A la mitad del sexenio del proyecto de nación de la 4T, miles de mexicanos están desilusionados por el mal manejo político del presidente López Obrador; muchos intelectuales aplaudían como focas la llegada de este presidente, porque argumentaban que, con él, se tendría un país de primer mundo, pero vemos todo lo contrario: México está viviendo una crisis económica, política y social de todos los tiempos. No es ninguna exageración, basta describir lo acontecido desde que este presidente tomo posesión como jefe del Poder Ejecutivo y, junto con él, algunos parlanchines de café, que se autodenominaron como parte de la “Cuarta Transformación” (4T), haciendo de los hechos históricos más trascendentes de México, la más eficiente herramienta propagandística para mentirle a los mexicanos y comparar este momento histórico con la Independencia, la Reforma y la Revolución Mexicana. Para cualquier historiador, la 4T, es una vil vacilada, ya que la historia la juzga el tiempo y no un ser humano con ideas retrogradas y autoritarias como el presidente de México.
A tres años de gobierno de la 4T, se le ha causado mucho daño al país; describiré varios errores que no se pueden ocultar porque son del dominio público, pero, además, son errores que afectan a miles de mexicanos en el día a día. Para darle un orden a la basta lista de errores empezare por la parte económica, después por la política y, por último, la social.
La economía no se desarrolla; se han perdido miles de empleos, los salarios son muy bajos y aumentó el número de pobres en el país. El sector energético se encuentra estancado y no da señales de que haya una innovación tecnológica en este rubro. Han aumentado los precios del gas y a los mexicanos ya no les alcanza para adquirir la canasta básica. En el aspecto político, tenemos a un presidente que no sabe negociar y mucho menos escuchar a quienes no comulgan con su distorsionada concepción del mundo. Sin embargo, si escucha y saluda de mano a la madre de uno de los delincuentes más importantes, como el Chapo Guzmán, para la delincuencia organizada, si “hay abrazos y no balazos”. Su gabinete ha sido bastante disfuncional y descoordinado debido a los múltiples cambios que se han realizado. De acuerdo con los resultados de las elecciones recientes del seis de junio, el partido del presidente no tendrá mayoría en la Cámara de Senadores, mientras que en la Cámara de Diputados no tendrá mayoría calificada y necesitaría formar una alianza con otros partidos políticos para que se puedan realizar las reformas a la Constitución. Al interior del partido político del presidente, también se empiezan a vislumbrar las divisiones entre los futuros sucesores a la candidatura presidencial de dicho partido, de un lado, se tiene a la consentida del presidente, quien es la jefa de Gobierno de la Ciudad de México; por otro lado, está el secretario de relaciones exteriores, Marcelo Ebrard, y finalmente, el senador Ricardo Monreal. Los tres buscarán a como dé lugar ser los candidatos de dicho partido y en estos momentos ya hay luchas internas para poder ganarse la simpatía del presidente.
Finalmente, en el aspecto social, los mexicanos viven una terrible inseguridad en las calles, puesto que ha aumentado la delincuencia y el crimen organizado se ha multiplicado por toda la República. Ahora, no sólo los mexicanos se tienen que cuidar de la covid-19 con su nueva variante “Delta”, más peligrosa y contagiosa, sino también deben hacerlo de los actos criminales que ocurren a diario en las calles de este país. El presidente ha provocado, considerablemente, que exista una polarización en los medios de comunicación, pues, desde sus mañaneras, insulta, critica y calumnia a sus oponentes, los cuales no comulgan con sus irracionales ideas. En sus mañaneras, el presidente se ha convertido en el “juez” más mediático de la historia moderna, ya que lo que él señala, aunque no tenga pruebas, ni argumentos, causa una repercusión enorme en la vox populi, ya que muchos mexicanos todavía le creen al presidente.
Todos los problemas sociales que tenemos en nuestro país, deberían de provocar que este gobierno se hiciera una autocrítica y una reflexión seria, pero, en vez de esto, lo que se tiene es más prepotencia e irracionalidad, y, en consecuencia, más violencia y represión hacia los grupos y organizaciones no afines. En materia de corrupción seguimos teniendo una clase política corrupta, pero ahora más descarada y evidente, puesto que hay evidencia visual (videos) que los propios familiares del presidente son corruptos, sin embargo, para ellos no hay ningún tipo de castigo. Y, finalmente comentare, la vergonzosa participación de México en los juegos olímpicos en Tokio, Japón, que dejó al descubierto la falta de infraestructura y apoyo para los deportistas. En fin, este presidente seguirá creyendo que todo está bien y que él tiene “otros datos”, teniendo a sus incondicionales que se han convertido en humanos domesticados y fieles serviles a lo que él les ordena y que no se atreven a criticar lo que a todas luces es un mosaico de errores.
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