Cuando entró la nueva administración a la gubernatura del estado, algunos estaban a favor, otros en contra. A mi parecer, no se puede juzgar a alguien sin antes haber visto sus hechos.
Lo que sí es cierto es que, durante la campaña y después, han prometido varias cosas, entre ellas resolver uno de los problemas que más agravan la situación en Monterrey y su zona metropolitana: la movilidad.
Ha habido medidas que ha tomado la administración de Samuel García, por ejemplo, el aumento gradual del pasaje del metro hasta llegar al costo de nueve pesos.
El transporte se utiliza principalmente para mover a los obreros que trabajan todos los días para producir los bienes de consumo de la sociedad. Son ellos los que ponen de pie a este país, y sin el trabajo de la clase obrera no se generaría riqueza.
En la actualidad, el costo por boleto es de ocho pesos con diez centavos. Parece un precio no muy elevado, pero para una familia común con un salario muy modesto significa mucho a la semana. Las medidas sólo aplicaron en el costo del boleto; la calidad del servicio continúa igual y en muchos casos peor.
En Nuevo León, con una población mayoritariamente urbana, la zona metropolitana de Monterrey, una de las urbes más grandes del país, trae consigo muchos problemas, entre ellos los de movilidad.
Es común en varias calles y avenidas en Monterrey y sus alrededores ver a gente desde muy temprano haciendo fila para esperar camión y trasladarse a su trabajo o escuela.
La ciudadanía se queja de la falta de camiones, sobre todo los que transitan rumbo al Valle de las Salinas, García y Cadereyta; municipios que están en la periferia de la zona metropolitana. Aunado a esto, está la mala calidad en el servicio de transporte público y el hacinamiento que provoca la falta de unidades.
Es un martirio viajar en transporte público, pues las unidades están hasta el tope por la falta de camiones y además por las condiciones en las que se encuentran algunas rutas.
Esta semana se implementó el pago electrónico, no en todas las rutas, solo en algunas, pero el proyecto es que en un futuro cercano ya no se utilice efectivo, sino que se pague con tarjetas que podrán ser recargadas en centros autorizados.
La implementación o mejora en el pago, en mi opinión personal, no me parece mal; lo que me parece es que también deberían mejorar la calidad en el transporte, la implementación de más unidades y la mejora de las mismas.
Puede ser que el uso de tarjetas para pago en el transporte sea la antesala de un posible aumento en el transporte, así como sucedió con el metro con el aumento que le impusieron a la ciudadanía de manera gradual.
El transporte se utiliza principalmente para mover a los obreros que trabajan todos los días para producir los bienes de consumo de la sociedad.
Son ellos los que ponen de pie a este país, y sin el trabajo de la clase obrera no se generaría riqueza. Son ellos a quienes se maltrata con estas medidas; aparte de sufrir explotación al máximo en las fábricas, también se les castiga en su movilidad.
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