Usar la historia solo como adorno, nos condena a repetir siempre los mismos errores del pasado. Y lo digo porque desde que tengo uso de razón, Manzanillo es un puerto que por su posición geográfica, siempre ha sido golpeado por tormentas tropicales, ciclones y huracanes, y dependiendo de la intensidad de los mismos, es el grado de afectación que provoca a la población; y hasta la fecha no se ha podido evitar los daños severos a la infraestructura pública y los habitantes. Todo los que nacimos y crecimos aquí, hemos sido testigos de esto que digo. A través de los años hemos visto que nuestra ciudad ha ido creciendo, pareciera que sin la planeación necesaria para la protección de la integridad de las familias, sino más bien favoreciendo los intereses particulares del puerto más importante del pacífico mexicano, y de algunos fraccionadores que se dedican a vender casas, aunque estas no sirvan. Por ejemplo, fuimos testigos del crecimiento acelerado del puerto interior aunque con ello se robara territorio a la población, y destruyera el hábitat de miles de especies de la fauna marina. También, del desarrollo de varias colonias populares ubicadas en zonas bajas que inevitablemente sufrirán inundaciones severas si los fenómenos naturales con lluvias y huracanes se hacen presentes en nuestro municipio. Pero la clase trabajadora de Manzanillo, no tiene tiempo para reflexionar estas cosas, la tienen muy ocupada, produciendo ingentes cantidades de dinero en las diferentes actividades y empresas que tienen que ver con el giro del comercio exterior, que giran pues en torno a la actividad portuaria; aunque nada de esa riqueza se vea reflejada aquí.
Cuando la 4t llegó a Manzanillo, a través del gobierno municipal de Griselda Martínez, existía la esperanza de que hubiera un cambio en nuestro Municipio, pues llegaba al poder un partido de nueva creación que prometía ser distinto y defender al pueblo, con su consigna” primero los pobres”. Sin embargo, cuesta trabajo encontrar las diferencias en la realidad concreta. La gente en Manzanillo, sigue viviendo al día, las calles, avenidas principales siguen dañadas por el paso del tránsito pesado o por las inundaciones cotidianas, incluso con lluvias menores. Y la gente más necesitada y desprotegida, no ha tenido una respuesta solidaria de parte del municipio.
Y para prueba basta un botón. Desde septiembre del año pasado, bien recuerdo, que mis compañeros de la colonia Libertad acudieron a mí para solicitarme apoyo urgente, pues tras el paso de una fuerte tormenta, sus viviendas fueron seriamente afectadas: sus techos colapsaron por el peso del agua retenida, mojando las pocas pertenencias que tenían, la gente enferma se agravó por la humedad en sus viviendas. Inmediatamente nos presentamos ante las autoridades municipales para hacer saber la necesidad apremiante, sin embargo no hubo apoyo. Las respuestas que la gente recibió, fue que no había apoyo para los que residen en colonias irregulares. Ante una respuesta tan inhumana, como lo es clasificar a la gente por zonas, exigimos que se buscara otro mecanismo, argumentando que son también habitantes de Manzanillo, que también emitieron su voto para elegir quien los gobernara, y también trabajan y pagan impuestos. Pero a la fecha no hemos tenido respuesta. Y ojalá se pudiera detener el tiempo y las calamidades, pero todo lo contrario, conforme pasa tiempo a los pobres les llueve sobre mojado, pues desde esa fecha hasta hoy han tenido que sobrevivir a seis tormentas más y un huracán reciente, sin recibir apoyo alguno.
