Más allá de los habituales buenos deseos al iniciar un nuevo año, el panorama económico del país se vislumbra sombrío para este 2025, lo que como en todas las ocasiones dentro del sistema capitalista de producción, afectará principalmente a las grandes masas de trabajadores del campo y de la ciudad, que desafortunadamente terminarán más empobrecidos que el año precedente.
Los ingresos del gobierno disminuirán drásticamente y habrá mucho menos dinero para invertir en el mejoramiento de la infraestructura urbana del país, en seguridad pública, educación, salud, vivienda.
El 2024 fue el año en que menos empleos formales se crearon durante todo el sexenio de López Obrador, según las cifras proporcionadas por el Instituto Mexicano del Seguro Social y boletinados por diversos medios de comunicación, ese año se perdieron 405, 259 plazas laborales, lo que significa que un número similar de familias perdieron su fuente segura de ingresos; en contraparte únicamente se crearon 213 mil nuevos empleos formales, lo que representa las peores cifras en generación de plazas laborales desde el año 2003.
Al respecto, Alberto Alesi, director General de ManpowerGroup para México, Caribe y Centroamérica, comentó que “las bajas de diciembre obedecen a un tema cíclico, el cierre de plantas de producción, el término de trabajos en obras temporales, cierres productivos y ventas de temporada, relacionados con sectores como manufactura, comercio y servicios”.
Sin embargo, la analista Gabriela Siller de El Economista, este comportamiento es la antesala de una recesión económica en la que podría caer nuestro país en los próximos meses, es decir, de un descenso sostenido en la producción, la inversión pública y privada y una caída en las exportaciones, todo lo cual provocaría un crecimiento mayor del desempleo en el país.
Esta previsiones son coincidentes entre diversos analistas que vislumbran fuertes golpes a la debilitada economía mexicana cuando Donald Trump asuma la presidencia de Estados Unidos y ponga en práctica sus amenazas hacia nuestro país: aranceles de hasta 30 % en productos exportados hacia Estados Unidos, deportación masiva de mexicanos indocumentados en aquel país y una mayor y más descarada intervención del ejército norteamericano en territorio mexicano con el pretexto de combatir a los cárteles de la droga.
Todos esos anuncios que a simple vista parecen simples bravatas y ocurrencias surgidas de la mente senil y fascista del próximo presidente estadounidense, en realidad son medidas fríamente calculadas para someter al gobierno mexicano a los grandes intereses económicos de las trasnacionales y oligopolios de Estados Unidos asentados en el país.
Trump y la élite económica neofascista que representa tienen la intención de obligar al gobierno de Sheinbaum a firmar un nuevo T-MEC en 2026 muchísimo más desventajoso para México, un nuevo tratado que permita la entrega todos nuestros recursos naturales, deje a merced de las empresas gringas a los trabajadores mexicanos y frene el avance de la influencia económica de China en nuestro país y en Latinoamérica.
La acusación de que México se ha convertido en la puerta trasera de entrada de productos chinos a norteamericana es totalmente falsa.
El doctor en Economía Abel Pérez Zamorano escribió para la prestigiosa revista Buzos de la Noticia lo siguiente:
“En el periodo 2016-2023, Estados Unidos recibió 269 mil millones de dólares de inversión China; Canadá, 124 mil millones y México 1.6 mil millones (0.4 %). Estados Unidos recibe 160 veces más inversión china que nuestro país”.
Es la cruda verdad, Estados Unidos está garantizando la sumisión total e irreductible de nuestro gobierno a sus intereses económicos y por lo que se observa el gobierno de Sheinbaum a decidido continuar la política de AMLO de obedecer las órdenes del imperialismo, poniéndose en contra del mundo multipolar, de China y los Brics.
Por ahora el gobierno de Sheinbaum ha impuesto aranceles de hasta el 19 % a los productos chinos que se venden por medios digitales, ha promovido el decomiso y cierre de centros de distribución de mercancías chinas y, lo más grave: ha recrudecido su política de hacer la Guardia Nacional una extensión de la patrulla fronteriza de los Estados Unidos, para perseguir, encarcelar y deportar masivamente a miles de migrantes que intentan llegar a ese país y cruzan nuestro territorio.
Pero la situación se pondrá peor, para la citada analista Gabriela Siller, el cumplimiento de las políticas de Trump provocarán irremediablemente una recesión económica en el país, pues es parte de la estrategia para obligarnos a firmar un tratado comercial mucho más humillante que el actual que selle el destino de México al carro del imperialismo mundial en decadencia.
¿Qué haremos nosotros con los miles de mexicanos deportados en los primeros meses del año?, ¿cómo resistirán los miles de productores de insumos agrícolas que exportan a Estados Unidos cuando se les impongan aranceles de hasta el 30 %?
¿Que hará el gobierno mexicano ante el cierre masivo de fábricas e industrias que se sienten amenazados con la puesta en marcha de la reforma judicial?, ¿cómo puede hablarse de defensa de la soberanía, cuando en próximos meses podemos ser literalmente invadidos por el ejército estadounidense?
Con una economía en recesión y profundamente debilitada no parece viable que se cumplan las promesas propagandísticas de aumentar el salario mínimo a los trabajadores, disminuir el precio de los productos de la canasta básica, mucho menos reducir la jornada laboral a 40 horas semanales y tampoco incrementar el número de beneficiarios de los programas sociales.
Los ingresos del gobierno disminuirán drásticamente y habrá mucho menos dinero para invertir en el mejoramiento de la infraestructura urbana del país, en seguridad pública, educación, salud, vivienda y servicios básicos, con lo que se verán seriamente afectados los intereses de los mexicanos más humildes que viven en los pueblos y las colonias populares de las periferias de las ciudades.
Quedaremos así, mucho más vulnerables frente a los intereses económicos, políticos y militares, el panorama es sumamente sombrío.
La salida a esta encrucijada tampoco parece sencilla, es necesario poner en marcha un proyecto de país, que ponga en primer lugar los intereses económicos de nuestro pueblo, urge desarrollar la ciencia y la tecnología para incrementar la productividad y el mercado interno y hacernos menos dependientes del exterior y, por supuesto, diversificar el comercio del país con otros países. Se necesita irreductiblemente un debilitamiento profundo del imperialismo norteamericanos.
Pero nada de eso puede lograrse por pura buena voluntad de ningún gobierno o partido político, se requiere un plan económico científico y se necesita principalmente de la organización y movilización decidida del pueblo trabajador mexicano, a cuya cabeza marche una vanguardia, un Estado Mayor, compuesto por los mejores y más preparados hombres y mujeres del pueblo. Tareas titánicas que, sin embargo, son igualmente inevitables.
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