MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Nancy López García, in memoriam

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No cabe duda de que seguimos viviendo en una sociedad erigida sobre la lucha de clases, por la sucesión en el dominio y las victorias de una sobre otra. Y esto no cambiará mientras no desaparezcan las bases que lo determinan: la propiedad privada de los medios de producción.

Así, cualquier gobierno que ostente el poder en nuestro país, sea del color que sea y por muy buena voluntad que tenga, si no se decide destruir esa base y en su lugar cimentar una de carácter social, toda acción en su intento por combatir los problemas que esto genera: desigualdad y pobreza, se quedaran solo en las buenas intenciones y, en el peor de los casos, agudizará dichos problemas con sus consecuentes síntomas: delincuencia, crimen organizado, corrupción, falta de educación y servicios de salud, desempleo.

Y ha sido así en el desarrollo histórico de las sociedades. Los cambios en el sistema económico han sido de difícil gestación y se han aceptado con renuencia y quienes se han resistido a ellos son los beneficiados por el statu quo. Claramente, los beneficiados del sistema actual de nuestro país se resistirán con todo ante un cambio estructural que atente con sus intereses, sin embargo, cuando no existe tal cambio la resistencia es sustituida por la alianza, por el cobijo de la clase dominante al gobierno en turno.

Así, todo el discurso del gobierno que no dé la mínima prueba de un cambio estructural, de la destrucción, total o parcial, del modo de producción que mantiene el antagonismo de clases sociales, es solo maquillaje para cubrir su verdadero rostro, para ocultar los verdaderos intereses de clase que representa.

En México, el modo de producción, es decir, la organización de las fuerzas productivas está bien definida y sigue explotando a las clases trabajadoras, que son la mayoría de la población mexicana. La expectativa de la economía de goteo falló. 

Es cierto que mejoraron algunos empleos, pero en la actualidad el que nace pobre, permanece pobre, los salarios no hacen frente al constante aumento de los precios de los productos de consumo básico y de los servicios. Mejoró para ciertos sectores el acceso a la educación, pero esto no significa el mejoramiento en calidad. El sistema de salud, en los hechos, no es, ni de chiste, gratuita y de fácil acceso a la población con bajos ingresos; tampoco ha mejorado la infraestructura para abarcar el total de la demanda de este servicio.

El sistema económico de nuestro país, como la mayor parte del mundo, está diseñado para crear y sostener la desigualdad social, y eso se evidencia cuando no se atienden los problemas más sentidos del pueblo.

Todo lo anterior fue lo que motivó a la compañera Nancy López García, activista social acaecida el 14 de octubre de 2018, a abrazar la noble tarea de organizar y educar al pueblo explotado en torno a la lucha por mejorar sus condiciones de vida. Sus características de una mujer frágil, mediana estatura, aspecto noble y sencillez no fueron impedimento para encabezar con convicción y coraje la lucha organizada de los habitantes de la zona oriente del estado de Tlaxcala. 

Originaria de Santa Cruz Pocitos, Altzayanca, de familia campesina, fue y es digno ejemplo de que en los pueblos pueden surgir sus máximos representantes, quienes puede jugar un mejor papel como gobernantes.

Nancy López, hija mayor de dos hermanos, además de haber sido una excelente compañera, fue una imprescindible dirigente de colonos y campesinos. Quien comprendió la urgente necesidad de destruir el sistema económico actual que premia a las clases dominantes y condena a la clase popular. Sabía que la lucha no era fácil, que la tarea de educar y organizar al pueblo lleva más de una vida, sobre todo cuando el gobierno se inclina hacia una clase aventajada económicamente, a quien le encarga los negocios sucios cuando ven sus intereses amenazados porque una parte de la clase antagónica a él, ha decidido dar la lucha por combatir los problemas por ellos generados.

A Nancy le arrebataron la vida, pero no los ideales que ella abrazó, esos ideales siguen firmes y permanece entre sus compañeros de lucha, comprometidos a continuar con la terea que dejó y que de cumplirse, estaremos viviendo una verdadera transformación y, particularmente, será la forma más merecida de honrar su memoria. Y, aunque definitivamente llorar tu muerte es fácil, estamos desterrando la tristeza con nuestros puños alzados.

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