Desde hace algunos días varios personajes de la política nacional y funcionarios de gobierno vienen opinando en foros y debates públicos acerca del concepto de gobernabilidad.Diremos de manera general y un tanto llana, que esa palabra hace referencia a la "capacidad del gobierno", para decidir y determinar en el ámbito administrativo y ejecutivo la resolución de las demandas del pueblo; en palabras generales, sobre lo que la sociedad demanda y lo que el gobierno Resuelve.Entre otras relaciones internas que interactúan.
Pues bien, esta relevancia de la discusión de gobernabilidad en el contexto de la covid-19, surge de la necesidad de replantear la capacidad de solución de los gobiernos ante un fenómeno externo como la contingencia sanitaria, que ha puesto en jaque todos los recursos de que disponía y, en consecuencia, entrando en crisis debido al desbordamiento social que reclama con energía mayor capacidad sanitaria, apoyos sociales y medidas de protección económica.
Es decir, sin afán de ofender, se trata de empezar a teorizar lo que en lo material no se puede solucionar.Se vuelve mucho más fácil y económico organizar foros para replantearse un concepto teórico y olvidarse, por ratos, del desastre sanitario que vino a evidenciar su pésima capacidad para atender contingencias.Y es que corresponde a una lógica estructural inmanente al sistema económico: al capitalismo poco o nada le interesa tener un gobierno con recursos suficientes para atender los problemas de la sociedad, ya sea con contingencia o sin ella.Pero eso sí, el gobierno debe estar siempre dispuesto a legislar para generar condiciones que favorezcan su ganancia.
El estado de Sonora no escapó a este fenómeno.La pandemia cayó como anillo al dedo para demostrar de qué estaba hecho el gobierno priista de Claudia Pavlovich y de qué tanta gobernabilidad han logrado consolidar en varios años de administrarlo.Para ponernos en contexto, debemos hacer claridad de que, para resolver las demandas de la sociedad, el gobierno antes que nada debe tener control de recursos económicos suficientes para poder brindar obras y servicios (salud, seguridad, agua potable, vivienda, etc.,) que requieren los ciudadanos.
¿Estos recursos económicos de dónde salen? Entre el 85 y 90 por ciento provienen de los impuestos que ciudadanos, empresas y agentes económicos pagan al Estado.Sonora debiera ser un estado con solvencia financiera, pues resalta a nivel nacional en varios aspectos; en minería es líder a nivel nacional, produce el 81 por ciento del cobre en México, el 24 por ciento del oro nacional, entre otras aportaciones.¿Qué sucede? Que el sistema económico mexicano impone sus reglas y en consecuencia la recaudación de impuestos es demasiado baja para el total de necesidades de la sociedad.La comparativa es del 14 por ciento respecto del 20 por ciento a nivel Latinoamérica.
Por lo que, a mi juicio, el problema de gobernabilidad no estriba en lo teórico sino en la urgencia de reformar la estructura económica y con ella sus leyes de recaudación de impuestos, de tal manera que le permita respirar a los gobiernos.Esto implica, por supuesto, apretar los intereses de los grandes capitales financieros (como German Larrea, en Sonora), y es aquí donde curiosamente la clase política y funcionarios no quieren entrar en análisis.En realidad, esos capitalistas tendrían menos acechanzas si aumentaran sus pagos de impuestos.
Al no ver el origen del problema sino sólo sus consecuencias, cualquier tipo de medidas restrictivas contra la covid-19 que implementen los gobiernos resultarán superficiales e insuficientes.Vemos así, que el toque de queda de la presidenta municipal de Hermosillo no sólo no ha dado resultados, sino que, en pocos días se agravaron los contagios.Lo mismo sucede con Claudia Pavlovich en el Gobierno del Estado; se han conformado con reiterar al público que no salga de casa y con llevar unas despensas insuficientes.Cuando lo que la sociedad demanda es que, para poder quedarse en casa, es indispensable que el gobierno le asegure un apoyo económico, que le asegure no morir de hambre, además de que se preocupe por asegurarle los servicios básicos y universales para el ser humano (vivienda, salud, agua potable, electrificación).Y eso, precisamente, es lo que exige Antorcha al gobierno.
No se trata de hacer una revisión de la teoría sobre la gobernabilidad, se trata de cambiar la forma de hacer gobierno y de hacer política.Pero eso no se va a lograr hasta que cambie el modelo económico.Y sobre eso hemos venido insistiendo en Antorcha: en que, mientras no llegue al gobierno una clase política comprometida realmente con el pueblo, se seguirá arañando la realidad, pero no se transformará.Se trata de cambiar la explicación y, por consiguiente, la solución a la causa del problema, para, como resultado, cambiar sus consecuencias.Esto no quiere decir que la lucha social sea insignificante para la transformación del modelo económico, al contrario, asume el papel de catalizador para el cambio.
La concientización del pueblo y su lucha constante para cambiar sus condiciones de vida, se vuelven la plataforma para el cambio social que tanta falta nos hace, de la mano de Antorcha lo conseguiremos.El Movimiento Antorchista de Sonora reactivó con energía su exigencia al Gobierno estatal el pasado miércoles 8 de julio, con un mitin representativo de ciudadanos debidamente protegidos y le recuerda que su falta de planeación y acción eficaz sobre la pandemia no pasará desapercibida, pues el pueblo tiene hambre y se encuentra sin empleo y sin servicios.Este capítulo de la lucha antorchista sonorense apenas comienza.
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