MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Mesas de seguridad, rebasadas por la violencia en Sonora

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La incidencia delictiva en Sonora está al alza, al igual que el kilo de limón y las mentiras al por mayor por parte de la Cuarta Transformación. De enero a la fecha la lucha entre carteles de la droga ha desatado el terror en los municipios fronterizos del estado como San Luis Río Colorado, Caborca y Pitiquito. Los conocedores del tema ubican el problema como una probable lucha por la plaza de Caborca, ya que esta ciudad es, digamos burdamente, el portal de acceso a un centenar de pueblitos desérticos con caminos ocultos para realizar el trasiego de drogas y personas a los Estados Unidos de Norteamérica.

Como casi todo el tiempo, quien lleva las de perder es el pueblo trabajador ya de por sí maltratado por la vida acelerada y desgastante del trabajo y las deudas impagables. El pasado martes por la noche Caborca vivió horas de indescriptible terror al ser sitiada por un convoy de 20 camionetas con hombres a bordo fuertemente armados, los cuales desataron balaceras por toda la ciudad, terminando esta escena de terror con 4 personas asesinadas y 5 reportes de secuestros.

Parece que pasaron los apaches, como solían decir los abuelos. Recordando los tiempos violentos en que esa tribu indígena, saltándose las leyes entraban a los pueblos sembrando el terror, robando ganado, joyas, mujeres y matando a su paso a quien se atrevía a hacerles frente. De parte de las autoridades no se supo nada hasta horas después de los hechos ya descritos. A pesar de tener tanto la policía estatal como la Guardia Nacional bases de operación a menos de 30 minutos de Caborca. ¿Qué fue lo que sucedió?, ¿será acaso que las autoridades no lograron detectar nada a pesar de los retenes, casetas y bases operativas?

Apenas la semana pasada el presidente de la república realizó una gira de 3 días por el estado para supervisar y anunciar avances en obras y compromisos presidenciales. Básicamente vino para supervisar los avances en los estadios de beisbol de Hermosillo y ciudad Obregón; de igual manera para anunciar avances en el Plan de Justicia Yaqui. Fiel a su estilo picaresco de distraer la atención sobre los problemas graves de seguridad, prefirió malgastar su tiempo en volver a insistir sobre el salario de Loret de Mola, a quien califica de corrupto y delincuente a sueldo de la mafia del poder.

En esos mismos días la fiscalía general de justicia del estado de Sonora dictaba prisión preventiva a cinco personas vinculadas con el robo a casa-habitación del exdiputado Rodolfo Lizárraga de Guaymas. Tres de los cinco implicados en el delito eran funcionarios públicos, uno de ellos asesinado (Daniel Palafox exdiputado por el PT), Iván Acevedo (regidor de Guaymas del partido Fuerza por México) y Roberto Palafox (asesor jurídico del Ayuntamiento de Empalme). ¿Qué le parece este escenario de delincuentes disfrazados de funcionarios públicos? Todos formaban parte de la estructura política del PT y partidos satélites de Morena.

Candil de la calle y oscuridad de su casa, como dice el dicho popular. Mientras la 4T malgasta los recursos y el tiempo del pueblo en luchas estériles contra la mal llamada oposición, nuestro estado se mancha de sangre de norte a sur, en las calles como en las oficinas de gobierno.

Repito, de esto nada dijo el presidente AMLO en su visita a Sonora. El descontento popular por la falta de seguridad se vuelve cada vez mayor. El gobierno se ha limitado a crear mesas estatales de seguridad, donde nunca falta el buen café con galletas y carros llenos de soldados para resguardar al gobernador y funcionarios. ¿Quién cuida a nuestras familias?

Claudia Indira Contreras, la fiscal general de Sonora, el pasado 3 de febrero durante rueda de prensa mañanera, que realiza el gobernador Durazo hacía el siguiente descubrimiento: “Encontramos también que el 89.6 por ciento están identificadas (víctimas)…Significa que hay una violencia selectiva se selecciona a la víctima”. Es decir, que la violencia y asesinatos en Sonora en el 89% de los casos están relacionados con el narcotráfico. ¡Vaya descubrimiento!

No hace falta descubrir el agua tibia. Hace falta un gobierno a la altura de las circunstancias. Un gobierno que dimensione como tal el problema de la violencia desbordada en lugar de repetir como necios la famosa frase “abrazos, no balazos”. Después será muy difícil reaccionar. Y es que el tema debe abordarse desde el hecho mismo del incremento de la pobreza y la falta de oportunidades para las familias pobres, que ante lo agudo del hambre ven en el crimen organizado una salida fácil para un problema complejo. Basta ya de mesas de seguridad sin resultados. Urge cuidar a las familias sonorenses.

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