En días recientes los contagios por covid-19 en Nayarit han aumentado considerablemente, la ocupación hospitalaria ha llegado a más del 80% de su capacidad pues los más de 400 casos diarios están colapsando al sistema de salud.
Considero importante no perder de vista la responsabilidad que tiene en la emergencia sanitaria el Gobierno federal y estatal pues ambos se han limitado a hacer llamados de atención a la población, pero no se han esforzado para poner en práctica verdaderas acciones que ayuden a contener el contagio y/o evitar más fallecimientos.
Hemos dicho que el ejemplo educa y eso es verdad. Pese a quienes creen que cada quien debe hacerse responsable de sus actos y de sus cuidados, es la figura principal de nuestro país quien se ha ocupado de poner el mal ejemplo, seguido de eso, el pasado proceso electoral dejó ver claramente cuáles son los principales intereses de la clase política y cómo es que los contagios se “redujeron a cero” pasando a semáforo epidemiológico verde, realizando reuniones multitudinarias, sin el uso correcto de las medidas de prevención y todo eso con el consentimiento de los gobiernos; giras, reuniones, visitas domiciliarias, y ahora están los resultados. ¿Es realmente el pueblo responsable de estas acciones?
Desde inicios de la pandemia el pueblo ha seguido, en la medida de sus posibilidades, las indicaciones que ha dado la OMS, podemos percatarnos que hay quienes a pesar de la pobreza extrema, han ingeniado la forma usar un cubre bocas; el gobernador se ha mostrado molesto ante la “irresponsabilidad de la gente” porque sale a las calles, pero esto sería diferente si el gobierno actuara a favor del pueblo, ayudando a las familias, a la pequeña y mediana empresa; si la gente sale es porque necesita comer, curarse, pagar la renta y los servicios básicos que no esperan. ¿Qué ha hecho al respecto el gobierno? Apuntar con el dedo, culpar, regañar, crear leyes para llevar a la cárcel a quien no use cubre bocas, etc. Pero eso no resuelve el problema.
A los nayaritas no se nos debe olvidar la enorme deuda que dejará con el pueblo el actual gobernador que además de económica es también con los deudos de los fallecidos; en cuatro años de gobierno no se rehabilitaron los hospitales, ahora no solamente hay saturación, sino que no hay condiciones para atender a los enfermos, no hay insumos médicos, faltan camas, ventiladores, los médicos y enfermeras están luchando contra el virus que se fortalece por la insensibilidad del gobierno.
El Gobierno federal ha minimizado a la pandemia y en ese sentido algunos gobernadores han seguido su ejemplo, pero el problema aún es más grave. En la nota titulada “Política mata a ciencia: 201 mil muertos covid-19”, podemos leer lo siguiente: Esta semana el Inegi dio a conocer los siguientes datos: Las cifras preliminares de muertos en México durante 2020, datos que provienen principalmente de los certificados de defunción, actas de defunción y cuadernos estadísticos. Los datos son terribles: por la enfermedad covid-19, fallecieron 201 mil 163 personas.
…Todos esos fallecidos Covid son el equivalente a dos estadios Azteca repletos de muertos, 20 Auditorios Nacionales. (Juan Pablo Becerra – Acosta M. El Universal 31 de julio de 2021)
La cifra es escalofriante, preocupante; para nuestra desgracia, en Nayarit se ha seguido el mal ejemplo del gobierno Federal, minimizando y responsabilizando sólo a la población, por si fuera poco, este primero de agosto tendremos la visita de AMLO y es casi seguro que no hará algún anuncio al respecto, probablemente desde acá manejará el circo de la consulta ciudadana y no estamos en el escenario de salud adecuado para realizarla. Lo dicho anteriormente: circo para el pueblo que sufre.
Los nayaritas tenemos derecho de alzar la voz, ahora es de vida o muerte saber comprender quién es la víctima y quienes los victimarios. Conviene además y con extrema urgencia, prepararnos, organizarnos y dar la lucha para que tengamos mejores hospitales, equipados, modernos, y, sobre todo, priorizar por encima de todo, la salud y la vida de nuestras familias.
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