Pero esa colonia no es la única que adolece, basta dar un recorrido por el municipio para determinar la gravedad del problema de infraestructura hidráulica que tiene Manzanillo. Empezando por la comunidad de la Central, donde el 50% del territorio se inunda, seguido de Santiago en sus diferentes colonias, sobre todo las que están ubicadas cerca del arroyo que cruza toda la localidad: La floresta, Miravalle, Vista del Mar, La Everardo Villalobos, entre muchas otras, sufren inundaciones. El valle de las garzas en los diferentes barrios históricamente ha sufrido inundaciones severas, y cada vez más, por ejemplo el barrio 5, el barrio 4 pegado al canal, el barrio 3, y el barrio 1. Pasando el Valle, es casi imposible en tormenta, pasar por el boulevard a la altura de Marindustrias, y el crucero de Mina no se salva. Más adelante, en Tapeixtles es arriesgado pasar por la avenida, pues cada día está más hundida, por lo tanto siempre se inunda. Siguiendo el recorrido, y por la calle principal, es decir el boulevard, a la altura de las colonias 16 de septiembre, Bellavista, Las Joyas, Banco Ejidal, y San Pedrito, es bien sabido por todos los manzanillenses que sería una locura pasar por ahí en tormenta, pues es la imagen típica de nuestro puerto inundado. Y ya no se diga de las colonias pegadas a la laguna en la parte sur de la ciudad. La pregunta es: ¿los manzanillenses merecemos esta falta de sensibilidad del gobierno municipal? De toda la riqueza que se produce en el puerto, ¿ni un poquito pudiera invertirse para erradicar este grave problema?
Pero lo más grave, es que no existe un plan(o cuando menos no público), para resolverlo, no se considera que así como estamos tratando al planeta, los fenómenos naturales serán cada vez más agresivos, y la población debe tener condiciones para salvaguardar su integridad.
El día de hoy, leí en el diario de Colima, una nota que dice “Habrá grandes obras para Manzanillo en el 2022” (www.diariodecolima.mx). En el cuerpo de la nota se habla de desarrollar cuatro grandes proyectos en zonas marginadas del municipio, para regenerar el tejido social y ofrecer “mejores condiciones de vida” a sus habitantes. Me llamó la atención la nota y esperaba que dentro de esa propuesta se contemplara el problema que abordó líneas arriba, pero nada de eso leí, cuando menos no explícitamente. Más abajo de la nota, detalla que una obra es el Paseo de la Laguna, que he escuchado, se trata de un corredor alrededor de la laguna de Cuyutlán, que contempla colonias como Campos, la 5 de mayo, el túnel, la alameda, la libertad, el rocío, las torres y todas esas colonias hasta llegar a Colomos; buscando con esto, darles mejores condiciones a los habitantes de esa zona. Y en concreto se trata de embellecer los espacios existentes, y crear espacios para practicar el deporte y actividades de esparcimiento al aire libre.
Y dos cosas creo al respecto: 1) El proyecto no me parece mal, pues cualquier obra pública que busque el bienestar social, es buena. Sin embargo, creo que hay problemas prioritarios por atender, como el que ya detalle líneas arriba.
2) Creo que aunque el contexto de los habitantes sea muy bonito, el problema principal sigue siendo económico, es decir, aquel habitante que no tenga empleo, no tendrá dinero para alimentarse sanamente, en consecuencia no tendrá las energías ni el entusiasmo para poder disfrutar de la majestuosidad de la obra que le construirán fuera de su casa. Considero que si de verdad se quiere cambiar las condiciones de vida de los manzanillenses, se debe trabajar en políticas públicas para generar mejores empleos, mejorar los salarios, mejorar también la atención y servicios médicos, y en seguida, nada nos daría más gusto que tener calles y avenidas, dignas de un pueblo trabajador, que evidentemente genera más recursos que ningún otro municipio.
Ya es hora de que los manzanillenses nos organicemos y exijamos obras y servicios para los que menos tienen, pues es lo mínimo que debemos obtener por pagar impuestos. Ya es hora de que nuestra presidenta, cumpla al pie de la letra, la consigna de su partido, “primero los pobres”, y muchos de ellos viven en zonas irregulares, justamente porque son pobres. Ojalá que las condiciones de nuestra ciudad, se correspondan aunque sea un poco con las condiciones de abundancia del puerto interior más importante del país. Y que conste que el Gobierno morenista, tendrá una segunda oportunidad.
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