MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Los pendientes del Gobierno de Sonora con los pobres en esta contingencia

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Es momento de preguntarnos, cómo están viviendo, en lo que vamos de esta contingencia sanitaria de covid-19, el "Quédate en casa" cada una de las familias sonorenses si lo vemos desde una óptica de clases sociales; cómo se alimentan, transportan, se protegen, cuidan su salud, administran sus dineros para los gastos diarios y el ambiente familiar en el interior de cada hogar, si unos viven en residencias lujosas y otros en humildes casas improvisadas.Se dice que somos iguales ante las leyes que emanan de nuestra Constitución, que vivimos en un país democrático, con justicia social, palabras que se vuelven vacías, que no corresponden con la realidad, si atendemos a la profunda desigualdad social que impera en Sonora.Por eso hoy, es cierto que todos estamos padeciendo las consecuencias de la pandemia, pero la clase trabajadora, la que genera la riqueza social pero no la disfruta, no tiene ahorros económicos, ni trabajos formales con seguridad laboral y salarios insuficientes para vivir, condiciones que obligan al jefe del hogar a salir diariamente a buscar alimentos, convirtiéndose en una odisea, agudizándose cada día la angustia de sobrellevar los gastos en un hogar sonorense vulnerable durante esta contingencia.

En Sonora el 33.1% de la población sufre algún tipo de pobreza, un aproximado de 950 mil personas, el 21.5 % de la población padece hambre, que se duerme y se levanta sin probar alimentos suficientes todos los días, siendo 659,300 personas.Estos datos se han duplicado en estos momentos críticos de contingencia sanitaria, sumándose otros miles de familias que se han quedado sin ingresos porque han perdido su fuente de empleo.Además, si sumamos los graves rezagos históricos que padece la población sonorense, como 350 mil con rezago educativo, 340 mil sin acceso a servicios de salud, 107 mil sin seguridad social, 240 mil sin servicios básicos, agua potable, electricidad, drenaje, vivienda, pavimento, etc., esta realidad se está agudizando; la pobreza urbana y la rural, hoy más que nunca, carcomen y lastiman todos los días a las familias más vulnerables en nuestro estado; este problema social va en aumento, no lo podemos negar.La realidad es palpable al caminar por las calles polvosas en la periferia de la capital y por las comunidades de las zonas rurales, es muy fácil percibir la gran desigualdad social en la que vivimos los sonorenses, basta con ubicar en la capital las zonas marginadas, para percibir un ambiente de desolación y rezago de muchas décadas, donde viven miles de familias que esperan con ansias cada 3 o 6 años que llegue un gobierno que ayude a transformar esa terrible realidad de atraso en la que viven atrapados y que se aferra a dejarla porque no tiene otra.Para todos ellos, qué opciones serias de apoyos está brindando el gobierno del estado, qué alternativas les está ofreciendo: como vemos, son muy pocas y totalmente insuficientes.

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Como todos sabemos, no se vive igual en un palacio que en una choza o una vivienda carente de lo básico, la calidad de la vivienda es contrastante en las diferentes regiones del estado, por un lado las zonas exclusivas y por otro lado los polígonos rezagados; no necesitamos ser magos o adivinos para darnos cuenta de cómo se vive en estas zonas contrastantes, aunque pareciera grotesco comparar dos fenómenos tan desiguales, pero es necesario para racionalizar el problema, cómo se vive en La Rinconada o en La Joya, en Las Tres Reinas o Bahía de Kino residencial.Esto demuestra las dos formas antagónicas u opuestas que viven dos clases sociales en las que está dividida la población, no se trata de volver igual lo desigual, urge una sociedad donde la desigualdad social no sea tan abismal y vergonzosa como la que hoy vivimos, la desigualdad es un pendiente que resolver, antes de que sea tarde.El Gobierno del Estado debe empezar a jugar un papel decisivo para combatir este fenómeno, en lo inmediato implementando un plan estatal de alimentos, a corto plazo hacer una gran inversión para abatir el rezago de infraestructura social básica, a mediano plazo brindarles empleo a todos con salarios bien remunerados.Por ahora, el poder estatal representado por las autoridades estatales, lo acepte o no, durante esta emergencia sanitaria, no está actuando de forma contundente con un plan que conlleve acciones serias para ayudar a los que menos tienen; no lo percibimos y cuando algo se ve, llevar un bocado de alimento a la gente humilde que hoy lo necesita pareciera más bien un acto de altruismo gubernamental que un plan bien estructurado.

Hace algunos días, fue anunciado un programa estatal de alimentación por el Gobierno de Sonora, encabezados por la primera mandataria Lic.Claudia Pavlovich Arellano, que serían operados en varios municipios por los alcaldes, iniciativa que reconocimos como correcta, aunque ellos crean que no; pero eso no los exenta de ser criticados por un programa que ha resultado insuficiente, llevar una o dos despensas a cada familia por calle, 10 o 15 despensas por colonia, que se entregan a paso de tortuga, mientras miles de familias sonorenses siguen en espera de despensas. Ahí están como pruebas irrefutables las llamas telefónicas, videos, trapos blancos, entrevistas de muchos sonorenses que solicitan y exigen al estado que apoye con alimentos, esperamos que dichos reclamos y llamados sean escuchados y atendidos.

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Señores gobernantes, así no se le debe de tratar al pueblo, no es posible que el erario público no alcance para despensas semanales, quincenales o mensuales según la necesidad de cada familia, entregadas de forma ordenada, con rapidez y orden prioritario.Por eso hoy denunciamos públicamente los grandes pendientes históricos y de la actual contingencia que el Gobierno de Sonora tiene con el pueblo más rezagado; es momento de demostrar con hechos que sus gobernantes están con el pueblo, en el momento que más ayuda necesita, urge entregar los apoyos sin simulaciones, sin burocratismos, en cantidades suficientes de alimentos, con un orden de prioridad para apoyar a los que más lo necesiten, en cada comunidad, ejido y colonia, calle por calle, en cada una de las casas, mismos que sean entregados por las autoridades.Pero desgraciadamente no ha sido así, nos hemos dado cuenta de un desempeño con deficiencias organizativas, poca capacidad operativa, empobrecido, sin recursos, sin estructura suficiente, con poca credibilidad ante sus gobernados, sin capacidad para enfrentar la contingencia y viéndose rebasado por la ciudadanía que no acata las medidas dictadas él.Creemos que se está a tiempo de corregir y actuar por el bien de las mayorías.

Por ahora, en cientos de comunidades donde hay grupos de gente organizada en el Movimiento Antorchista, se sigue a la espera de una despensa con alimentos suficientes y de calidad que les permita salir delante de esta contingencia sanitaria, esperamos que pronto llegue, de lo contrario nos veremos obligados a ir a presionar a las oficinas del palacio del Gobierno del Estado, pero, por ahora, desde nuestras casas alzaremos nuestra voz para pedir el apoyo gubernamental hasta ser escuchados.

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