Después de la asistencia del presidente Andrés Manuel López Obrador en el consejo de seguridad de la ONU, y en el que hizo propuestas que no fueron tomadas en cuenta ni por chiste, difundió un video en el que anunciaba que en su próxima reunión con el presidente norteamericano Joe Biden, le plantearía: “que se cumpla el compromiso de regularizar la situación de los mexicanos que viven y trabajan honradamente en Estados Unidos”, y también que “no se maltrate a los migrantes mexicanos ni a ningún otro migrante del mundo”. Suenan a palabras justas. Sin embargo como dice el dicho popular si tienes rabo de paja, no te acerques a la candela”.
Ante este comentario de López Obrador, el director para las Américas de Human Rights Watch (HRW), José Miguel Vivanco, le dijo, en otras palabras: Mutato nomine de te fabula narratur (sí le cambias el nombre, de ti habla la fábula), pues le recordó que esas palabras se las tiene que aplicar el propio López Obrador, pues hace unos días, la Guardia Nacional asesinó a dos migrantes quienes no se detuvieron en un puesto de control; pero además han sido difundidos videos e imágenes en donde integrantes de nuestra Guardia Nacional arremeten contra mujeres, niños y adultos migrantes en la frontera sur de nuestro país. Existe una política migrante de contención que Estados Unidos nos ha impuesto para mantener el tratado comercial con el país vecino, pues más del 90% de la producción en México va a parar allá. Así es cómo podemos explicarnos que a pesar de lo inhumano que es maltratar a los migrantes, y peor aún asesinarlos, López Obrador tenga que obedecer las exigencias de los Yankees y aplicar la fuerza para cumplir el mandato.
Ayuda al pueblo no es el que le habla bonito, sino el que hace algo por el pueblo. Imagínese usted estimado lector, estas palabras en los oídos de los migrantes mexicanos en Estados Unidos, cuando López Obrador les dijo: “Yo admiro a los héroes, a las heroínas a quiénes abandonaron sus pueblos por necesidad para venir a buscar algo que le pide su hambre, su pobreza. Dijo que él es un ferviente admirador de todos los migrantes del mundo, así se han construido las grandes naciones del mundo, esta gran nación se creó así, con migrantes”. ¿Cómo puede estar contento del sufrimiento de once millones de nuestros paisanos que radican en Estados Unidos? No están de vacaciones. Están realizando los trabajos más duros y peligrosos, aquellos que no hacen los nativos de allá por el peligro que representan. Once millones de migrantes en Estados Unidos tienen años o décadas de haber abandonado a sus familias aquí en México, algunos, como bien lo dijo, regresan a México en una vasija o en un ataúd. Se alegra de que se sigan mandando más remesas a México. Pero eso es el resultado del trabajo de los migrantes, quienes todo el tiempo están en vilo de no ser deportados.
La propia expectativa que los migrantes mexicanos tienen de López Obrador, sigue siendo errónea. México sigue siendo un país sin oportunidades suficientes para nuestra gente, nuestros intelectuales tienen que salir al extranjero, a donde no los persigan, sino que los valoren, México sigue siendo un exportador de mano de obra barata. Las grandes potencias económicas se construyeron con explotación, con el sudor y sacrificio de los trabajadores explotados. A nuestros paisanos también los explotan, pero bajo un ropaje jurídico diferente como el de sentirse libres de ser contratados.
El mayor deseo sería que nuestros paisanos vuelvan a México, pero a un México donde encuentren trabajo seguro y además bien pagado. Pero de manera inconsciente saben que sí regresan a México es llegar a batallar para encontrar trabajo, o bien encontrar uno donde su salario no sea mayor a los cien pesos en los jornales. Los aplausos que le brindaron a López Obrador en Nueva York me parece que son inmerecidos, pues no ha logrado crear una estabilidad económica que permita que regresen a su patria seguros de que vivirán bien, y menos de asegurarles trabajo a sus familiares que aquí radican, y así acabar con el sufrimiento de millones de madres quienes han padecido la ausencia de su esposo o hijo por décadas y quien ha perdido la oportunidad de verlos crecer en familia.
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