimentar a los hijos. ¡Todos!, aunque no lo digan, todos entienden bien que hay siempre cierto grado de insolencia y malicia en los discursos de los candidatos. Hoy, resulta que todos los que quieren el voto lo saben todo, lo pueden todo y todo lo quieren resolver, ¡todo! Que no hay mal social que se les esconda o resista. Pero, ¿qué pasa al día siguiente de la elección? ¡Nada!, que ahora resulta que ya no saben nada; ganadores y perdedores incluso se vuelven nada. 

Pero, hoy opino también, sobre todo pensando en los candidatos y las candidatas de ahora. A los colimenses nos urge que, en un esfuerzo sumo de congruencia y honestidad en los discursos que manejan, nos hablen con la verdad y claridad suficientes. Ya son muchos años de ejercicios democráticos como el que se avecina, como para que el pueblo no entienda bien lo que se le dice cuando se le habla; sabe siempre descubrir quién le miente y quien le dice la verdad, y, tarde o temprano también, habla siempre, como ya hemos visto, por la boca misma de las urnas. Más congruencia y menos insolencia es lo que conviene ahora. Ojalá nos escuchen.  

Y ahora, un ejemplo de lo que digo. En el Diario de Colima del día martes 13 de abril pasado, apareció una nota curiosa que se me hizo muy singular por su encabezado, pero que exhala malicia por su intención; dice así: “Ofrece Indira distribución equitativa de la riqueza”. ¡¿En serio!? El medio insiste en que esto y más fue declarado por la candidata a la gubernatura por Morena, al presentar el tercer eje de su plan de gobierno llamado: “Bienestar para las y los colimenses”. 

Por los términos que usa la candidata en el título de su declaración, cualquiera mínimamente informado diría, que la morenista piensa, con su gobierno, cambiar el modelo económico que rige en el Estado, en el país y en casi todo el mundo, pues, por lo elemental de la economía política se sabe, que, la función fundamental del modelo de producción capitalista, también llamado neoliberalismo o de libre mercado, es la de producir, reproducir y concentrar la riqueza, pero no de distribuirla, y mucho menos de manera equitativa. Entonces, ¿qué pretende la candidata de Morena, al hacer tamaño ofrecimiento a los colimenses?  

Pero es importante saber, qué riqueza es esa que quiere repartir con su gobierno la candidata. Veamos. Desde el siglo XVII, por lo menos, los economistas ingleses tenían ya claro el origen mismo de la riqueza, lo dijo así William Petty, fallecido en 1687: “El trabajo es el padre y principio activo de la riqueza y la tierra es la madre”. Para 1971, la chilena Martha Harnecker, en un intento por familiarizar a los obreros de su país con las ideas marxistas de la época, publicó una serie de pequeños textos donde abordó didácticamente el origen de la riqueza conforme a la idea de W. Petty, y el destino final de la misma en los países con economías capitalistas; su obra se llama: ¿Qué es la sociedad?, y por obvio de espacio, sólo recomendaré aquí su lectura como referencia, para todo aquel que intenten, como yo, hacer entender a los candidatos que no se cambia de modelo económico simplemente por ocurrencia, tal como lo señala la nota arriba referida.

Se dice en la obra que cito, que sólo el trabajo genera riqueza; pero solo aquel que produce bienes y mercancías. Esta idea, que ya había sido magistralmente desarrollada y precisada en 1867, por el genial economista alemán Carlos Marx en su obra llamada El Capital, nos da la clave para entender el origen científico de la riqueza. Evitando una exposición farragosa que pudiera resultar confusa para mis lectores, asumo la responsabilidad de que trivializaré involuntariamente un poco para avanzar con mi idea. 

En todo proceso de trabajo, que es donde se producen los bienes o mercancías de todo tipo y género, entran en función los elementos básicos que hacen posible toda producción: materia prima, medios de trabajo (herramientas) y fuerza de trabajo (el obrero). Previo a este proceso, el trabajador se vende a su patrón como fuerza de trabajo mediante un contrato, fijando por adelantado el precio de su salario. El patrón o capitalista, entonces, compra por un precio mínimo llamado salario, la “fuerza de trabajo” del obrero, y luego, después de ponerla a funcionar, la vende como “trabajo” en forma de producto o mercancía, por un precio notablemente superior. La diferencia que resulta, de restar al precio del trabajo en forma de producto, el precio de la fuerza de trabajo ya acordado, es lo que Marx llamó, en términos de valor, plusvalía, y es esto, precisamente lo que se queda en forma de ganancia, el patrón por cada trabajador. He aquí, entonces, el origen fundamental de la riqueza. 

¿Es esta la riqueza que se propone repartir equitativamente la candidata de Morena?, ¿va a obligar a los patrones colimenses, dueños de los medios de producción, a que ganen menos para que los trabajadores que más lo necesitan, ganen más? No, nada de eso. Luego de leer completa la nota periodística que ya referí, entendí, para mi decepción, que la morenista, como dice el dicho, confunde la gimnasia con la magnesia. La lección es clara: todo es un vil discurso de campaña. Pero ya nos veremos en las urnas. (Sigueme en twitter como @LuisEnColima, estoy a la orden).

0 Comentarios:

Dejar un Comentario

Su dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados *

TRABAJOS ESPECIALES

Ver más