Hartos de los partidos políticos demagogos, los mexicanos eligieron a Morena, y las urnas se pintaron de guinda al obtener más de 30 millones de votos; se festejó un triunfo arrasador que marcó la historia del país. Pero poco a poco, ese tan aclamado triunfo se está poniendo en duda al ver los resultados de poco más de tres años de gobierno.
No debemos olvidar, que al ascenso de la 4T al poder, Andrés Manuel López Obrador tomó como bandera el combate a la corrupción y argumentando que de los programas sociales se enriquecían líderes, eliminó Prospera; el Seguro Popular, comedores comunitarios, estancias infantiles, refugio para mujeres violentadas, el apoyo a los niños con cáncer; eliminó el Fonden, el Ramo 23 entre otros, y con ello la posibilidad de que se les brindara mejores condiciones de vida a miles de familias de las colonias populares, donde este último programa serviría de gran apoyo con las obras y los servicios que incluía. Todo esto a cambio de sus mega obras y apoyos monetarios directos, que muchos critican de ser programas electoreros.
Con las nuevas políticas de gasto, el dinero de la nación se está yendo a un aeropuerto que se inauguró en el mes de marzo del presente año, una obra que según Soraya Pérez, economista y colaboradora de El Economista además de fungir como diputada hoy día, afirma que es un fracaso pues dice: “ ..desde la proyección de la obra, se vio un error contundente pues todos los estudios arrojaban que el lugar más apto para construir el aeropuerto era Texcoco pero, el presidente, sin escuchar a la organización de aviación civil, construyó el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) sin que se conozca su verdadero precio, permisos e informes financieros”, y que además, agrego yo, muestra deficiencias ya por no tener vuelos. Esta obra según la 4T en favor del pueblo, pero resulta que el 92 por ciento de los mexicanos nunca viajará en avión.
También, el dinero ahorrado de los programas recortados se está destinando a una refinería que producirá combustible para las grandes fábricas de este país, no para los pobres. Y está asciende a 160 mil millones de pesos, sin embargo, descaradamente el presidente reconoce un sobrecosto de entre 3 o 4 mil millones de pesos más.
Los impuestos de los mexicanos van a parar también a un tren turístico en la zona Maya, para que hagan sus paseos los turistas que vienen a visitar la zona. Eso está consumiendo 113.8 mil millones de pesos de inversión que se lleva del 2021 y proyectada para el 2023, aunque no será toda la inversión.
El dinero que antes apoyaba a muchos sectores de la sociedad, también se está gastando en un tren que cruza el Istmo de Tehuantepec, región localizada entre los estados de Oaxaca, Veracruz, Tabasco y Chiapas. Para llevar mercancías el Atlántico al Pacífico. Mercancías que son propiedad de los millonarios del mundo, no de la gente humilde.
Y para hacer esas obras insignia, sectores como el de la salud, vivienda, educación entre otros se han visto mermados. A los más afectados por esta política, nos convendría sacar una conclusión de que las cosas no van bien en el país, concluir que el gobierno federal no está preocupado por mejorar la situación de los pobres de México, y preguntarnos, si estas obras no están beneficiando al pueblo, ¿A quién benefician?
Y la respuesta sería, a los ricos del país y a los funcionarios del gobierno directamente, pues se valen de los recortes al presupuesto destinado a los programas que dije; que si bien no quitaban la pobreza, sí ayudaban a soportar la difícil situación.
Morena descobija los programas sociales para hacer promoción a su partido y perpetuarse en el poder. Y nos conviene a todos, mirar atentamente y hacerle frente a esta realidad, pero también depende del pueblo afectado a estas políticas querer cambiar la situación.
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