Julio Huerta Gómez, primo del ex gobernador de Puebla, Miguel Barbosa Huerta, renunció a su cargo como titular de la Secretaría de Gobernación Estatal (SEGOB) tras pocos meses encabezar la dependencia, e inició su campaña rumbo al proceso electoral de 2024, en el que competirá para ganar la candidatura a gobernador de la entidad.
Además, anunció que trabajará de tiempo completo a la coordinación de campaña presidencial de Claudia Sheinbaum Pardo, en Puebla.
El evento anunciado como “Reflexiones sobre el momento político y social que vive Puebla”, se trató de un mitin político en el Centro de Convenciones en el que asistieron 500 personas entre militantes, secretarios estatales, diputados locales y federales, 170 presidentes municipales, la ex esposa del finado gobernador Miguel Barbosa Huerta y la dirigente estatal de Morena, Olga Lucía Romero Garci-Crespo. Desde que entró Huerta Gómez al inmueble, la militancia lo esperaba con pancartas, cantos y hasta se tomaron fotos con él y su botarga que lo promociona.
Entre los invitados también estaban diputados del Partido del Trabajo (PT), exfuncionarios municipales, diputados de la Cuarta Transformación y militantes del vino tinto. En primera fila se encontraba Lucía Gómez, Raúl Morón, el representante de la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México. Además de empresarios de diferentes sectores y dirigencias sindicales. Sergio Ángelo Ávila, presidente de la Cámara Nacional de Gimnasios y Clubes (Canagym) a nivel nacional y el líder de la Confederación de Trabajadores de México (CTM) Leobardo Soto Martínez, también estaban.
Rosario Orozco Caballero, viuda de Barbosa Huerta, reapareció públicamente en el evento de Julio Huerta Gómez y aprovechó cada momento que tuvo para asegurar que el ahora coordinador de la ex jefa de Gobierno de Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Prado, hará un papel espléndido.
Sin embargo, lo que mal empieza, mal termina. El comité y la militancia de Morena violaron —como es costumbre— los acuerdos del Consejo Nacional. Y es que de acuerdo con el documento “Acuerdo del Consejo Nacional de Morena para que de manera imparcial, democrática, unitaria y transparente se logre profundizar y dar continuidad a la Cuarta Transformación de la vida pública de México”, dado a conocer el pasado 11 de junio por el mismo consejo, están prohibidos los recursos públicos, empresariales o de actividades presumiblemente ilícitas.
En teoría, las personas que deberían abstenerse de involucrarse de forma alguna, manifestarse a favor o en contra son: el presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador y los titulares de su gabinete legal y ampliado, gobernadores y sus secretarios de las dependencias, presidentes municipales, coordinadores de las bancadas de Morena en los Congresos Locales y toda persona con un cargo de dirigencia nacional o estatal, así como los integrantes de las comisiones de Elecciones y Encuestas.
Morena, dirigido por Andrés Manuel López Obrador, decidió dar inicio a la selección del candidato presidencial de Morena y aliados a través de un proceso “por invitación”, sin fiscalización del origen y uso de dinero y que viola las leyes electorales con el disimulo de que se trata de la elección del Coordinador de la Defensa de la Transformación. Para nadie es sorpresa ver que el mismo eufemismo sea replicado en los diferentes extractos del vino tinto.
Allí se decidió que Morena definiría la “coordinación en defensa del cambio” en la encuesta, aunque para todos quedó claro que sería el mismo hombre quien sería su candidato presidencial. Los documentos muestran que se invitará hasta a seis personas; determinar tiempos de registro, rutas, investigación de encuestas y distribución de resultados. Cada solicitante nombrará dos encuestadores, con la intención expresa de impedir el debate.
No se notificó al INE, por lo que no se presentó solicitud para su inspección, ni se dieron otras indicaciones. Simplemente establece que "el incumplimiento de las condiciones no solo no beneficiará a los solicitantes sino que también hará perder la confianza del público".
Los movimientos políticos realizados con mucha aterioridad en el marco del proceso electoral que enfrentará el país en el 2024, inundan los medios de comunicación y las múltiples estrategias de difusión emprendidas con toda intención. Este juego y lo que determine el mismo, definirá el futuro del país y del estado.
Los poblanos deberían permitirse analizar el comportamiento de todos y cada uno de los pseudo candidatos a la gobernatura del estado; deben poner inmensa atención a la violación de leyes electorales a plena consciencia, la burla hacia quienes les critican la flagrancia con que lo hacen como si no se dieran cuenta, la soberbia y desvergüenza con que se pasean a lo largo y ancho del estado.
Todas estas son muestras irrefutables sobre los principios y la integridad que conforman a cada uno de los candidatos. Ya ni hablemos del honor, si no son capaces de respetar las leyes establecidas por su propio partido ¿qué nos asegura que respetarán las de la constitución que se suspone, los obliga a trabajar honradamente y proveer a sus gobernados una vida digna? Yo creo que nada.
Tal vez Julio Huerta sea, hasta el momento, uno de los candidatos más fuertes a la gubernatura de Puebla, pero la gente no debe pasar por alto que está violando la ley a su conveniencia política. Si no puede ser leal a los preseptos de su partido, menos lo será con sus gobernados.
No sorprende esta falta de principios en Morena, la vieja clase política fue y ha sido su mayor ejemplo, porque debemos recordar y reconocer que los que ahora están en esta fila política, no son más que la gente más sucia y corrupta recogida de los demás partidos. Los cimientos del partido están podridos, ni perdón ni olvido.
En 2024, una vez más, el pueblo poblano no será parte de las propuestas y menos de las candidaturas. De esto, debe entender por fin que no será sino bajo su propia organización, que tendrá la fuerza política necesaria ya no para elegir entre las opciones implantadas por el poder, sino para dirigir al estado hacia una sociedad más justa.
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